▲1.1 PABLO, siervo de
Jesucristo, llamado á ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios, 1.2 Que él
había antes prometido por sus profetas en las santas Escrituras, 1.3 Acerca
de su Hijo, (que fué hecho de la simiente de David según la carne; 1.4
El cual fué declarado Hijo de Dios con potencia, según el espíritu de
santidad, por la resurrección de los muertos), de Jesucristo Señor
nuestro, 1.5 Por el
cual recibimos la gracia y el apostolado, para la obediencia de la fe
en todas las naciones en su nombre, 1.6 Entre
las cuales sois también vosotros, llamados de Jesucristo: 1.7
A todos los que estáis en Roma, amados de Dios, llamados santos: Gracia
y paz tengáis de Dios nuestro Padre, y del Señor Jesucristo. 1.8
Primeramente, doy gracias á mi Dios por Jesucristo acerca de todos
vosotros, de que vuestra fe es predicada en todo el mundo. 1.9
Porque testigo me es Dios, al cual sirvo en mi espíritu en el evangelio
de su Hijo, que sin cesar me acuerdo de vosotros siempre en mis
oraciones, 1.10
Rogando, si al fin algún tiempo haya de tener, por la voluntad de Dios,
próspero viaje para ir á vosotros. 1.11 Porque
os deseo ver, para repartir con vosotros algún don espiritual, para
confirmaros; 1.12 Es á
saber, para ser juntamente consolado con vosotros por la común fe
vuestra y juntamente mía. 1.13
Mas no quiero, hermanos, que ingnoréis que muchas veces me he propuesto
ir á vosotros (empero hasta ahora he sido estorbado), para tener
también entre vosotros algún fruto, como entre los demás Gentiles. 1.14 A
Griegos y á bárbaros, á sabios y á no sabios soy deudor. 1.15 Así
que, cuanto á mí, presto estoy á anunciar el evangelio también á
vosotros que estáis en Roma. 1.16
Porque no me avergüenzo del evangelio: porque es potencia de Dios para
salud á todo aquel que cree; al Judío primeramente y también al Griego. 1.17 Porque
en él la justicia de Dios se descubre de fe en fe; como está escrito:
Mas el justo vivirá por la fe. 1.18
Porque manifiesta es la ira de Dios del cielo contra toda impiedad é
injusticia de los hombres, que detienen la verdad con injusticia: 1.19 Porque
lo que de Dios se conoce, á ellos es manifiesto; porque Dios se lo
manifestó. 1.20
Porque las cosas invisibles de él, su eterna potencia y divinidad, se
echan de ver desde la creación del mundo, siendo entendidas por las
cosas que son hechas; de modo que son inexcusables: 1.21
Porque habiendo conocido á Dios, no le glorificaron como á Dios, ni
dieron gracias; antes se desvanecieron en sus discursos, y el necio
corazón de ellos fué entenebrecido. 1.22
Diciéndose ser sabios, se hicieron fatuos, 1.23
Y trocaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de
hombre corruptible, y de aves, y de animales de cuatro pies, y de
serpientes. 1.24 Por
lo cual también Dios los entregó á inmundicia, en las concupiscencias
de sus corazones, de suerte que contaminaron sus cuerpos entre sí
mismos: 1.25 Los
cuales mudaron la verdad de Dios en mentira, honrando y sirviendo á las
criaturas antes que al Criador, el cual es bendito por los siglos. Amén. 1.26
Por esto Dios los entregó á afectos vergonzosos; pues aun sus mujeres
mudaron el natural uso en el uso que es contra naturaleza: 1.27
Y del mismo modo también los hombres, dejando el uso natural de las
mujeres, se encendieron en sus concupiscencias los unos con los otros,
cometiendo cosas nefandas hombres con hombres, y recibiendo en sí
mismos la recompensa que convino á su extravío. 1.28
Y como á ellos no les pareció tener á Dios en su noticia, Dios los
entregó á una mente depravada, para hacer lo que no conviene, 1.29
Estando atestados de toda iniquidad, de fornicación, de malicia, de
avaricia, de maldad; llenos de envidia, de homicidios, de contiendas,
de engaños, de malignidades; 1.30
Murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos,
soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes á los padres, 1.31
Necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia: 1.32
Que habiendo entendido el juicio de Dios que los que hacen tales cosas
son dignos de muerte, no sólo las hacen, más aún consienten á los que
las hacen. ▲2.1
POR lo cual eres inexcusable, oh hombre, cuaquiera que juzgas: porque
en lo que juzgas á otro, te condenas á ti mismo; porque lo mismo haces,
tú que juzgas. 2.2 Mas
sabemos que el juicio de Dios es según verdad contra los que hacen
tales cosas. 2.3
¿Y piensas esto, oh hombre, que juzgas á los que hacen tales cosas, y
haces las mismas, que tú escaparás del juicio de Dios.? 2.4 ¿O
menosprecias las riquezas de su benignidad, y fhfifhfi ignorando que su
benignidad te guía á arrepentimiento? 2.5
Mas por tu dureza, y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti
mismo ira para el día de la ira y de la manifestación del justo juicio
de Dios; 2.6 El cual
pagará á cada uno conforme á sus obras: 2.7 A los
que perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad,
la vida eterna. 2.8 Mas á
los que son contenciosos, y no obedecen á la verdad, antes obedecen á
la injusticia, enojo é ira; 2.9
Tribulación y angustia sobre toda persona humana que obra lo malo, el
Judío primeramente, y también el Griego. 2.10 Mas
gloria y honra y paz á cualquiera que obra el bien, al Judío
primeramente, y también al Griego. 2.11 Porque
no hay acepción de personas para con Dios. 2.12 Porque
todos lo que sin ley pecaron, sin ley también perecerán; y todos los
que en la ley pecaron, por la ley serán juzgados: 2.13 Porque
no los oidores de la ley son justos para con Dios, mas los hacedores de
la ley serán justificados. 2.14
Porque los Gentiles que no tienen ley, naturalmente haciendo lo que es
de la ley, los tales, aunque no tengan ley, ellos son ley á sí mismos: 2.15
Mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio
juntamente sus conciencias, y acusándose y también excusándose sus
pensamientos unos con otros; 2.16 En el
día que juzgará el Señor lo encubierto de los hombres, conforme á mi
evangelio, por Jesucristo. 2.17 He
aquí, tú tienes el sobrenombre de Judío, y estás reposado en la ley, y
te glorías en Dios, 2.18 Y
sabes su voluntad, y apruebas lo mejor, instruído por la ley; 2.19 Y
confías que eres guía de los ciegos, luz de los que están en tinieblas, 2.20
Enseñador de los que no saben, maestro de niños, que tienes la forma de
la ciencia y de la verdad en la ley: 2.21 Tú
pues, que enseñas á otro, ¿no te enseñas á ti mismo? ¿Tú, que predicas
que no se ha de hurtar, hurtas? 2.22 ¿Tú,
que dices que no se ha de adulterar, adulteras? ¿Tú, que abominas los
ídolos, cometes sacrilegio? 2.23 ¿Tú,
que te jactas de la ley, con infracción de la ley deshonras á Dios? 2.24 Porque
el nombre de Dios es blasfemado por causa de vosotros entre los
Gentiles, como está esctrito. 2.25
Porque la circuncisión en verdad aprovecha, si guardares la ley; mas si
eres rebelde á la ley, tu circuncisión es hecha incircuncisión. 2.26 De
manera que, si el incircunciso guardare las justicias de la ley, ¿no
será tenida su incircuncisión por circuncisión? 2.27
Y lo que de su natural es incircunciso, guardando perfectamente la ley,
te juzgará á ti, que con la letra y con la circuncisión eres rebelde á
la ley. 2.28 Porque
no es Judío el que lo es en manifiesto; ni la circuncisión es la que es
en manifiesto en la carne: 2.29
Mas es Judío el que lo es en lo interior; y la circuncisión es la del
corazón, en espíritu, no en letra; la alabanza del cual no es de los
hombres, sino de Dios. ▲3.1 ¿QUÉ, pues, tiene más el
Judío? ¿ó qué aprovecha la circuncisión?, 3.2 Mucho
en todas maneras. Lo primero ciertamente, que la palabra de Dios les ha
sido confiada. 3.3 ¿Pues
qué si algunos de ellos han sido incrédulos? ¿la incredulidad de ellos
habrá hecho vana la verdad de Dios? 3.4
En ninguna manera; antes bien sea Dios verdadero, mas todo hombre
mentiroso; como está escrito: Para que seas justificado en tus dichos,
Y venzas cuando de ti se juzgare. 3.5 Y si
nuestra iniquidad encarece la justicia de Dios, ¿qué diremos? ¿Será
injusto Dios que da castigo? (hablo como hombre.) 3.6 En
ninguna manera: de otra suerte ¿cómo juzgaría Dios el mundo? 3.7 Empero
si la verdad de Dios por mi mentira creció á gloria suya, ¿por qué aun
así yo soy juzgado como pecador? 3.8
¿Y por qué no decir (como somos blasfemados, y como algunos dicen que
nosotros decimos): Hagamos males para que vengan bienes? la condenación
de los cuales es justa. 3.9
¿Qué pues? ¿Somos mejores que ellos? En ninguna manera: porque ya hemos
acusado á Judíos y á Gentiles, que todos están debajo de pecado. 3.10 Como
está escrito: No hay justo, ni aun uno; 3.11 No hay
quien entienda, No hay quien busque á Dios; 3.12 Todos
se apartaron, á una fueron hechos inútiles; No hay quien haga lo bueno,
no hay ni aun uno: 3.13
Sepulcro abierto es su garganta; Con sus lenguas tratan engañosamente;
Veneno de áspides está debajo de sus labios; 3.14 Cuya
boca está llena de maledicencia y de amargura; 3.15 Sus
pies son ligeros á derramar sangre; 3.16
Quebrantamiento y desventura hay en sus caminos; 3.17 Y
camino de paz no conocieron: 3.18 No hay
temor de Dios delante de sus ojos. 3.19
Empero sabemos que todo lo que la ley dice, á los que están en la ley
lo dice, para que toda boca se tape, y que todo el mundo se sujete á
Dios: 3.20 Porque
por las obras de la ley ninguna carne se justificará delante de él;
porque por la ley es el conocimiento del pecado. 3.21 Mas
ahora, sin la ley, la justicia de Dios se ha manifestado, testificada
por la ley y por los profetas: 3.22 La
justicia de Dios por la fe de Jesucristo, para todos los que creen en
él: porque no hay diferencia; 3.23 Por
cuanto todos pecaron, y están distituídos de la gloria de Dios; 3.24 Siendo
justificados gratuitamente por su gracia por la redención que es en
Cristo Jesús; 3.25
Al cual Dios ha propuesto en propiciación por la fe en su sangre, para
manifestación de su justicia, atento á haber pasado por alto, en su
paciencia, los pecados pasados, 3.26
Con la mira de manifestar su justicia en este tiempo: para que él sea
el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús. 3.27 ¿Dondé
pues está la jactancia? Es excluída. ¿Por cuál ley? ¿de las obras? No;
mas por la ley de la fe. 3.28 Así
que, concluímos ser el hombre justificado por fe sin las obras de la
ley. 3.29 ¿Es
Dios solamente Dios de los Judíos? ¿No es también Dios de los Gentiles?
Cierto, también de los Gentiles. 3.30 Porque
uno es Dios, el cual justificará por la fe la circuncisión, y por medio
de la fe la incircuncisión. 3.31 ¿Luego
deshacemos la ley por la fe? En ninguna manera; antes establecemos la
ley. ▲4.1 ¿QUÉ, pues, diremos que
halló Abraham nuestro padre según la carne? 4.2 Que si
Abraham fué justificado por la obras, tiene de qué gloriarse; mas no
para con Dios. 4.3 Porque
¿qué dice la Escritura? Y creyó Abraham á Dios, y le fué atribuído á
justicia. 4.4 Empero
al que obra, no se le cuenta el salario por merced, sino por deuda. 4.5 Mas al
que no obra, pero cree en aquél que justifica al impío, la fe le es
contada por justicia. 4.6 Como
también David dice ser bienaventurado el hombre al cual Dios atribuye
justicia sin obras, 4.7
Diciendo: Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas, Y
cuyos pecados son cubiertos. 4.8
Bienaventurado el varón al cual el Señor no imputó pecado. 4.9
¿Es pues esta bienaventuranza solamente en la circuncisión ó también en
la incircuncisión? porque decimos que á Abraham fué contada la fe por
justicia. 4.10 ¿Cómo
pues le fué contada? ¿en la circuncisión, ó en la incircuncisión? No en
la circuncisión, sino en la incircuncisión. 4.11
Y recibió la circuncisión por señal, por sello de la justicia de la fe
que tuvo en la incircuncisión: para que fuese padre de todos los
creyentes no circuncidados, para que también á ellos les sea contado
por justicia; 4.12 Y
padre de la circuncisión, no solamente á los que son de la
circuncisión, más también á los que siguen las pisadas de la fe que fué
en nuestro padre Abraham antes de ser circuncidado. 4.13
Porque no por la ley fué dada la promesa á Abraham ó á su simiente, que
sería heredero del mundo, sino por la justicia de la fe. 4.14 Porque
si los que son de la ley son los herederos, vana es la fe, y anulada es
la promesa. 4.15 Porque
la ley obra ira; porque donde no hay ley, tampoco hay transgresión. 4.16
Por tanto es por la fe, para que sea por gracia; para que la promesa
sea firme á toda simiente, no solamente al que es de la ley, mas
también al que es de la fe de Abraham, el cual es padre de todos
nosotros. 4.17 (Como
está escrito: Que por padre de muchas gentes te he puesto) delante de
Dios, al cual creyó; el cual da vida á los muertos, y llama las cosas
que no son, como las que son. 4.18
El creyó en esperanza contra esperanza, para venir á ser padre de
muchas gentes, conforme á lo que le había sido dicho: Así será tu
simiente. 4.19 Y no
se enflaqueció en la fe, ni consideró su cuerpo ya muerto (siendo ya de
casi cien años,) ni la matriz muerta de Sara; 4.20
Tampoco en la promesa de Dios dudó con desconfianza: antes fué
esforzado en fe, dando gloria á Dios, 4.21
Plenamente convencido de que todo lo que había prometido, era también
poderoso para hacerlo. 4.22 Por lo
cual también le fué atribuído á justicia. 4.23 Y no
solamente por él fué escrito que le haya sido imputado; 4.24
Sino también por nosotros, á quienes será imputado, esto es, á los que
creemos en el que levantó de los muertos á Jesús Señor nuestro, 4.25 El
cual fué entregado por nuestros delitos, y resucitado para nuestra
justificación ▲5.1 JUSTIFICADOS pues por la
fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo: 5.2
Por el cual también tenemos entrada por la fe á esta gracia en la cual
estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. 5.3 Y no
sólo esto, mas aun nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la
tribulación produce paciencia; 5.4 Y la
paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; 5.5
Y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios está derramado en
nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos es dado. 5.6 Porque
Cristo, cuando aún éramos flacos, á su tiempo murió por los impíos. 5.7
Ciertamente apenas muere algun por un justo: con todo podrá ser que
alguno osara morir por el bueno. 5.8 Mas
Dios encarece su caridad para con nosotros, porque siendo aún
pecadores, Cristo murió por nosotros. 5.9 Luego
mucho más ahora, justificados en su sangre, por él seremos salvos de la
ira. 5.10
Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliado con Dios por la muerte
de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su
vida. 5.11 Y no
sólo
esto, mas aun nos gloriamos en Dios por el Señor nuestro Jesucristo,
por el cual hemos ahora recibido la reconciliación. 5.12
De consiguiente, vino la reconciliación por uno, así como el pecado
entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, y la muerte
así pasó á todos los hombres, pues que todos pecaron. 5.13 Porque
hasta la ley, el pecado estaba en el mundo; pero no se imputa pecado no
habiendo ley. 5.14
No obstante, reinó la muerte desde Adam hasta Moisés, aun en los que no
pecaron á la manera de la rebelión de Adam; el cual es figura del que
había de venir. 5.15
Mas no como el delito, tal fué el don: porque si por el delito de aquel
uno murieron los muchos, mucho más abundó la gracia de Dios á los
muchos, y el don por la gracia de un hombre, Jesucristo. 5.16
Ni tampoco de la manera que por un pecado, así también el don: porque
el juicio á la verdad vino de un pecado para condenación, mas la gracia
vino de muchos delitos para justificación. 5.17
Porque, si por un delito reinó la muerte por uno, mucho más reinarán en
vida por un Jesucristo los que reciben la abundancia de gracia, y del
don de la justicia. 5.18
Así que, de la manera que por un delito vino la culpa á todos los
hombres para condenación, así por una justicia vino la gracia á todos
los hombres para justificación de vida. 5.19
Porque como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron
constituídos pecadores, así por la obediencia de uno los muchos serán
constituídos justos. 5.20 La ley
empero entró para que el pecado creciese; mas cuando el pecado creció,
sobrepujó la gracia; 5.21
Para que, de la manera que el pecado reinó para muerte, así también la
gracia reine por la justicia para vida eterna por Jesucristo Señor
nuestro. ▲6.1 ¿PUES qué diremos?
Perseveraremos en pecado para que la gracia crezca? 6.2 En
ninguna manera. Porque los que somos muertos al pecado, ¿cómo viviremos
aún en él? 6.3 ¿O no
sabéis que todos los que somos bautizados en Cristo Jesús, somos
bautizados en su muerte? 6.4
Porque somos sepultados juntamente con él á muerte por el bautismo;
para que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre,
así también nosotros andemos en novedad de vida. 6.5 Porque
si fuimos plantados juntamente en él á la semejanza de su muerte, así
también lo seremos á la de su resurrección: 6.6
Sabiendo esto, que nuestro viejo hombre juntamente fué crucificado con
él, para que el cuerpo del pecado sea deshecho, á fin de que no
sirvamos más al pecado. 6.7 Porque
el que es muerto, justificado es del pecado. 6.8 Y si
morimos con Cristo, creemos que también viviremos con él; 6.9
Sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de entre los muertos, ya no
muere: la muerte no se enseñoreará más de él. 6.10 Porque
el haber muerto, al pecado murió una vez; mas el vivir, á Dios vive. 6.11 Así
también vosotros, pensad que de cierto estáis muertos al pecado, mas
vivos á Dios en Cristo Jesús Señor nuestro. 6.12 No
reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, para que le obedezcáis
en sus concupiscencias; 6.13
Ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado por instrumento de
iniquidad; antes presentaos á Dios como vivos de los muertos, y
vuestros miembros á Dios por instrumentos de justicia. 6.14 Porque
el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley,
sino bajo la gracia. 6.15 ¿Pues
qué? ¿Pecaremos, porque no estamos bajo de la ley, sino bajo de la
gracia? En ninguna manera. 6.16
¿No sabéis que á quien os prestáis vosotros mismos por siervos para
obedecer le, sois siervos de aquel á quien obedecéis, ó del pecado para
muerte, ó de la obediencia para justicia? 6.17
Empero gracias á Dios, que aunque fuistes siervos del pecado, habéis
obedecido de corazón á aquella forma de doctrina á la cual sois
entregados; 6.18 Y
libertados del pecado, sois hechos siervos de la justicia. 6.19
Humana cosa digo, por la flaqueza de vuestra carne: que como para
iniquidad presentasteis vuestros miembros á servir á la inmundicia y á
la iniquidad, así ahora para santidad presentéis vuestros miembros á
servir á la justicia. 6.20 Porque
cuando fuisteis siervos del pecado, erais libres acerca de la justicia. 6.21 ¿Qué
fruto, pues, teníais de aquellas cosas de las cuales ahora os
avergonzáis? porque el fin de ellas es muerte. 6.22 Mas
ahora, librados del pecado, y hechos siervos á Dios, tenéis por vuestro
fruto la santificación, y por fin la vida eterna. 6.23 Porque
la paga del pecado es muerte: mas la dádiva de Dios es vida eterna en
Cristo Jesús Señor nuestro. ▲7.1 ¿IGNORAIS, hermanos,
(porque hablo con los que saben la ley) que la ley se enseñorea del
hombre entre tanto que vive? 7.2
Porque la mujer que está sujeta á marido, mientras el marido vive está
obligada á la ley; mas muerto el marido, libre es de la ley del marido. 7.3
Así que, viviendo el marido, se llamará adúltera si fuere de otro
varón; mas si su marido muriere, es libre de la ley; de tal manera que
no será adúltera si fuere de otro marido. 7.4
Así también vosotros, hermanos míos, estáis muertos á la ley por el
cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, á saber, del que resucitó de
los muertos, á fin de que fructifiquemos á Dios. 7.5
Porque mientras estábamos en la carne, los afectos de los pecados que
eran por la ley, obraban en nuestros miembros fructificando para muerte. 7.6
Mas ahora estamos libres de la ley, habiendo muerto á aquella en la
cual estábamos detenidos, para que sirvamos en novedad de espíritu, y
no en vejez de letra. 7.7
¿Qué pues diremos? ¿La ley es pecado? En ninguna manera. Empero yo no
conocí el pecado sino por la ley: porque tampoco conociera la
concupiscencia, si la ley no dijera: No codiciarás. 7.8 Mas el
pecado, tomando ocasión, obró en mí por el mandamiento toda
concupiscencia: porque sin la ley el pecado está muerto. 7.9 Así
que, yo sin la ley vivía por algún tiempo: mas venido el mandamiento,
el pecado revivió, y yo morí. 7.10 Y
hallé que el mandamiento, á intimado para vida, para mí era mortal: 7.11 Porque
el pecado, tomando ocasión, me engañó por el mandamiento, y por él me
mató. 7.12 De
manera que la ley á la verdad es santa, y el mandamiento santo, y
justo, y bueno. 7.13
¿Luego lo que es bueno, á mí me es hecho muerte? No; sino que el
pecado, para mostrarse pecado, por lo bueno me obró la muerte,
haciéndose pecado sobremanera pecante por el mandamiento. 7.14 Porque
sabemos que la ley es espiritual; mas yo soy carnal, vendido á sujeción
del pecado. 7.15 Porque
lo que hago, no lo entiendo; ni lo que quiero, hago; antes lo que
aborrezco, aquello hago. 7.16 Y si
lo que no quiero, esto hago, apruebo que la ley es buena. 7.17 De
manera que ya no obro aquello, sino el pecado que mora en mí. 7.18 Y yo
sé que en mí (es á saber, en mi carne) no mora el bien: porque tengo el
querer, mas efectuar el bien no lo alcanzo. 7.19 Porque
no hago el bien que quiero; mas el mal que no quiero, éste hago. 7.20 Y si
hago lo que no quiero, ya no obro yo, sino el mal que mora en mí. 7.21 Así
que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: Que el mal está en mí. 7.22 Porque
según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios: 7.23
Mas veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi
espíritu, y que me lleva cautivo á la ley del pecado que está en mis
miembros. 7.24
¡Miserable hombre de mí! ¿quién me librará del cuerpo de esta muerte? 7.25
Gracias doy á Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con
la mente sirvo á la ley de Dios, mas con la carne á la ley del pecado. ▲8.1
AHORA pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús,
los que no andan conforme á la carne, mas conforme al espíritu. 8.2 Porque
la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del
pecado y de la muerte. 8.3
Porque lo que era imposible á la ley, por cuanto era débil por la
carne, Dios enviando á su Hijo en semejanza de carne de pecado, y á
causa del pecado, condenó al pecado en la carne; 8.4 Para
que la justicia de la ley fuese cumplida en nosotros, que no andamos
conforme á la carne, mas conforme al espíritu. 8.5
Porque los que viven conforme á la carne, de las cosas que son de la
carne se ocupan; mas los que conforme al espíritu, de las cosas del
espíritu. 8.6 Porque
la intención de la carne es muerte; mas la intención del espíritu, vida
y paz: 8.7 Por
cuanto la intención de la carne es enemistad contra Dios; porque no se
sujeta á la ley de Dios, ni tampoco puede. 8.8 Así
que, los que están en la carne no pueden agradar á Dios. 8.9
Mas vosotros no estáis en la carne, sino en el espíritu, si es que el
Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de
Cristo, el tal no es de él. 8.10
Empero si Cristo está en vosotros, el cuerpo á la verdad está muerto á
causa del pecado; mas el espíritu vive á causa de la justicia. 8.11
Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos á Jesús mora en
vosotros, el que levantó á Cristo Jesús de los muertos, vivificará
también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros. 8.12 Así
que, hermanos, deudores somos, no á la carne, para que vivamos conforme
á la carne: 8.13 Porque
si viviereis conforme á la carne, moriréis; mas si por el espíritu
mortificáis las obras de la carne, viviréis. 8.14 Porque
todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, los tales son hijos
de Dios. 8.15
Porque no habéis recibido el espíritu de servidumbre para estar otra
vez en temor; mas habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual
clamamos, Abba, Padre. 8.16 Porque
el mismo Espíritu da testimonio á nuestro espíritu que somos hijos de
Dios. 8.17
Y si hijos, también herederos; herederos de Dios, y coherederos de
Cristo; si empero padecemos juntamente con él, para que juntamente con
él seamos glorificados. 8.18
Porque tengo por cierto que lo que en este tiempo se padece, no es de
comparar con la gloria venidera que en nosotros ha de ser manifestada. 8.19 Porque
el continuo anhelar de las criaturas espera la manifestación de los
hijos de Dios. 8.20 Porque
las criaturas sujetas fueron á vanidad, no de grado, mas por causa del
que las sujetó con esperanza, 8.21 Que
también las mismas criaturas serán libradas de la servidumbre de
corrupción en la libertad gloriosa de los hijos de Dios. 8.22 Porque
sabemos que todas las criaturas gimen á una, y á una están de parto
hasta ahora. 8.23
Y no sólo ellas, mas también nosotros mismos, que tenemos las primicias
del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos,
esperando la adopción, es á saber, la redención de nuestro cuerpo. 8.24 Porque
en esperanza somos salvos; mas la esperanza que se ve, no es esperanza;
porque lo que alguno ve, ¿á qué esperarlo? 8.25 Empero
si lo que no vemos esperamos, por paciencia esperamos. 8.26
Y asimismo también el Espíritu ayuda nuestra flaqueza: porque qué hemos
de pedir como conviene, no lo sabemos; sino que el mismo Espíritu pide
por nosotros con gemidos indecibles. 8.27
Mas el que escudriña los corazones, sabe cuál es el intento del
Espíritu, porque conforme á la voluntad de Dios, demanda por los santos. 8.28
Y sabemos que á los que á Dios aman, todas las cosas les ayudan á bien,
es á saber, á los que conforme al propósito son llamados. 8.29
Porque á los que antes conoció, también predestinó para que fuesen
hechos conformes á la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito
entre muchos hermanos; 8.30
Y á los que predestinó, á éstos también llamó; y á los que llamó, á
éstos también justificó; y á los que justificó, á éstos también
glorificó. 8.31 ¿Pues
qué diremos á esto? Si Dios por nosotros, ¿quién contra nosotros? 8.32
El que aun á su propio Hijo no perdonó, antes le entregó por todos
nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? 8.33 ¿Quién
acusará á los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. 8.34
¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aún, el que
también resucitó, quien además está á la diestra de Dios, el que
también intercede por nosotros. 8.35 ¿Quién
nos apartará del amor de Cristo? tribulación? ó angustia? ó
persecución? ó hambre? ó desnudez? ó peligro? ó cuchillo? 8.36 Como
está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo: Somos
estimados como ovejas de matadero. 8.37 Antes,
en todas estas cosas hacemos más que vencer por medio de aquel que nos
amó. 8.38
Por lo cual estoy cierto que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni
principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, 8.39 Ni lo
alto, ni lo bajo, ni ninguna criatura nos podrá apartar del amor de
Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro. ▲9.1 VERDAD digo en Cristo, no
miento, dándome testimonio mi conciencia en el Espíritu Santo, 9.2 Que
tengo gran tristeza y continuo dolor en mi corazón. 9.3 Porque
deseara yo mismo ser apartado de Cristo por mis hermanos, los que son
mis parientes según la carne; 9.4 Que son
israelitas, de los cuales es la adopción, y la gloria, y el pacto, y la
data de la ley, y el culto, y las promesas; 9.5
Cuyos son los padres, y de los cuales es Cristo según la carne, el cual
es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén. 9.6 No
empero que la palabra de Dios haya faltado: porque no todos los que son
de Israel son Israelitas; 9.7 Ni por
ser simiente de Abraham, son todos hijos; mas: En Isaac te será llamada
simiente. 9.8
Quiere decir: No los que son hijos de la carne, éstos son los hijos de
Dios; mas los que son hijos de la promesa, son contados en la
generación. 9.9 Porque
la palabra de la promesa es esta: Como en este tiempo vendré, y tendrá
Sara un hijo. 9.10 Y no
sólo esto; mas también Rebeca concibiendo de uno, de Isaac nuestro
padre, 9.11
(Porque no siendo aún nacidos, ni habiendo hecho aún ni bien ni mal,
para que el propósito de Dios conforme á la elección, no por las obras
sino por el que llama, permaneciese;) 9.12 Le fué
dicho que el mayor serviría al menor. 9.13 Como
está escrito: A Jacob amé, mas á Esaú aborrecí. 9.14 ¿Pues
qué diremos? ¿Que hay injusticia en Dios? En ninguna manera. 9.15 Mas á
Moisés dice: Tendré misericordia del que tendré misericordia, y me
compadeceré del que me compadeceré. 9.16 Así
que no es del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene
misericordia. 9.17
Porque la Escritura dice de Faraón: Que para esto mismo te he
levantado, para mostrar en ti mi potencia, y que mi nombre sea
anunciado por toda la tierra. 9.18 De
manera que del que quiere tiene misericordia; y al que quiere, endurece. 9.19 Me
dirás pues: ¿Por qué, pues, se enoja? porque ¿quién resistirá á su
voluntad? 9.20
Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? Dirá
el vaso de barro al que le labró: ¿Por qué me has hecho tal? 9.21 ¿O no
tiene potestad el alfarero para hacer de la misma masa un vaso para
honra, y otro para vergüenza? 9.22
¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar la ira y hacer notoria su potencia,
soportó con mucha mansedumbre los vasos de ira preparados para muerte, 9.23
Y para hacer notorias las riquezas de su gloria, mostrólas para con los
vasos de misericordia que él ha preparado para gloria; 9.24 Los
cuales también ha llamado, es á saber, á nosotros, no sólo de los
Judíos, mas también de los Gentiles? 9.25 Como
también en Oseas dice: Llamaré al que no era mi pueblo, pueblo mío; Y á
la no amada, amada. 9.26 Y
será, que en el lugar donde les fué dicho: Vosotros no sois pueblo mío:
Allí serán llamados hijos del Dios viviente. 9.27
También Isaías clama tocante á Israel: Si fuere el número de los hijos
de Israel como la arena de la mar, las reliquias serán salvas: 9.28 Porque
palabra consumadora y abreviadora en justicia, porque palabra
abreviada, hará el Señor sobre la tierra. 9.29
Y como antes dijo Isaías: Si el Señor de los ejércitos no nos hubiera
dejado simiente, Como Sodoma habríamos venido á ser, y á Gomorra
fuéramos semejantes. 9.30
¿Pues qué diremos? Que los Gentiles que no seguían justicia, han
alcanzado la justicia, es á saber, la justicia que es por la fe; 9.31 Mas
Israel que seguía la ley de justicia, no ha llegado á la ley de
justicia. 9.32 ¿Por
qué? Porque la seguían no por fe, mas como por las obras de la ley: por
lo cual tropezaron en la piedra de tropiezo, 9.33
Como está escrito: He aquí pongo en Sión piedra de tropiezo, y piedra
de caída; Y aquel que creyere en ella, no será avergonzado. ▲10.1 HERMANOS, ciertamente la
voluntad de mi corazón y mi oración á Dios sobre Israel, es para salud. 10.2 Porque
yo les doy testimonio que tienen celo de Dios, mas no conforme á
ciencia. 10.3 Porque
ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia,
no se han sujetado á la justicia de Dios. 10.4 Porque
el fin de la ley es Cristo, para justicia á todo aquel que cree. 10.5 Porque
Moisés describe la justicia que es por la ley: Que el hombre que
hiciere estas cosas, vivirá por ellas. 10.6
Mas la justicia que es por la fe dice así: No digas en tu corazón:
¿Quién subirá al cielo? (esto es, para traer abajo á Cristo:) 10.7 O,
¿quién descenderá al abismo? (esto es, para volver á traer á Cristo de
los muertos.) 10.8 Mas
¿qué dice? Cercana está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es
la palabra de fe, la cual predicamos: 10.9 Que si
confesares con tu boca al Señor Jesús, y creyeres en tu corazón que
Dios le levantó de los muertos, serás salvo. 10.10
Porque con el corazón se cree para justicia; mas con la boca se hace
confesión para salud. 10.11
Porque la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será
avergonzado. 10.12
Porque no hay diferencia de Judío y de Griego: porque el mismo que es
Señor de todos, rico es para con todos los que le invocan: 10.13
Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo. 10.14
¿Cómo, pues invocarán á aquel en el cual no han creído? ¿y cómo creerán
á aquel de quien no han oído? ¿y cómo oirán sin haber quien les
predique? 10.15 ¿Y
cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán
hermosos son los pies de los que anuncian el evangelio de la paz, de
los que anuncian el evangelio de los bienes! 10.16 Mas
no todos obedecen al evangelio; pues Isaías dice: Señor, ¿quién ha
creído á nuestro anuncio? 10.17 Luego
la fe es por el oir; y el oir por la palabra de Dios. 10.18
Mas digo: ¿No han oído? Antes bien, Por toda la tierra ha salido la
fama de ellos, Y hasta los cabos de la redondez de la tierra las
palabras de ellos. 10.19
Mas digo: ¿No ha conocido esto Israel? Primeramente Moisés dice: Yo os
provocaré á celos con gente que no es mía; Con gente insensata os
provocaré á ira. 10.20 E
Isaías determinadamente dice: Fuí hallado de los que no me buscaban;
Manifestéme á los que no preguntaban por mí. 10.21 Mas
acerca de Israel dice: Todo el día extendí mis manos á un pueblo
rebelde y contradictor. ▲11.1
DIGO pues: ¿Ha desechado Dios á su pueblo? En ninguna manera. Porque
también yo soy Israelita, de la simiente de Abraham, de la tribu de
Benjamín. 11.2 No ha
desechado Dios á su pueblo, al cual antes conoció. ¿O no sabéis qué
dice de Elías la Escritura? cómo hablando con Dios contra Israel dice: 11.3 Señor,
á tus profetas han muerto, y tus altares han derruído; y yo he quedado
solo, y procuran matarme. 11.4 Mas
¿qué le dice la divina respuesta? He dejado para mí siete mil hombres,
que no han doblado la rodilla delante de Baal. 11.5 Así
también, aun en este tiempo han quedado reliquias por la elección de
gracia. 11.6
Y si por gracia, luego no por las obras; de otra manera la gracia ya no
es gracia. Y si por las obras, ya no es gracia; de otra manera la obra
ya no es obra. 11.7 ¿Qué
pues? Lo que buscaba Israel aquello no ha alcanzado; mas la elección lo
ha alcanzado: y los demás fueron endurecidos; 11.8
Como está escrito: Dióles Dios espíritu de remordimiento, ojos con que
no vean, y oídos con que no oigan, hasta el día de hoy. 11.9 Y
David dice: Séales vuelta su mesa en lazo, y en red, Y en tropezadero,
y en paga: 11.10 Sus
ojos sean obscurecidos para que no vean, Y agóbiales siempre el
espinazo. 11.11
Digo pues: ¿Han tropezado para que cayesen? En ninguna manera; mas por
el tropiezo de ellos vino la salud á los Gentiles, para que fuesen
provocados á celos. 11.12
Y si la falta de ellos es la riqueza del mundo, y el menoscabo de ellos
la riqueza de los Gentiles, ¿cuánto más el henchimiento de ellos? 11.13
Porque á vosotros hablo, Gentiles. Por cuanto pues, yo soy apóstol de
los Gentiles, mi ministerio honro. 11.14 Por
si en alguna manera provocase á celos á mi carne, e hiciese salvos á
algunos de ellos. 11.15
Porque si el extrañamiento de ellos es la reconciliación del mundo,
¿qué será el recibimiento de ellos, sino vida de los muertos? 11.16 Y si
el primer fruto es santo, también lo es el todo, y si la raíz es santa,
también lo son las ramas. 11.17
Que si algunas de las ramas fueron quebradas, y tú, siendo acebuche,
has sido ingerido en lugar de ellas, y has sido hecho participante de
la raíz y de la grosura de la oliva; 11.18 No te
jactes contra las ramas; y si te jactas, sabe que no sustentas tú á la
raíz, sino la raíz á ti. 11.19 Pues
las ramas, dirás, fueron quebradas para que yo fuese ingerido. 11.20 Bien:
por su incredulidad fueron quebradas, mas tú por la fe estás en pie. No
te ensoberbezcas, antes teme. 11.21 Que
si Dios no perdonó á las ramas naturales, á ti tampoco no perdone. 11.22
Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios: la severidad ciertamente
en los que cayeron; mas la bondad para contigo, si permanecieres en la
bondad; pues de otra manera tú también serás cortado. 11.23 Y aun
ellos, si no permanecieren en incredulidad, serán ingeridos; que
poderoso es Dios para volverlos á ingerir. 11.24
Porque si tú eres cortado del natural acebuche, y contra natura fuiste
ingerido en la buena oliva, ¿cuánto más éstos, que son las ramas
naturales, serán ingeridos en su oliva? 11.25
Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no
seáis acerca de vosotros mismos arrogantes: que el endurecimiento en
parte ha acontecido en Israel, hasta que haya entrado la plenitud de
los Gentiles; 11.26 Y
luego todo Israel será salvo; como está escrito: Vendrá de Sión el
Libertador, Que quitará de Jacob la impiedad; 11.27 Y
este es mi pacto con ellos, Cuando quitare su pecados. 11.28
Así que, cuanto al evangelio, son enemigos por causa de vosotros: mas
cuanto á la elección, son muy amados por causa de los padres. 11.29
Porque sin arrepentimiento son las mercedes y la vocación de Dios. 11.30
Porque como también vosotros en algún tiempo no creísteis á Dios, mas
ahora habéis alcanzado misericordia por la incredulidad de ellos; 11.31 Así
también éstos ahora no ha creído, para que, por la misericordia para
con vosotros, ellos también alcancen misericordia. 11.32
Porque Dios encerró á todos en incredulidad, para tener misericordia de
todos. 11.33
¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de
Dios! ¡Cuán incomprensibles son sus juicios, e inescrutables sus
caminos! 11.34
Porque ¿quién entendió la mente del Señor? ¿ó quién fué su consejero? 11.35 ¿O
quién le dió á él primero, para que le sea pagado? 11.36
Porque de él, y por él, y en él, son todas las cosas. A él sea gloria
por siglos. Amén. ▲12.1
ASI que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que
presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable á
Dios, que es vuestro racional culto. 12.2
Y no os conforméis á este siglo; mas reformaos por la renovación de
vuestro entendimiento, para que experimentéis cuál sea la buena
voluntad de Dios, agradable y perfecta. 12.3
Digo pues por la gracia que me es dada, á cada cual que está entre
vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener,
sino que piense de sí con templanza, conforme á la medida de la fe que
Dios repartió á cada uno. 12.4 Porque
de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, empero todos los
miembros no tienen la misma operación; 12.5 Así
muchos somos un cuerpo en Cristo, mas todos miembros los unos de los
otros. 12.6
De manera que, teniendo diferentes dones según la gracia que nos es
dada, si el de profecía, úsese conforme á la medida de la fe; 12.7 ó si
ministerio, en servir; ó el que enseña, en doctrina; 12.8
El que exhorta, en exhortar; el que reparte, hágalo en simplicidad; el
que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría. 12.9 El
amor sea sin fingimiento: aborreciendo lo malo, llegándoos á lo bueno; 12.10
Amándoos los unos á los otros con caridad fraternal; previniéndoos con
honra los unos á los otros; 12.11 En el
cuidado no perezosos; ardientes en espíritu; sirviendo al Señor; 12.12
Gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la
oración; 12.13
Comunicando á las necesidades de los santos; siguiendo la hospitalidad. 12.14
Bendecid á los que os persiguen: bendecid y no maldigáis. 12.15
Gozaos con los que se gozan: llorad con los que lloran. 12.16
Unánimes entre vosotros: no altivos, mas acomodándoos á los humildes.
No seáis sabios en vuestra opinión. 12.17 No
paguéis á nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los
hombres. 12.18 Si se
puede hacer, cuanto está en vosotros, tened paz con todos los hombres. 12.19
No os venguéis vosotros mismos, amados míos; antes dad lugar á la ira;
porque escrito está: Mía es la venganza: yo pagaré, dice el Señor. 12.20
Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed,
dale de beber: que haciendo esto, ascuas de fuego amontonas sobre su
cabeza. 12.21 No
seas vencido de lo malo; mas vence con el bien el mal. ▲13.1 TODA alma se someta á las
potestades superiores; porque no hay potestad sino de Dios; y las que
son, de Dios son ordenadas. 13.2
Asi que, el que se opone á la potestad, á la ordenación de Dios
resiste: y los que resisten, ellos mismos ganan condenación para sí. 13.3
Porque los magistrados no son para temor al que bien hace, sino al
malo. ¿Quieres pues no temer la potestad? haz lo bueno, y tendrás
alabanza de ella; 13.4
Porque es ministro de Dios para tu bien. Mas si hicieres lo malo, teme:
porque no en vano lleva el cuchillo; porque es ministro de Dios,
vengador para castigo al que hace lo malo. 13.5 Por lo
cual es necesario que le estéis sujetos, no solamente por la ira, mas
aun por la conciencia. 13.6 Porque
por esto pagáis también los tributos; porque son ministros de Dios que
sirven á esto mismo. 13.7 Pagad
á todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que pecho, pecho; al
que temor, temor; al que honra, honra. 13.8 No
debáis á nadie nada, sino amaros unos á otros; porque el que ama al
prójimo, cumplió la ley. 13.9
Porque: No adulterarás; no matarás; no hurtarás; no dirás falso
testimonio; no codiciarás: y si hay algún otro mandamiento, en esta
sentencia se comprende sumariamente: Amarás á tu prójimo como á ti
mismo. 13.10 La
caridad no hace mal al prójimo: así que, el cumplimento de la ley es la
caridad. 13.11
Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño;
porque ahora nos está más cerca nuestra salud que cuando creímos. 13.12 La
noche ha pasado, y ha llegado el día: echemos, pues, las obras de las
tinieblas, y vistámonos las armas de luz, 13.13
Andemos como de día, honestamente: no en glotonerías y borracheras, no
en lechos y disoluciones, no en pedencias y envidia: 13.14 Mas
vestíos del Señor Jesucristo, y no hagáis caso de la carne en sus
deseos. ▲14.1 RECIBID al flaco en la fe,
pero no para contiendas de disputas. 14.2 Porque
uno cree que se ha de comer de todas cosas: otro que es débil, come
legumbres. 14.3 El que
come, no menosprecie al que no come: y el que no come, no juzgue al que
come; porque Dios le ha levantado. 14.4
¿Tú quién eres que juzgas al siervo ajeno? para su señor está en pie, ó
cae: mas se afirmará; que poderoso es el Señor para afirmarle. 14.5 Uno
hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días.
Cada uno esté asegurado en su ánimo. 14.6
El que hace caso del día, háce lo para el Señor: y el que no hace caso
del día, no lo hace para el Señor. El que come, come para el Señor,
porque da gracias á Dios; y el que no come, no come para el Señor, y da
gracias á Dios. 14.7 Porque
ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí. 14.8
Que si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor
morimos. Así que, ó que vivamos, ó que muramos, del Señor somos. 14.9 Porque
Cristo para esto murió, y resucitó, y volvió á vivir, para ser Señor
así de los muertos como de los que viven. 14.10
Mas tú ¿por qué juzgas á tu hermano? ó tú también, ¿por qué
menosprecias á tu hermano? porque todos hemos de estar ante el tribunal
de Cristo. 14.11
Porque escrito está: Vivo yo, dice el Señor, que á mí se doblará toda
rodilla, Y toda lengua confesará á Dios. 14.12 De
manera que, cada uno de nosotros dará á Dios razón de sí. 14.13 Así
que, no juzguemos más los unos de los otros: antes bien juzgad de no
poner tropiezo ó escándalo al hermano. 14.14
Yo sé, y confío en el Señor Jesús, que de suyo nada hay inmundo: mas á
aquel que piensa alguna cosa ser inmunda, para él es inmunda. 14.15
Empero si por causa de la comida tu hermano es contristado, ya no andas
conforme á la caridad. No arruines con tu comida á aquél por el cual
Cristo murió. 14.16 No
sea pues blasfemado vuestro bien: 14.17 Que
el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia y paz y gozo por
el Espíritu Santo. 14.18
Porque el que en esto sirve á Cristo, agrada á Dios, y es acepto á los
hombres. 14.19 Así
que, sigamos lo que hace á la paz, y á la edificación de los unos á los
otros. 14.20
No destruyas la obra de Dios por causa de la comida. Todas las cosas á
la verdad son limpias: mas malo es al hombre que come con escándalo. 14.21 Bueno
es no comer carne, ni beber vino, ni nada en que tu hermano tropiece, ó
se ofenda ó sea debilitado. 14.22
¿Tienes tú fe? Tenla para contigo delante de Dios. Bienaventurado el
que no se condena á sí mismo con lo que aprueba. 14.23 Mas
el que hace diferencia, si comiere, es condenado, porque no comió por
fe: y todo lo que no es de fe, es pecado. ▲15.1 ASI que, los que somos más
firmes debemos sobrellevar las flaquezas de los flacos, y no agradarnos
á nosotros mismos. 15.2 Cada
uno de nosotros agrade á su prójimo en bien, á edificación. 15.3
Porque Cristo no se agradó á sí mismo; antes bien, como está escrito:
Los vituperios de los que te vituperan, cayeron sobre mí. 15.4
Porque las cosas que antes fueron escritas, para nuestra enseñanza
fueron escritas; para que por la paciencia, y por la consolación de las
Escrituras, tengamos esperanza. 15.5 Mas el
Dios de la paciencia y de la consolación os dé que entre vosotros seáis
unánimes según Cristo Jesús; 15.6 Para
que concordes, á una boca glorifiquéis al Dios y Padre de nuestro Señor
Jesucristo. 15.7 Por
tanto, sobrellevaos los unos á los otros, como también Cristo nos
sobrellevó, para gloria de Dios. 15.8
Digo, pues, que Cristo Jesús fué hecho ministro de la circuncisión por
la verdad de Dios, para confirmar las promesas hechas á los padres, 15.9
Y para que los Gentiles glorifiquen á Dios por la misericordia; como
está escrito: Por tanto yo te confesaré entre los Gentiles, Y cantaré á
tu nombre. 15.10 Y
otra vez dice: Alegraos, Gentiles, con su pueblo. 15.11 Y
otra vez: Alabad al Señor todos los Gentiles, Y magnificadle, todos los
pueblos. 15.12 Y
otra vez, dice Isaías: Estará la raíz de Jessé, Y el que se levantará á
regir los Gentiles: Los Gentiles esperarán en él. 15.13 Y el
Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz creyendo, para que
abundéis en esperanza por la virtud del Espíritu Santo. 15.14
Empero cierto estoy yo de vosotros, hermanos míos, que aun vosotros
mismos estáis llenos de bodad, llenos de todo conocimiento, de tal
manera que podáis amonestaros los unos á los otros. 15.15 Mas
os he escrito, hermanos, en parte resueltamente, como amonestádoos por
la gracia que de Dios me es dada, 15.16
Para ser ministro de Jesucristo á los Gentiles, ministrando el
evangelio de Dios, para que la ofrenda de los Gentiles sea agradable,
santificada por el Espíritu Santo. 15.17
Tengo, pues, de qué gloriarme en Cristo Jesús en lo que mira á Dios. 15.18
Porque no osaría hablar alguna cosa que Cristo no haya hecho por mí
para la obediencia de los Gentiles, con la palabra y con las obras, 15.19
Con potencia de milagros y prodigios, en virtud del Espíritu de Dios:
de manera que desde Jerusalem, y por los alrededores hasta Ilírico, he
llenado todo del evangelio de Cristo. 15.20
Y de esta manera me esforcé á predicar el evangelio, no donde antes
Cristo fuese nombrado, por no edificar sobre ajeno fundamento: 15.21 Sino,
como esta escrito: A los que no fué anunciado de él, verán: Y los que
no oyeron, entenderán. 15.22 Por
lo cual aun he sido impedido muchas veces de venir á vosotros. 15.23 Mas
ahora no teniendo más lugar en estas regiones, y deseando ir á vosotros
muchos años há, 15.24
Cuando partiere para España, iré á vosotros; porque espero que pasando
os veré, y que seré llevado de vosotros allá, si empero antes hubiere
gozado de vosotros. 15.25 Mas
ahora parto para Jerusalem á ministrar á los santos. 15.26
Porque Macedonia y Acaya tuvieron por bien hacer una colecta para los
pobres de los santos que están en Jerusalem. 15.27
Porque les pareció bueno, y son deudores á ellos: porque si los
Gentiles han sido hechos participantes de sus bienes espirituales,
deben también ellos servirles en los carnales. 15.28 Así
que, cuando hubiere concluído esto, y les hubiere consignado este
fruto, pasaré por vosotros á España. 15.29 Y sé
que cuando llegue á vosotros, llegaré con abundancia de la bendición
del evangelio de Cristo. 15.30
Ruégoos empero, hermanos, por el Señor nuestro Jesucristo, y por la
caridad del Espíritu, que me ayudéis con oraciones por mí á Dios, 15.31 Que
sea librado de los rebeldes que están en Judea, y que la ofrenda de mi
servicio á los santos en Jerusalem sea acepta; 15.32 Para
que con gozo llegue á vosotros por la voluntad de Dios, y que sea
recreado juntamente con vosotros. 15.33 Y el
Dios de paz sea con todos vosotros. Amén. ▲16.1 ENCOMIÉNDOOS empero á Febe
nuestra hermana, la cual es diaconisa de la iglesia que está en
Cencreas: 16.2
Que la recibáis en el Señor, como es digno á los santos, y que la
ayudéis en cualquiera cosa en que os hubiere menester: porque ella ha
ayudado á muchos, y á mí mismo. 16.3
Saludad á Priscila y Aquila, mis coadjutores en Cristo Jesús; 16.4 (Que
pusieron sus cuellos por mi vida: á los cuales no doy gracias yo sólo,
mas aun todas las iglesias de los Gentiles;) 16.5
Asimismo á la iglesia de su casa. Saludad á Epeneto, amado mío, que es
las primicias de Acaya en Cristo. 16.6
Saludad á María, la cual ha trabajado mucho con vosotros. 16.7
Saludad á Andrónico y á Junia, mis parientes, y mis compañeros en la
cautividad, los que son insignes entre los apóstoles; los cuales
también fueron antes de mí en Cristo. 16.8
Saludad á Amplias, amado mío en el Señor. 16.9
Saludad á Urbano, nuestro ayudador en Cristo Jesús, y á Stachîs, amado
mío. 16.10
Saludad á Apeles, probado en Cristo. Saludad á los que son de
Aristóbulo. 16.11
Saludad á Herodión, mi pariente. Saludad á los que son de la casa de
Narciso, los que están en el Señor. 16.12
Saludad á Trifena y á Trifosa, las cuales trabajan en el Señor. Saludad
á Pérsida amada, la cual ha trabajado mucho en el Señor. 16.13
Saludad á Rufo, escogido en el Señor, y á su madre y mía. 16.14
Saludad á Asíncrito, y á Flegonte, á Hermas, á Patrobas, á Hermes, y á
los hermanos que están con ellos. 16.15
Saludad á Filólogo y á Julia, á Nereo y á su hermana, y á Olimpas, y á
todos los santos que están con ellos. 16.16
Saludaos los unos á los otros con ósculo santo. Os saludan todas las
iglesias de Cristo. 16.17
Y os ruego hermanos, que miréis los que causan disensiones y escándalos
contra la doctrina que vosotros habéis aprendido; y apartaos de ellos. 16.18
Porque los tales no sirven al Señor nuestro Jesucristo, sino á sus
vientres; y con suaves palabras y bendiciones engañan los corazones de
los simples. 16.19
Porque vuestra obediencia ha venido á ser notoria á todos; así que me
gozo de vosotros; mas quiero que seáis sabios en el bien, y simples en
el mal. 16.20 Y el
Dios de paz quebrantará presto á Satanás debajo de vuestros pies. la
gracia del Señor nuestro Jesucristo sea con vosotros. 16.21 Os
saludan Timoteo, mi coadjutor, y Lucio y Jasón y Sosipater, mis
parientes. 16.22 Yo
Tercio, que escribí la epístola, os saludo en el Señor. 16.23
Salúdaos Gayo, mi huésped, y de toda la iglesia. Salúdaos Erasto,
tesorero de la ciudad, y el hermano Cuarto. 16.24 La
gracia del Señor nuestro Jesucristo sea con todos vosotros. Amén. 16.25
Y al que puede confirmaros según mi evangelio y la predicación de
Jesucristo, segun la revelación del misterio encubierto desde tiempos
eternos, 16.26 Mas
manifestado ahora, y por las Escrituras de los profetas, según el
mandamiento del Dios eterno, declarado á todas las gentes para que
obedezcan á la fe; 16.27 Al
sólo Dios sabio, sea gloria por Jesucristo para siempre. Amén.