▲1.1 JACOBO, siervo de Dios y
del Señor Jesucristo, á las doce tribus que están esparcidas, salud. 1.2
Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando cayereis en diversas
tentaciones; 1.3
Sabiendo que la prueba de vuestra fe obra paciencia. 1.4 Mas
tenga la paciencia perfecta su obra, para que seáis perfectos y
cabales, sin faltar en alguna cosa. 1.5
Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, demándela á Dios, el
cual da á todos abundantemente, y no zahiere; y le será dada. 1.6
Pero pida en fe, no dudando nada: porque el que duda es semejante á la
onda de la mar, que es movida del viento, y echada de una parte á otra. 1.7 No
piense pues el tal hombre que recibirá ninguna cosa del Señor. 1.8 El
hombre de doblado ánimo es inconstante en todos sus caminos. 1.9 El
hermano que es de baja suerte, gloríese en su alteza: 1.10 Mas el
que es rico, en su bajeza; porque él se pasará como la flor de la
hierba. 1.11
Porque salido el sol con ardor, la hierba se secó, y su flor se cayó, y
pereció su hermosa apariencia: así también se marchitará el rico en
todos sus caminos. 1.12
Bienaventurado el varón que sufre la tentación; porque cuando fuere
probado, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido á los que le
aman. 1.13 Cuando
alguno es tentado, no diga que es tentado de Dios: porque Dios no puede
ser tentado de los malos, ni él tienta á alguno: 1.14 Sino
que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído,
y cebado. 1.15 Y la
concupiscencia, después que ha concebido, pare el pecado: y el pecado,
siendo cumplido, engendra muerte. 1.16 Amados
hermanos míos, no erréis. 1.17
Toda buena dádiva y todo don perfecto es de lo alto, que desciende del
Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación. 1.18 El, de
su voluntad nos ha engendrado por la palabra de verdad, para que seamos
primicias de sus criaturas. 1.19 Por
esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oir, tardío para
hablar, tardío para airarse: 1.20 Porque
la ira del hombre no obra la justicia de Dios. 1.21
Por lo cual, dejando toda inmundicia y superfluidad de malicia, recibid
con mansedumbre la palabra ingerida, la cual puede hacer salvas
vuestras almas. 1.22 Mas
sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos á
vosotros mismos. 1.23
Porque si alguno oye la palabra, y no la pone por obra, este tal es
semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. 1.24 Porque
él se consideró á sí mismo, y se fué, y luego se olvidó qué tal era. 1.25
Mas el que hubiere mirado atentamente en la perfecta ley, que es la de
la libertad, y perseverado en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino
hacedor de la obra, este tal será bienaventurado en su hecho. 1.26
Si alguno piensa ser religioso entre vosotros, y no refrena su lengua,
sino engañando su corazón, la religión del tal es vana. 1.27
La religión pura y sin mácula delante de Dios y Padre es esta: Visitar
los huérfanos y las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha
de este mundo. ▲2.1 HERMANOS míos, no tengáis
la fe de nuestro Señor Jesucristo glorioso en acepción de personas. 2.2
Porque si en vuestra congregación entra un hombre con anillo de oro, y
de preciosa ropa, y también entra un pobre con vestidura vil, 2.3
Y tuviereis respeto al que trae la vestidura preciosa, y le dijereis:
Siéntate tú aquí en buen lugar: y dijereis al pobre: Estáte tú allí en
pie; ó siéntate aquí debajo de mi estrado: 2.4 ¿No
juzguáis en vosotros mismos, y venís á ser jueces de pensamientos malos? 2.5
Hermanos míos amados, oid: ¿No ha elegido Dios los pobres de este
mundo, ricos en fe, y herederos del reino que ha prometido á los que le
aman? 2.6 Mas
vosotros habéis afrentado al pobre. ¿No os oprimen los ricos, y no son
ellos los mismos que os arrastran á los juzgados? 2.7 ¿No
blasfeman ellos el buen nombre que fué invocado sobre vosotros? 2.8 Si en
verdad cumplís vosotros la ley real, conforme á la Escritura: Amarás á
tu prójimo como á ti mismo, bien hacéis: 2.9 Mas si
hacéis acepción de personas, cometéis pecado, y sois reconvenidos de la
ley como transgresores. 2.10 Porque
cualquiera que hubiere guardado toda la ley, y ofendiere en un punto,
es hecho culpado de todos. 2.11
Porque el que dijo: No cometerás adulterio, también ha dicho: No
matarás. Ahora bien, si no hubieres matado, ya eres hecho transgresor
de la ley. 2.12 Así
hablad, y así obrad, como los que habéis de ser juzgados por la ley de
libertad. 2.13
Porque juicio sin misericordia será hecho con aquel que no hiciere
misericordia: y la misericordia se gloría contra el juicio. 2.14
Hermanos míos, ¿qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene
obras? ¿Podrá la fe salvarle? 2.15 Y si
el hermano ó la hermana están desnudos, y tienen necesidad del
mantenimiento de cada día, 2.16
Y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y hartaos; pero no
les diereis las cosas que son necesarias para el cuerpo: ¿qué
aprovechará? 2.17 Así
también la fe, si no tuviere obras, es muerta en sí misma. 2.18 Pero
alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras: muéstrame tu fe sin tus
obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras. 2.19 Tú
crees que Dios es uno; bien haces: también los demonios creen, y
tiemblan. 2.20 ¿Mas
quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta? 2.21 ¿No
fué justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció á
su hijo Isaac sobre el altar? 2.22 ¿No
ves que la fe obró con sus obras, y que la fe fué perfecta por las
obras? 2.23 Y fué
cumplida la Escritura que dice: Abraham creyó á Dios, y le fué imputado
á justicia, y fué llamado amigo de Dios. 2.24
Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no
solamente por la fe. 2.25
Asimismo también Rahab la ramera, ¿no fué justificada por obras, cuando
recibió los mensajeros, y los echó fuera por otro camino? 2.26 Porque
como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras es
muerta. ▲3.1 HERMANOS míos, no os hagáis
muchos maestros, sabiendo que recibiremos mayor condenación. 3.2
Porque todos ofendemos en muchas cosas. Si alguno no ofende en palabra,
éste es varón perfecto, que también puede con freno gobernar todo el
cuerpo. 3.3 He aquí
nosotros ponemos frenos en las bocas de los caballos para que nos
obedezcan, y gobernamos todo su cuerpo. 3.4
Mirad también las naves: aunque tan grandes, y llevadas de impetuosos
vientos, son gobernadas con un muy pequeño timón por donde quisiere el
que las gobierna. 3.5
Así también, la lengua es un miembro pequeño, y se gloría de grandes
cosas. He aquí, un pequeño fuego ¡cuán grande bosque enciende! 3.6
Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. Así la lengua está puesta
entre nuestros miembros, la cual contamina todo el cuerpo, é inflama la
rueda de la creación, y es inflamada del infierno. 3.7
Porque toda naturaleza de bestias, y de aves, y de serpientes, y de
seres de la mar, se doma y es domada de la naturaleza humana: 3.8 Pero
ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser
refrenado; llena de veneno mortal. 3.9 Con
ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos á los hombres,
los cuales son hechos á la semejanza de Dios. 3.10 De una
misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, no conviene
que estas cosas sean así hechas. 3.11 ¿Echa
alguna fuente por una misma abertura agua dulce y amarga? 3.12
Hermanos míos, ¿puede la higuera producir aceitunas, ó la vid higos?
Así ninguna fuente puede hacer agua salada y dulce. 3.13 ¿Quién
es sabio y avisado entre vosotros? muestre por buena conversación sus
obras en mansedumbre de sabiduría. 3.14 Pero
si tenéis envidia amarga y contención en vuestros corazones, no os
gloriés, ni seáis mentirosos contra la verdad: 3.15 Que
esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrena, animal,
diabólica. 3.16 Porque
donde hay envidia y contención, allí hay perturbación y toda obra
perversa. 3.17
Mas la sabiduría que es de lo alto, primeramente es pura, después
pacífica, modesta, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos,
no juzgadora, no fingida. 3.18 Y el
fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen paz. ▲4.1
¿DE dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No son de
vuestras concupiscencias, las cuales combaten en vuestros miembros? 4.2
Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis
alcanzar; combatís y gerreáis, y no tenéis lo que deseáis, porque no
pedís. 4.3 Pedís,
y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites. 4.4
Adúlteros y adúlteras, ¿no sabéis que la amistad del mundo es enemistad
con Dios? Cualquiera pues que quisiere ser amigo del mundo, se
constituye enemigo de Dios. 4.5
¿Pensáis que la Escritura dice sin causa: Es espíritu que mora en
nosotros codicia para envidia? 4.6 Mas él
da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste á los soberbios, y da
gracia á los humildes. 4.7
Someteos pues á Dios; resistid al diablo, y de vosotros huirá. 4.8
Allegaos á Dios, y él se allegará á vosotros. Pecadores, limpiad las
manos; y vosotros de doblado ánimo, purificad los corazones. 4.9
Afligíos, y lamentad, y llorad. Vuestra risa se convierta en lloro, y
vuestro gozo en tristeza. 4.10
Humillaos delante del Señor, y él os ensalzará. 4.11
Hermanos, no murmuréis los unos de los otros. El que murmura del
hermano, y juzga á su hermano, este tal murmura de la ley, y juzga á la
ley; pero si tú juzgas á la ley, no eres guardador de la ley, sino juez. 4.12 Uno es
el dador de la ley, que puede salvar y perder: ¿quién eres tú que
juzgas á otro? 4.13 Ea
ahora, los que decís: Hoy y mañana iremos á tal ciudad, y estaremos
allá un año, y compraremos mercadería, y ganaremos: 4.14
Y no sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida?
Ciertamente es un vapor que se aparece por un poco de tiempo, y luego
se desvanece. 4.15 En
lugar de lo cual deberíais decir: Si el Señor quisiere, y si
viviéremos, haremos esto ó aquello. 4.16 Mas
ahora os jactáis en vuestras soberbias. Toda jactancia semejante es
mala. 4.17 El
pecado, pues, está en aquel que sabe hacer lo bueno, y no lo hace. ▲5.1 EA ya ahora, oh ricos,
llorad aullando por vuestras miserias que os vendrán. 5.2
Vuestras riquezas están podridas: vuestras ropas están comidas de
polilla. 5.3
Vuestro oro y plata están corrompidos de orín; y su orín os será
testimonio, y comerá del todo vuestras carnes como fuego. Os habéis
allegado tesoro para en los postreros días. 5.4
He aquí, el jornal de los obreros que han segado vuestras tierras, el
cual por engaño no les ha sido pagado de vosotros, clama; y los
clamores de los que habían segado, han entrado en los oídos del Señor
de los ejércitos. 5.5 Habéis
vivido en deleites sobre la tierra, y sido disolutos; habéis cebado
vuestros corazones como en el día de sacrificios. 5.6 Habéis
condenado y muerto al justo; y él no os resiste. 5.7
Pues, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor. Mirad cómo
el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando con
paciencia, hasta que reciba la lluvia temprana y tardía. 5.8 Tened
también vosotros paciencia; confirmad vuestros corazones: porque la
venida del Señor se acerca. 5.9
Hermanos, no os quejéis unos contra otros, porque no seáis condenados;
he aquí, el juez está delante de la puerta. 5.10
Hermanos míos, tomad por ejemplo de aflicción y de paciencia, á los
profetas que hablaron en nombre del Señor. 5.11
He aquí, tenemos por bienaventurados á los que sufren. Habéis oído la
paciencia de Job, y habéis visto el fin del Señor, que el Señor es muy
misericordioso y piadoso. 5.12
Mas sobre todo, hermanos míos, no juréis, ni por el cielo, ni por la
tierra, ni por otro cualquier juramento; sino vuestro sí sea sí, y
vuestro no sea no; porque no caigáis en condenación. 5.13 ¿Está
alguno entre vosotros afligido? haga oración. ¿Está alguno alegre?
cante salmos. 5.14
¿Está alguno enfermo entre vosotros? llame á los ancianos de la
iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. 5.15 Y la
oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si
estuviere en pecados, le serán perdonados. 5.16
Confesaos vuestras faltas unos á otros, y rogad los unos por los otros,
para que seáis sanos; la oración del justo, obrando eficazmente, puede
mucho. 5.17 Elías
era
hombre sujeto á semejantes pasiones que nosotros, y rogó con oración
que no lloviese, y no llovió sobre la tierra en tres años y seis meses. 5.18 Y otra
vez oró, y el cielo dió lluvia, y la tierra produjo su fruto. 5.19
Hermanos, si alguno de entre vosotros ha errado de la verdad, y alguno
le convirtiere, 5.20
Sepa que el que hubiere hecho convertir al pecador del error de su
camino, salvará un alma de muerte, y cubrirá multitud de pecados.