▲1.1 LAS palabras de Jeremías
hijo de Hilcías, de los sacerdotes que estuvieron en Anathoth, en
tierra de Benjamín. 1.2 La
palabra de Jehová que fué á él en los días de Josías hijo de Amón, rey
de Judá, en el año décimotercio de su reinado. 1.3
Fué asimismo en días de Joacim hijo de Josías, rey de Judá, hasta el
fin del año undécimo de Sedechîas hijo de Josías, rey de Judá, hasta la
cautividad de Jerusalem en el mes quinto. 1.4 Fué
pues palabra de Jehová á mí, diciendo: 1.5
Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que salieses de
la matriz te santifiqué, te dí por profeta á las gentes. 1.6 Y yo
dije: ¡Ah! ¡ah! ¡Señor Jehová! He aquí, no sé hablar, porque soy niño. 1.7 Y
díjome Jehová: No digas, soy niño; porque á todo lo que te enviaré irás
tú, y dirás todo lo que te mandaré. 1.8 No
temas delante de ellos, porque contigo soy para librarte, dice Jehová. 1.9 Y
extendió Jehová su mano, y tocó sobre mi boca; y díjome Jehová: He aquí
he puesto mis palabras en tu boca. 1.10
Mira que te he puesto en este día sobre gentes y sobre reinos, para
arrancar y para destruir, y para arruinar y para derribar, y para
edificar y para plantar. 1.11 Y la
palabra de Jehová fué á mí, diciendo: ¿Qué ves tú, Jeremías? Y dije: Yo
veo una vara de almendro. 1.12 Y
díjome Jehová: Bien has visto; porque yo apresuro mi palabra para
ponerla por obra. 1.13
Y fué á mí palabra de Jehová segunda vez, diciendo: ¿Qué ves tú? Y
dije: Yo veo una olla que hierve; y su haz está de la parte del aquilón. 1.14 Y
díjome Jehová: Del aquilón se soltará el mal sobre todos los moradores
de la tierra. 1.15
Porque he aquí que yo convoco todas las familias de los reinos del
aquilón, dice Jehová; y vendrán, y pondrá cada uno su asiento á la
entrada de las puertas de Jerusalem, y junto á todos sus muros en
derredor, y en todas las ciudades de Judá. 1.16
Y á causa de toda su malicia, proferiré mis juicios contra los que me
dejaron, é incensaron á dioses extraños, y á hechuras de sus manos se
encorvaron. 1.17 Tú
pues, ciñe tus lomos, y te levantarás, y les hablarás todo lo que te
mandaré: no temas delante de ellos, porque no te haga yo quebrantar
delante de ellos. 1.18
Porque he aquí que yo te he puesto en este día como ciudad fortalecida,
y como columna de hierro, y como muro de bronce sobre toda la tierra, á
los reyes de Judá, á sus príncipes, á sus sacerdotes, y al pueblo de la
tierra. 1.19 Y
pelearán contra ti, mas no te vencerán; porque yo soy contigo, dice
Jehová, para librarte. ▲2.1 Y FUÉ á mí palabra de
Jehová, diciendo: 2.2
Anda, y clama á los oídos de Jerusalem, diciendo: Así dice Jehová: Heme
acordado de ti, de la misericordia de tu mocedad, del amor de tu
desposorio, cuando andabas en pos de mí en el desierto, en tierra no
sembrada. 2.3
Santidad era Israel á Jehová, primicias de sus nuevos frutos. Todos los
que le devoran pecarán; mal vendrá sobre ellos, dice Jehová. 2.4 Oid la
palabra de Jehová, casa de Jacob, y todas las familias de la casa de
Israel. 2.5
Así dijo Jehová: ¿Qué maldad hallaron en mí vuestros padres, que se
alejaron de mí, y se fueron tras la vanidad, y tornáronse vanos? 2.6
Y no dijeron: ¿Dónde está Jehová, que nos hizo subir de tierra de
Egipto, que nos hizo andar por el desierto, por una tierra desierta y
despoblada, por tierra seca y de sombra de muerte, por una tierra por
la cual no pasó varón, ni allí habitó hombre? 2.7
Y os metí en tierra de Carmelo, para que comieseis su fruto y su bien:
mas entrasteis, y contaminasteis mi tierra, é hicisteis mi heredad
abominable. 2.8 Los
sacerdotes no dijeron: ¿Dónde está Jehová? y los que tenían la ley no
me conocieron; y los pastores se rebelaron contra mí, y los profetas
profetizaron en Baal, y anduvieron tras lo que no aprovecha. 2.9 Por
tanto entraré aún en juicio con vosotros, dijo Jehová, y con los hijos
de vuestros hijos pleitearé. 2.10
Porque pasad á las islas de Chîttim y mirad; y enviad á Cedar, y
considerad cuidadosamente, y ved si se ha hecho cosa semejante á ésta: 2.11
Si alguna gente ha mudado sus dioses, bien que ellos no son dioses.
Pero mi pueblo ha trocado su gloria por lo que no aprovecha. 2.12
Espantaos, cielos, sobre esto, y horrorizaos; desolaos en gran manera,
dijo Jehová. 2.13
Porque dos males ha hecho mi pueblo: dejáronme á mí, fuente de agua
viva, por cavar para sí cisternas, cisternas rotas que no detienen
aguas. 2.14 ¿Es
Israel siervo? ¿es esclavo? ¿por qué ha sido dado en presa? 2.15
Los cachorros de los leones bramaron sobre él, dieron su voz; y
pusieron su tierra en soledad; quemadas están sus ciudades, sin morador. 2.16 Aun
los hijos de Noph y de Taphnes te quebrantaron la mollera. 2.17 ¿No te
acarreó esto tu dejar á Jehová tu Dios, cuando te hacía andar por
camino? 2.18
Ahora pues, ¿qué tienes tú en el camino de Egipto, para que bebas agua
del Nilo? ¿y qué tienes tú en el camino de Asiria, para que bebas agua
del río? 2.19 Tu
maldad te castigará, y tu apartamiento te condenará: sabe pues y ve
cuán malo y amargo es tu dejar á Jehová tu Dios, y faltar mi temor en
tí, dice el Señor Jehová de los ejércitos. 2.20
Porque desde muy atrás he quebrado tu yugo, y roto tus ataduras; y
dijiste: No serviré. Con todo eso, sobre todo collado alto y debajo de
todo árbol umbroso, corrias tú, oh ramera. 2.21 Y yo
te planté de buen vidueño, simiente verdadera toda ella: ¿cómo pues te
me has tornado sarmientos de vid extraña? 2.22 Aunque
te laves con lejía, y amontones jabón sobre tí, tu pecado está sellado
delante de mí, dijo el Señor Jehová. 2.23
¿Como dices: No soy inmunda, nunca anduve tras los Baales? Mira tu
proceder en el valle, conoce lo que has hecho, dromedaria ligera que
frecuentas sus carreras; 2.24
Asna montés acostumbrada al desierto, que respira como quiere; ¿de su
ocasión quién la detendrá? Todos los que la buscaren no se cansarán;
hallaránla en su mes. 2.25
Defiende tus pies de andar descalzos, y tu garganta de la sed. Mas
dijiste: Hase perdido la esperanza; en ninguna manera: porque extraños
he amado y tras ellos tengo de ir. 2.26
Como se avergüenza el ladrón cuando es tomado, así se avergonzarán la
casa de Israel, ellos, sus reyes, sus príncipes, sus sacerdotes, y sus
profetas; 2.27 Que
dicen al leño: Mi padre eres tú; y á la piedra: Tú me has engendrado:
pues me volvieron la cerviz, y no el rostro; y en el tiempo de su
trabajo dicen: Levántate, y líbranos. 2.28
¿Y dónde están tus dioses que hiciste para tí? Levántense, á ver si te
podrán librar en el tiempo de tu aflicción: porque según el número de
tus ciudades, oh Judá, fueron tus dioses. 2.29 ¿Por
qué porfías conmigo? Todos vosotros prevaricasteis contra mí, dice
Jehová. 2.30 Por
demás he azotado vuestros hijos; no han recibido corrección. Cuchillo
devoró vuestros profetas como león destrozador. 2.31
¡Oh generación! ved vosotros la palabra de Jehová. ¿He sido yo á Israel
soledad, ó tierra de tinieblas? ¿Por qué ha dicho mi pueblo: Señores
somos; nunca más vendremos á tí? 2.32
¿Olvídase la virgen de su atavío, ó la desposada de sus sartales? mas
mi pueblo se ha olvidado de mí por días que no tienen número. 2.33 ¿Por
qué abonas tu camino para hallar amor, pues aun á las malvadas
enseñaste tus caminos? 2.34
Aun en tus faldas se halló la sangre de las almas de los pobres, de los
inocentes: no la hallé en excavación, sino en todas estas cosas. 2.35
Y dices: Porque soy inocente, de cierto su ira se apartó de mí. He aquí
yo entraré en juicio contigo, porque dijiste: No he pecado. 2.36 ¿Para
qué discurres tanto, mudando tus caminos? También serás avergonzada de
Egipto, como fuiste avergonzada de Asiria. 2.37
También saldrás de él con tus manos sobre tu cabeza: porque Jehová
deshechó tus confianzas, y en ellas no tendrás buen suceso. ▲3.1
DICEN: Si alguno dejare su mujer, y yéndose ésta de él se juntare á
otro hombre, ¿volverá á ella más? ¿no será tal tierra del todo
amancillada? Tú pues has fornicado con muchos amigos; mas vuélvete á
mí, dijo Jehová. 3.2
Alza tus ojos á los altos, y ve en qué lugar no te hayas publicado:
para ellos te sentabas en los caminos, como Arabe en el desierto; y con
tus fornicaciones y con tu malicia has contaminado la tierra. 3.3
Por esta causa las aguas han sido detenidas, y faltó la lluvia de la
tarde; y has tenido frente de mala mujer, ni quisiste tener vergüenza. 3.4 A lo
menos desde ahora, ¿no clamarás á mí, Padre mío, guiador de mi juventud? 3.5
¿Guardará su enojo para siempre? ¿eternalmente lo guardará? He aquí que
has hablado y hecho cuantas maldades pudiste. 3.6
Y díjome Jehová en días del rey Josías: ¿Has visto lo que ha hecho la
rebelde Israel? Vase ella sobre todo monte alto y debajo de todo árbol
umbroso, y allí fornica. 3.7 Y dije
después que hizo todo esto: Vuélvete á mí; mas no se volvió. Y vió la
rebelde su hermana Judá. 3.8
Que yo lo había visto; que por todas estas causas en las cuales fornicó
la rebelde Israel, yo la había despedido, y dádole la carta de su
repudio; y no tuvo temor la rebelde Judá su hermana, sino que también
fué ella y fornicó. 3.9 Y
sucedió que por la liviandad de su fornicación la tierra fué
contaminada, y adulteró con la piedra y con el leño. 3.10 Y con
todo esto, la rebelde su hermana Judá no se tornó á mí de todo su
corazón, sino mentirosamente, dice Jehová. 3.11 Y
díjome Jehová: Justificado ha su alma la rebelde Israel en comparación
de la desleal Judá. 3.12
Ve, y clama estas palabras hacia el aquilón, y di: Vuélvete, oh rebelde
Israel, dice Jehová; no haré caer mi ira sobre vosotros: porque
misericordioso soy yo, dice Jehová, no guardaré para siempre el enojo. 3.13
Conoce empero tu maldad, porque contra Jehová tu Dios has prevaricado,
y tus caminos has derramado á los extraños debajo de todo árbol
umbroso, y no oiste mi voz, dice Jehová. 3.14
Convertíos, hijos rebeldes, dice Jehová, porque yo soy vuestro esposo:
y os tomaré uno de una ciudad, y dos de una familia, y os introduciré
en Sión; 3.15 Y os
daré pastores según mi corazón, que os apacienten de ciencia y de
inteligencia. 3.16
Y acontecerá, que cuando os multiplicareis y creciereis en la tierra,
en aquellos días, dice Jehová, no se dirá más: Arca del pacto de
Jehová; ni vendrá al pensamiento, ni se acordarán de ella, ni la
visitarán, ni se hará más. 3.17
En aquel tiempo llamarán á Jerusalem Trono de Jehová, y todas las
gentes se congregarán á ella en el nombre de Jehová en Jerusalem: ni
andarán más tras la dureza de su corazón malvado. 3.18
En aquellos tiempos irán de la casa de Judá á la casa de Israel, y
vendrán juntamente de tierra del aquilón á la tierra que hice heredar á
vuestros padres. 3.19
Yo empero dije: ¿Cómo te pondré por hijos, y te daré la tierra
deseable, la rica heredad de los ejércitos de las gentes? Y dije: Padre
mío me llamarás, y no te apartarás de en pos de mí. 3.20 Mas
como la esposa quiebra la fe de su compañero, así prevaricasteis contra
mí, oh casa de Israel, dice Jehová. 3.21
Voz sobre las alturas fué oída, llanto de los ruegos de los hijos de
Israel; porque han torcido su camino, de Jehová su Dios se han olvidado. 3.22
Convertíos, hijos rebeldes, sanaré vuestras rebeliones. He aquí
nosotros venimos á tí; porque tú eres Jehová nuestro Dios. 3.23
Ciertamente vanidad son los collados, la multitud de los montes:
ciertamente en Jehová nuestro Dios está la salud de Israel. 3.24
Confusión consumió el trabajo de nuestros padres desde nuestra mocedad;
sus ovejas, sus vacas, sus hijos y sus hijas. 3.25
Yacemos en nuestra confusión, y nuestra afrenta nos cubre: porque
pecamos contra Jehová nuestro Dios, nosotros y nuestros padres, desde
nuestra juventud y hasta este día; y no hemos escuchado la voz de
Jehová nuestro Dios. ▲4.1
SI te has de convertir, oh Israel, dice Jehová, conviértete á mí; y si
quitares de delante de mí tus abominaciones, no andarás de acá para
allá. 4.2 Y
jurarás,
diciendo, Vive Jehová, con verdad, con juicio, y con justicia: y
bendecirse han en él las gentes, y en él se gloriarán. 4.3 Porque
así dice Jehová á todo varón de Judá y de Jerusalem: Haced barbecho
para vosotros, y no sembréis sobre espinas. 4.4
Circuncidaos á Jehová, y quitad los prepucios de vuestro corazón,
varones de Judá y moradores de Jerusalem; no sea que mi ira salga como
fuego, y se encienda y no haya quien apague, por la malicia de vuestras
obras. 4.5
Denunciad
en Judá, y haced oid en Jerusalem, y decid: Sonad trompeta en la
tierra. Pregonad, juntad, y decid: Reuníos, y entrémonos en las
ciudades fuertes. 4.6 Alzad
bandera en Sión, juntaos, no os detengáis; porque yo hago venir mal del
aquilón, y quebrantamiento grande. 4.7
El león sube de su guarida, y el destruidor de gentes ha partido;
salido ha de su asiento para poner tu tierra en soledad; tus ciudades
serán asoladas, y sin morador. 4.8 Por
esto vestíos de saco, endechad y aullad; porque la ira de Jehová no se
ha apartado de nosotros. 4.9
Y será en aquel día, dice Jehová, que desfallecerá el corazón del rey,
y el corazón de los príncipes, y los sacerdotes estarán atónitos, y se
maravillarán los profetas. 4.10
Y dije: ¡Ay, ay, Jehová Dios! verdaderamente en gran manera has
engañado á este pueblo y á Jerusalem, diciendo, Paz tendréis; pues que
el cuchillo ha venido hasta el alma. 4.11
En aquel tiempo se dirá de este pueblo y de Jerusalem: Viento seco de
las alturas del desierto vino á la hija de mí pueblo, no para aventar,
ni para limpiar. 4.12 Viento
más vehemente que estos vendrá á mí: y ahora yo hablaré juicios con
ellos. 4.13
He aquí que subirá como nube, y su carro como torbellino; más ligeros
con sus caballos que las águilas. ¡Ay de nosotros, porque dados somos á
saco! 4.14 Lava
de la
malicia tu corazón, oh Jerusalem, para que seas salva. ¿Hasta cuándo
dejarás estar en medio de ti los pensamientos de iniquidad? 4.15 Porque
la voz se oye del que trae las nuevas desde Dan, y del que hace oir la
calamidad desde el monte de Ephraim. 4.16
Decid á las gentes; he aquí, haced oir sobre Jerusalem: Guardas vienen
de tierra lejana, y darán su voz sobre las ciudades de Judá. 4.17 Como
las guardas de las heredades, estuvieron sobre ella en derredor, porque
se rebeló contra mí, dice Jehová. 4.18 Tu
camino y tus obras te hicieron esto, ésta tu maldad: por lo cual
amargura penetrará hasta tu corazón. 4.19
¡Mis entrañas, mis entrañas! Me duelen las telas de mi corazón: mi
corazón ruge dentro de mí; no callaré; porque voz de trompeta has oído,
oh alma mía, pregón de guerra. 4.20
Quebrantamiento sobre quebrantamiento es llamado; porque toda la tierra
es destruída: en un punto son destruídas mis tiendas, en un momento mis
cortinas. 4.21 ¿Hasta
cuándo tengo de ver bandera, tengo de oir voz de trompeta? 4.22
Porque mi pueblo es necio; no me conocieron los hijos ignorantes y los
no entendidos; sabios para mal hacer, y para bien hacer no supieron. 4.23 Miré
la tierra, y he aquí que estaba asolada y vacía; y los cielos, y no
había en ellos luz. 4.24 Miré
los montes, y he aquí que temblaban, y todos los collados fueron
destruídos. 4.25 Miré,
y no parecía hombre, y todas las aves del cielo se habían ido. 4.26
Miré, y he aquí el Carmelo desierto, y todas sus ciudades eran asoladas
á la presencia de Jehová, á la presencia del furor de su ira. 4.27 Porque
así dijo Jehová: Toda la tierra será asolada; mas no haré consumación. 4.28
Por esto se enlutará la tierra, y los cielos arriba se oscurecerán,
porque hablé, pensé, y no me arrepentí, ni me tornaré de ello. 4.29
Del estruendo de la gente de á caballo y de los flecheros huyó toda la
ciudad; entráronse en las espesuras de los bosques, y subiéronse en
peñascos; todas las ciudades fueron desamparadas, y no quedó en ellas
morador alguno. 4.30
Y tú, destruída, ¿qué harás? Bien que te vistas de grana, aunque te
adornes con atavíos de oro, aunque pintes con antimonio tus ojos, en
vano te engalanas; menospreciáronte los amadores, buscarán tu alma. 4.31
Porque voz oí como de mujer que está de parto, angustia como de
primeriza; voz de la hija de Sión que lamenta y extiende sus manos,
diciendo: ¡Ay ahora de mí! que mi alma desmaya á causa de los matadores. ▲5.1
DISCURRID por las plazas de Jerusalem, y mirad ahora, y sabed, y buscad
en sus plazas si halláis hombre, si hay alguno que haga juicio, que
busque verdad; y yo la perdonaré. 5.2 Y si
dijeren: Vive Jehová; por tanto jurarán mentira. 5.3
Oh Jehová, ¿no miran tus ojos á la verdad? Azotástelos, y no les dolió;
consumístelos, y no quisieron recibir corrección; endurecieron sus
rostros más que la piedra, no quisieron tornarse. 5.4 Yo
empero dije: Por cierto ellos son pobres, enloquecido han, pues no
conocen el camino de Jehová, el juicio de su Dios. 5.5
Irme he á los grandes, y hablaréles; porque ellos conocen el camino de
Jehová, el juicio de su Dios. Ciertamente ellos también quebraron el
yugo, rompieron las coyundas. 5.6
Por tanto, león del monte los herirá, destruirálos lobo del desierto,
tigre acechará sobre sus ciudades; cualquiera que de ellas saliere,
será arrebatado: porque sus rebeliones se han multiplicado, hanse
aumentado sus deslealtades. 5.7
¿Cómo te he de perdonar por esto? Sus hijos me dejaron, y juraron por
lo que no es Dios. Saciélos, y adulteraron, y en casa de ramera se
juntaron en compañías. 5.8 Como
caballos bien hartos fueron á la mañana, cada cual relinchaba á la
mujer de su prójimo. 5.9 ¿No
había de hacer visitación sobre esto? dijo Jehová. De una gente como
ésta ¿no se había de vengar mi alma? 5.10
Escalad sus muros, y destruid; mas no hagáis consumación: quitad las
almenas de sus muros, porque no son de Jehová. 5.11 Porque
resueltamente se rebelaron contra mí la casa de Israel y la casa de
Judá, dice Jehová. 5.12
Negaron á Jehová, y dijeron: El no es, y no vendrá mal sobre nosotros,
ni veremos cuchillo ni hambre; 5.13 Antes
los profetas serán como viento, y no hay en ellos palabra; así se hará
á ellos. 5.14
Por tanto, así ha dicho Jehová Dios de los ejércitos: Porque hablasteis
esta palabra, he aquí yo pongo en tu boca mis palabras por fuego, y á
este pueblo por leños, y los consumirá. 5.15
He aquí yo traigo sobre vosotros gente de lejos, oh casa de Israel,
dice Jehová; gente robusta, gente antigua, gente cuya lengua ignorarás,
y no entenderás lo que hablare. 5.16 Su
aljaba como sepulcro abierto, todos valientes. 5.17
Y comerá tu mies y tu pan, que habían de comer tus hijos y tus hijas;
comerá tus ovejas y tus vacas, comerá tus viñas y tus higueras; y tus
ciudades fuertes en que tú confías, tornará en nada á cuchillo. 5.18 Empero
en aquellos días, dice Jehová, no os acabaré del todo. 5.19
Y será que cuando dijereis: ¿Por qué hizo Jehová el Dios nuestro con
nosotros todas estas cosas? entonces les dirás: De la manera que me
dejasteis á mí, y servisteis á dioses ajenos en vuestra tierra así
serviréis á extraños en tierra ajena. 5.20
Denunciad esto en la casa de Jacob, y haced que esto se oiga en Judá,
diciendo: 5.21 Oid
ahora esto, pueblo necio y sin corazón, que tienen ojos y no ven, que
tienen oídos y no oyen: 5.22
¿A mí no temeréis? dice Jehová; ¿no os amedrentaréis á mi presencia,
que al mar por ordenación eterna, la cual no quebrantará, puse arena
por término? Se levantarán tempestades, mas no prevalecerán; bramarán
sus ondas, mas no lo pasarán. 5.23 Empero
este pueblo tiene corazón falso y rebelde; tornáronse y fuéronse. 5.24
Y no dijeron en su corazón: Temamos ahora á Jehová Dios nuestro, que da
lluvia temprana y tardía en su tiempo; los tiempos establecidos de la
siega nos guarda. 5.25
Vuestras iniquidades han estorbado estas cosas; y vuestros pecados
apartaron de vosotros el bien. 5.26 Porque
fueron hallados en mi pueblo impíos; acechaban como quien pone lazos;
pusieron trampa para tomar hombres. 5.27 Como
jaula llena de pájaros, así están sus casas llenas de engaño: así se
hicieron grandes y ricos. 5.28
Engordaron y pusiéronse lustrosos, y sobrepujaron los hechos del malo:
no juzgaron la causa, la causa del huérfano; con todo hiciéronse
prósperos, y la causa de los pobres no juzgaron. 5.29 ¿No
tengo de visitar sobre esto? dice Jehová; ¿y de tal gente no se vengará
mi alma? 5.30 Cosa
espantosa y fea es hecha en la tierra: 5.31
Los profetas profetizaron mentira, y los sacerdotes dirigían por manos
de ellos; y mi pueblo así lo quiso. ¿Qué pues haréis á su fin? ▲6.1
HUID, hijos de Benjamín, de en medio de Jerusalem, y tocad bocina en
Tecoa, y alzad por señal humo sobre Beth-hacchêrem: porque del aquilón
se ha visto mal, y quebrantamiento grande. 6.2 A mujer
hermosa y delicada comparé á la hija de Sión. 6.3 A ella
vendrán pastores y sus rebaños; junto á ella en derredor pondrán sus
tiendas; cada uno apacentará á su parte. 6.4
Denunciad guerra contra ella: levantaos y subamos hacia el mediodía.
¡Ay de nosotros! que va cayendo ya el día, que las sombras de la tarde
se han extendido. 6.5
Levantaos, y subamos de noche, y destruyamos sus palacios. 6.6
Porque así dijo Jehová de los ejércitos: Cortad árboles, y extended
baluarte junto á Jerusalem: esta es la ciudad que toda ella ha de ser
visitada; violencia hay en medio de ella. 6.7
Como la fuente nunca cesa de manar sus aguas, así nunca cesa de manar
su malicia; injusticia y robo se oye en ella; continuamente en mi
presencia, enfermedad y herida. 6.8
Corrígete, Jerusalem, porque no se aparte mi alma de ti, porque no te
torne desierta, tierra no habitada. 6.9
Así dijo Jehová de los ejércitos: Del todo rebuscarán como á vid el
resto de Israel: torna tu mano como vendimiador á los cestos. 6.10
¿A quién tengo de hablar y amonestar, para que oigan? He aquí que sus
orejas son incircuncisas, y no pueden escuchar; he aquí que la palabra
de Jehová les es cosa vergonzosa, no la aman. 6.11
Por tanto estoy lleno de saña de Jehová, trabajado he por contenerme;
derramaréla sobre los niños en la calle, y sobre la reunión de los
jóvenes juntamente; porque el marido también será preso con la mujer,
el viejo con el lleno de días. 6.12
Y sus casas serán traspasadas á otros, sus heredades y también sus
mujeres; porque extenderé mi mano sobre los moradores de la tierra,
dice Jehová. 6.13
Porque desde el más chico de ellos hasta el más grande de ellos, cada
uno sigue la avaricia; y desde el profeta hasta el sacerdote, todos son
engañadores. 6.14 Y
curan el quebrantamiento de la hija de mi pueblo con liviandad,
diciendo, Paz, paz; y no hay paz. 6.15
¿Hanse avergonzado de haber hecho abominación? No por cierto, no se han
avergonzado, ni aun saben tener vergüenza: por tanto caerán entre los
que caerán; caerán cuando los visitaré, dice Jehová. 6.16
Así dijo Jehová: Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las
sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis
descanso para vuestra alma. Mas dijeron: No andaremos. 6.17
Desperté también sobre vosotros atalayas, que dijesen: Escuchad á la
voz de la trompeta. Y dijeron ellos: No escucharemos. 6.18 Por
tanto oid, gentes, y conoce, oh conjunto de ellas. 6.19
Oye, tierra. He aquí yo traigo mal sobre este pueblo, el fruto de sus
pensamientos; porque no escucharon á mis palabras, y aborrecieron mi
ley. 6.20 ¿A qué
viene para mí este incienso de Seba, y la buena caña olorosa de tierra
lejana? Vuestros holocaustos no son á mi voluntad, ni vuestros
sacrificios me dan gusto. 6.21
Por tanto Jehová dice esto: He aquí yo pongo á este pueblo tropiezos, y
caerán en ellos los padres y los hijos juntamente, el vecino y su
cercano perecerán. 6.22
Así ha dicho Jehová: He aquí que viene pueblo de tierra del aquilón, y
gente grande se levantará de los cantones de la tierra. 6.23
Arco y escudo arrebatarán; crueles son, que no tendrán misericordia;
sonará la voz de ellos como la mar, y montarán á caballo como hombres
dispuestos para la guerra, contra ti, oh hija de Sión. 6.24 Su
fama oimos, y nuestras manos se descoyuntaron; apoderóse de nosotros
angustia, dolor como de mujer que pare. 6.25 No
salgas al campo, ni andes por camino; porque espada de enemigo y temor
hay por todas partes. 6.26
Hija de mi pueblo, cíñete de saco, y revuélcate en ceniza; hazte luto
como por hijo único, llanto de amarguras: porque presto vendrá sobre
nosotros el destruidor. 6.27 Por
fortaleza te he puesto en mi pueblo, por torre: conocerás pues, y
examinarás el camino de ellos. 6.28 Todos
ellos príncipes rebeldes, andan con engaño; son cobre y hierro: todos
ellos son corruptores. 6.29
Quemóse el fuelle, del fuego se ha consumido el plomo: por demás fundió
el fundidor, pues los malos no son arrancados. 6.30 Plata
desechada los llamarán, porque Jehová los desechó. ▲7.1 PALABRA que fué de Jehová á
Jeremías, diciendo: 7.2
Ponte á la puerta de la casa de Jehová, y predica allí esta palabra, y
di: Oid palabra de Jehová, todo Judá, los que entráis por estas puertas
para adorar á Jehová. 7.3
Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Mejorad vuestros
caminos y vuestras obras, y os haré morar en este lugar. 7.4 No
fiéis en palabras de mentira, diciendo: Templo de Jehová, templo de
Jehová, templo de Jehová es éste. 7.5
Mas si mejorareis cumplidamente vuestros caminos y vuestras obras; si
con exactitud hiciereis derecho entre el hombre y su prójimo, 7.6
Ni oprimiereis al peregrino, al huérfano, y á la viuda, ni en este
lugar derramareis la sangre inocente, ni anduviereis en pos de dioses
ajenos para mal vuestro; 7.7 Os haré
morar en este lugar, en la tierra que dí á vuestros padres para siempre. 7.8 He aquí
vosotros os confiáis en palabras de mentira, que no aprovechan. 7.9
¿Hurtando, matando, y adulterando, y jurando falso, é incensando á
Baal, y andando tras dioses extraños que no conocisteis, 7.10
Vendréis y os pondréis delante de mí en esta casa sobre la cual es
invocado mi nombre, y diréis: Librados somos: para hacer todas estas
abominaciones? 7.11
¿Es cueva de ladrones delante de vuestros ojos esta casa, sobre la cual
es invocado mi nombre? He aquí que también yo veo, dice Jehová. 7.12
Andad empero ahora á mi lugar que fué en Silo, donde hice que morase mi
nombre al principio, y ved lo que le hice por la maldad de mi pueblo
Israel. 7.13 Ahora
pues, por cuanto habéis vosotros hecho todas estas obras, dice Jehová,
y bien que os hablé, madrugando para hablar, no oísteis, y os llamé, y
no respondisteis; 7.14
Haré también á esta casa sobre la cual es invocado mi nombre, en la que
vosotros confiáis, y á este lugar que dí á vosotros y á vuestros
padres, como hice á Silo: 7.15 Que os
echaré de mi presencia como eché á todos vuestros hermanos, á toda la
generación de Ephraim. 7.16 Tú
pues, no ores por este pueblo, ni levantes por ellos clamor ni oración,
ni me ruegues; porque no te oiré. 7.17 ¿No
ves lo que estos hacen en las ciudades de Judá y en las calles de
Jerusalem? 7.18
Los hijos cogen la leña, y los padres encienden el fuego, y las mujeres
amasan la masa, para hacer tortas á la reina del cielo y para hacer
ofrendas á dioses ajenos, por provocarme á ira. 7.19
¿Provocaránme ellos á ira, dice Jehová, y no más bien obran ellos
mismos para confusión de sus rostros? 7.20
Por tanto, así ha dicho el Señor Jehová: He aquí que mi furor y mi ira
se derrama sobre este lugar, sobre los hombres, sobre los animales,
sobre los árboles del campo, y sobre los frutos de la tierra; y
encenderáse, y no se apagará. 7.21 Así ha
dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Añadid vuestros
holocaustos sobre vuestros sacrificios, y comed carne. 7.22
Porque no hablé yo con vuestros padres, ni les mandé el día que los
saqué de la tierra de Egipto, acerca de holocaustos y de víctimas: 7.23
Mas esto les mandé, diciendo: Escuchad mi voz, y seré á vosotros por
Dios, y vosotros me seréis por pueblo; y andad en todo camino que os
mandare, para que os vaya bien. 7.24
Y no oyeron ni inclinaron su oído; antes caminaron en sus consejos, en
la dureza de su corazón malvado, y fueron hacia atrás y no hacia
adelante, 7.25 Desde
el día que vuestros padres salieron de la tierra de Egipto hasta hoy. Y
os envié á todos los profetas mis siervos, cada día madrugando y
enviándolos: 7.26 Mas no
me oyeron ni inclinaron su oído; antes endurecieron su cerviz, é
hicieron peor que sus padres. 7.27 Tú
pues les dirás todas estas palabras, mas no te oirán; aun los llamarás,
y no te responderán. 7.28
Les dirás por tanto: Esta es la gente que no escuchó la voz de Jehová
su Dios, ni tomó corrección; perdióse la fe, y de la boca de ellos fué
cortada. 7.29
Trasquila tu cabello, y arrójalo, y levanta llanto sobre las alturas;
porque Jehová ha aborrecido y dejado la nación de su ira. 7.30
Porque los hijos de Judá han hecho lo malo ante mis ojos, dice Jehová;
pusieron sus abominaciones en la casa sobre la cual mi nombre fué
invocado, amancillándola. 7.31
Y han edificado los altos de Topheth, que es en el valle del hijo de
Hinnom, para quemar al fuego sus hijos y sus hijas, cosa que yo no les
mandé, ni subió en mi corazón. 7.32
Por tanto, he aquí vendrán días, ha dicho Jehová, que no se diga más,
Topheth, ni valle del hijo de Hinnom, sino Valle de la Matanza; y serán
enterrados en Topheth, por no haber lugar. 7.33
Y serán los cuerpos muertos de este pueblo para comida de las aves del
cielo y de las bestias de la tierra; y no habrá quien las espante. 7.34
Y haré cesar de las ciudades de Judá, y de la calles de Jerusalem, voz
de gozo y voz de alegría, voz de esposo y voz de esposa; porque la
tierra será en desolación. ▲8.1
EN aquel tiempo, dice Jehová, sacarán los huesos de los reyes de Judá,
y los huesos de sus príncipes, y los huesos de los sacerdotes, y los
huesos de los profetas, y los huesos de los moradores de Jerusalem,
fuera de sus sepulcros; 8.2
Y los esparcirán al sol, y á la luna, y á todo el ejército del cielo, á
quien amaron, y á quienes sirvieron, y en pos de quienes anduvieron, y
á quienes preguntaron, y á quienes se encorvaron. No serán recogidos,
ni enterrados: serán por muladar sobre la haz de la tierra. 8.3
Y escogeráse la muerte antes que la vida por todo el resto que quedare
de esta mala generación, en todos los lugares á donde los arrojaré yo á
los que quedaren, dice Jehová de los ejércitos. 8.4 Les
dirás asimismo: Así ha dicho Jehová: ¿El que cae, no se levanta? ¿el
que se desvía, no torna á camino? 8.5 ¿Por
qué es este pueblo de Jerusalem rebelde con rebeldía perpetua?
Abrazaron el engaño, no han querido volverse. 8.6
Escuché y oí; no hablan derecho, no hay hombre que se arrepienta de su
mal, diciendo: ¿Qué he hecho? Cada cual se volvió á su carrera, como
caballo que arremete con ímpetu á la batalla. 8.7
Aun la cigüeña en el cielo conoce su tiempo, y la tórtola y la grulla y
la golondrina guardan el tiempo de su venida; mas mi pueblo no conoce
el juicio de Jehová. 8.8
¿Cómo decís: Nosotros somos sabios, y la ley de Jehová es con nosotros?
Ciertamente, he aquí que en vano se cortó la pluma, por demás fueron
los escribas. 8.9 Los
sabios se avergonzaron, espantáronse y fueron presos: he aquí que
aborrecieron la palabra de Jehová; ¿y qué sabiduría tienen? 8.10
Por tanto daré á otros sus mujeres, y sus heredades á quien las posea:
porque desde el chico hasta el grande cada uno sigue la avaricia, desde
el profeta hasta el sacerdote todos hacen engaño. 8.11 Y
curaron el quebrantamiento de la hija de mi pueblo con liviandad,
diciendo: Paz, paz; y no hay paz. 8.12
¿Hanse avergonzado de haber hecho abominación? Por cierto no se han
corrido de vergüenza, ni supieron avergonzarse; caerán por tanto entre
los que cayeren, cuando los visitaré: caerán, dice Jehová. 8.13
Cortarélos de por junto, dice Jehová. No habrá uvas en la vid, ni higos
en la higuera, y caeráse la hoja; y lo que les he dado pasará de ellos. 8.14
¿Sobre qué nos aseguramos? Juntaos, y entrémonos en las ciudades
fuertes, y allí reposaremos: porque Jehová nuestro Dios nos ha hecho
callar, y dádonos á beber bebida de hiel, porque pecamos contra Jehová. 8.15
Esperamos paz, y no hubo bien; día de cura, y he aquí turbación. 8.16
Desde Dan se oyó el bufido de sus caballos: del sonido de los relinchos
de sus fuertes tembló toda la tierra; y vinieron y devoraron la tierra
y su abundancia, ciudad y moradores de ella. 8.17
Porque he aquí que yo envío sobre vosotros serpientes, basiliscos,
contra los cuales no hay encantamiento; y os morderán, dice Jehová. 8.18 A
causa de mi fuerte dolor mi corazón desfallece en mí. 8.19
He aquí voz del clamor de la hija de mi pueblo, que viene de la tierra
lejana: ¿No está Jehová en Sión? ¿no está en ella su Rey? ¿Por qué me
hicieron airar con sus imágenes de talla, con vanidades ajenas? 8.20 Pasóse
la siega, acabóse el verano, y nosotros no hemos sido salvos. 8.21
Quebrantado estoy por el quebrantamiento de la hija de mi pueblo;
entenebrecido estoy, espanto me ha arrebatado. 8.22 ¿No
hay bálsamo en Galaad? ¿no hay allí médico? ¿Por qué pues no hubo
medicina para la hija de mi pueblo? ▲9.1
¡OH si mi cabeza se tornase aguas, y mis ojos fuentes de aguas, para
que llore día y noche los muertos de la hija de mi pueblo! 9.2
¡Oh quién me diese en el desierto un mesón de caminantes, para que
dejase mi pueblo, y de ellos me apartase! Porque todos ellos son
adúlteros, congregación de prevaricadores. 9.3
E hicieron que su lengua, como su arco, tirase mentira; y no se
fortalecieron por verdad en la tierra: porque de mal en mal
procedieron, y me han desconocido, dice Jehová. 9.4
Guárdese cada uno de su compañero, ni en ningún hermano tenga
confianza: porque todo hermano engaña con falacia, y todo compañero
anda con falsedades. 9.5
Y cada uno engaña á su compañero, y no hablan verdad: enseñaron su
lengua á hablar mentira, se ocupan de hacer perversamente. 9.6 Tu
morada es en medio de engaño; de muy engañadores no quisieron
conocerme, dice Jehová. 9.7
Por tanto, así ha dicho Jehová de los ejércitos: He aquí que yo los
fundiré, y los ensayaré; porque ¿cómo he de hacer por la hija de mi
pueblo? 9.8 Saeta
afilada es la lengua de ellos; engaño habla; con su boca habla paz con
su amigo, y dentro de sí pone sus asechanzas. 9.9 ¿No los
tengo de visitar sobre estas cosas? dice Jehová. ¿De tal gente no se
vengará mi alma? 9.10
Sobre los montes levantaré lloro y lamentación, y llanto sobre las
moradas del desierto; porque desolados fueron hasta no quedar quien
pase, ni oyeron bramido de ganado: desde las aves del cielo y hasta las
bestias de la tierra se trasportaron, y se fueron. 9.11
Y pondré á Jerusalem en montones, por moradas de culebras; y pondré las
ciudades de Judá en asolamiento, que no quede morador. 9.12
¿Quién es varón sabio que entienda esto? ¿y á quién habló la boca de
Jehová, para que pueda declararlo? ¿Por qué causa la tierra ha
perecido, ha sido asolada como desierto, que no hay quien pase? 9.13 Y dijo
Jehová: Porque dejaron mi ley, la cual dí delante de ellos, y no
obedecieron á mi voz, ni caminaron conforme á ella; 9.14 Antes
se fueron tras la imaginación de su corazón, y en pos de los Baales que
les enseñaron sus padres: 9.15
Por tanto así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: He aquí
que á este pueblo yo les daré á comer ajenjos, y les daré á beber aguas
de hiel. 9.16 Y los
esparciré entre gentes que no conocieron ellos ni sus padres; y enviaré
espada en pos de ellos, hasta que yo los acabe. 9.17 Así
dice Jehová de los ejércitos: Considerad, y llamad plañideras que
vengan; y enviad por las sabias que vengan: 9.18
Y dense prisa, y levanten llanto sobre nosotros, y córranse nuestros
ojos en lágrimas, y nuestros párpados en aguas se destilen. 9.19
Porque voz de endecha fué oída de Sión: ¡Cómo hemos sido destruídos! en
gran manera hemos sido confundidos. ¿Por qué dejamos la tierra? ¿por
qué nos han echado de sí nuestras moradas? 9.20
Oíd pues, oh mujeres, palabra de Jehová, y vuestro oído reciba la
palabra de su boca; y enseñad endechas á vuestras hijas, y cada una á
su amiga, lamentación. 9.21
Porque la muerte ha subido por nuestras ventanas, ha entrado en
nuestros palacios; para talar los niños de las calles, los mancebos de
las plazas. 9.22
Habla: Así ha dicho Jehová: Los cuerpos de los hombres muertos caerán
como estiércol sobre la haz del campo, y como manojo tras el segador,
que no hay quien lo recoja. 9.23
Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su
valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. 9.24
Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y
conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio, y justicia
en la tierra: porque estas cosas quiero, dice Jehová. 9.25 He
aquí que vienen días, dice Jehová, y visitaré sobre todo circuncidado,
y sobre todo incircunciso: 9.26
A Egipto, y á Judá, y á Edom, y á los hijos de Ammón y de Moab, y á
todos los arrinconados en el postrer rincón, que moran en el desierto;
porque todas las gentes tienen prepucio, y toda la casa de Israel tiene
prepucio en el corazón. ▲10.1 OID la palabra que Jehová
ha hablado sobre vosotros, oh casa de Israel. 10.2
Así dijo Jehová: No aprendáis el camino de las gentes, ni de las
señales del cielo tengáis temor, aunque las gentes las teman. 10.3 Porque
las ordenanzas de los pueblos son vanidad: porque leño del monte
cortaron, obra de manos de artífice con azuela. 10.4 Con
plata y oro lo engalanan; con clavos y martillo lo afirman, para que no
se salga. 10.5
Como palma lo igualan, y no hablan; son llevados, porque no pueden
andar. No tengáis temor de ellos; porque ni pueden hacer mal, ni para
hacer bien tienen poder. 10.6 No hay
semejante á tí, oh Jehová; grande tú, y grande tu nombre en fortaleza. 10.7
¿Quién no te temerá, oh Rey de las gentes? porque á tí compete ello;
porque entre todos los sabios de las gentes, y en todos sus reinos, no
hay semejante á ti. 10.8 Y
todos se infatuarán, y entontecerán. Enseñanza de vanidades es el mismo
leño. 10.9
Traerán plata extendida de Tarsis, y oro de Uphaz; obrará el artífice,
y las manos del fundidor; vestiránlos de cárdeno y de púrpura: obra de
peritos es todo. 10.10 Mas
Jehová Dios es la verdad; él es Dios vivo y Rey eterno: á su ira
tiembla la tierra, y las gentes no pueden sufrir su saña. 10.11 Les
diréis así: Los dioses que no hicieron los cielos ni la tierra,
perezcan de la tierra y de debajo de estos cielos. 10.12 El
que hizo la tierra con su potencia, el que puso en orden el mundo con
su saber, y extendió los cielos con su prudencia; 10.13
A su voz se da muchedumbre de aguas en el cielo, y hace subir las nubes
de lo postrero de la tierra; hace los relámpagos con la lluvia, y saca
el viento de sus depósitos. 10.14
Todo hombre se embrutece y le falta ciencia; avergüéncese de su
vaciadizo todo fundidor: porque mentira es su obra de fundición, y no
hay espíritu en ellos; 10.15
Vanidad son, obra de escarnios: en el tiempo de su visitación perecerán. 10.16
No es como ellos la suerte de Jacob: porque él es el Hacedor de todo, é
Israel es la vara de su herencia: Jehová de los ejércitos es su nombre. 10.17
Recoge de las tierras tus mercaderías, la que moras en lugar fuerte. 10.18
Porque así ha dicho Jehová: He aquí que esta vez arrojaré con honda los
moradores de la tierra, y he de afligirlos, para que lo hallen. 10.19
¡Ay de mí, por mi quebrantamiento! mi llaga es muy dolorosa. Yo empero
dije: Ciertamente enfermedad mía es esta, y debo sufrirla. 10.20
Mi tienda es destruída, y todas mis cuerdas están rotas: mis hijos
fueron sacados de mí, y perecieron: no hay ya más quien extienda mi
tienda, ni quien levante mis cortinas. 10.21
Porque los pastores se infatuaron, y no buscaron á Jehová: por tanto no
prosperaron, y todo su ganado se esparció. 10.22
He aquí que voz de fama viene, y alboroto grande de la tierra del
aquilón, para tornar en soledad todas las ciudades de Judá, en morada
de culebras. 10.23
Conozco, oh Jehová, que el hombre no es señor de su camino, ni del
hombre que camina es ordenar sus pasos. 10.24
Castígame, oh Jehová, mas con juicio; no con tu furor, porque no me
aniquiles. 10.25
Derrama tu enojo sobre las gentes que no te conocen, y sobre las
naciones que no invocan tu nombre: porque se comieron á Jacob, y lo
devoraron, y le han consumido, y asolado su morada. ▲11.1 PALABRA que fué de Jehová,
á Jeremías, diciendo: 11.2 Oid
las palabras de este pacto, y hablad á todo varón de Judá, y á todo
morador de Jerusalem. 11.3 Y les
dirás tú: Así dijo Jehová Dios de Israel: Maldito el varón que no
obedeciere las palabras de este pacto, 11.4
El cual mandé á vuestros padres el día que los saqué de la tierra de
Egipto, del horno de hierro, diciéndoles: Oid mi voz, y ejecutad
aquéllas, conforme á todo lo que os mando, y me seréis por pueblo, y yo
seré á vosotros por Dios; 11.5
Para que confirme el juramento que hice á vuestros padres, que les
daría la tierra que corre leche y miel, como este día. Y respondí, y
dije: Amén, oh Jehová. 11.6
Y Jehová me dijo: Pregona todas estas palabras en las ciudades de Judá
y en las calles de Jerusalem, diciendo: Oid las palabras de este pacto,
y ponedlas por obra. 11.7
Porque con eficacia protesté a vuestros padres el día que los hice
subir de la tierra de Egipto hasta el día de hoy, madrugando y
protestando, diciendo: Oid mi voz. 11.8
Mas no oyeron, ni inclinaron su oído, antes se fueron cada uno tras la
imaginación de su corazón malvado: por tanto, traeré sobre ellos todas
las palabras de este pacto, el cual mandé que cumpliesen, y no lo
cumplieron. 11.9 Y
díjome Jehová: Conjuración se ha hallado en los varones de Judá, y en
los moradores de Jerusalem. 11.10
Hanse vuelto á las maldades de sus primeros padres, los cuales no
quisieron escuchar mis palabras, antes se fueron tras dioses ajenos
para servirles; la casa de Israel y la casa de Judá invalidaron mi
pacto, el cual había yo concertado con sus padres. 11.11 Por
tanto, así ha dicho Jehová: He aquí yo traigo sobre ellos mal del que
no podrán salir; y clamarán á mi, y no los oiré. 11.12
E irán las ciudades de Judá y los moradores de Jerusalem, y clamarán á
los dioses á quienes queman ellos inciensos, los cuales no los podrán
salvar en el tiempo de su mal. 11.13
Porque según el número de tus ciudades fueron tus dioses, oh Judá; y
según el número de tus calles, oh Jerusalem, pusisteis los altares de
ignominia, altares para ofrecer sahumerios á Baal. 11.14
Tú pues, no ores por este pueblo, ni levantes por ellos clamor ni
oración; porque yo no oiré el día que en su aflicción á mí clamaren. 11.15
¿Qué tiene mi amado en mi casa, habiendo hecho abominaciones muchas? Y
las carnes santas pasarán de sobre tí, porque en tu maldad te gloriaste. 11.16
Oliva verde, hermosa en fruto y en parecer, llamó Jehová tu nombre. A
la voz de gran palabra hizo encender fuego sobre ella, y quebraron sus
ramas. 11.17 Pues
Jehová de los ejércitos, que te plantó, ha pronunciado mal contra ti, á
causa de la maldad de la casa de Israel y de la casa de Judá, que
hicieron á sí mismos, provocándome á ira con incensar á Baal. 11.18 Y
Jehová me lo hizo saber, y conocílo: entonces me hiciste ver sus obras. 11.19
Y yo como cordero inocente que llevan á degollar, pues no entendía que
maquinaban contra mí designios, diciendo: Destruyamos el árbol con su
fruto, y cortémoslo de la tierra de los vivientes, y no haya más
memoria de su nombre. 11.20
Mas, oh Jehová de los ejércitos, que juzgas justicia, que sondas los
riñones y el corazón, vea yo tu venganza de ellos: porque á ti he
descubierto mi causa. 11.21
Por tanto, así ha dicho Jehová de los varones de Anathoth, que buscan
tu alma, diciendo: No profetices en nombre de Jehová, y no morirás á
nuestras manos: 11.22
Así pues ha dicho Jehová de los ejércitos: He aquí que yo los visito;
los mancebos morirán á cuchillo; sus hijos y sus hijas morirán de
hambre; 11.23 Y no
quedará resto de ellos: porque yo traeré mal sobre los varones de
Anathoth, año de su visitación. ▲12.1
JUSTO eres tú, oh Jehová, aunque yo contigo dispute: hablaré empero
juicios contigo. ¿Por qué es prosperado el camino de los impíos, y
tienen bien todos los que se portan deslealmente? 12.2
Plantástelos, y echaron raíces; progresaron, é hicieron fruto; cercano
estás tú en sus bocas, mas lejos de sus riñones. 12.3
Tu empero, oh Jehová, me conoces; vísteme, y probaste mi corazón para
contigo: arráncalos como á ovejas para el degolladero, y señálalos para
el día de la matanza. 12.4
¿Hasta cuándo estará desierta la tierra, y marchita la hierba de todo
el campo? Por la maldad de los que en ella moran, faltaron los ganados,
y las aves; porque dijeron: No verá él nuestras postrimerías. 12.5
Si corriste con los de á pié, y te cansaron, ¿cómo contenderás con los
caballos? Y si en la tierra de paz estabas quieto, ¿cómo harás en la
hinchazón del Jordán? 12.6
Porque aun tus hermanos y la casa de tu padre, aun ellos se levantaron
contra ti, aun ellos dieron voces en pos de ti. No los creas, cuando
bien te hablaren. 12.7 He
dejado mi casa, desamparé mi heredad, entregado he lo que amaba mi alma
en manos de sus enemigos. 12.8 Fué
para mí mi heredad como león en breña: contra mí dió su voz; por tanto
la aborrecí. 12.9
¿Esme mi heredad ave de muchos colores? ¿no están contra ella aves en
derredor? Venid, reuníos, vosotras todas las bestias del campo, venid á
devorarla. 12.10
Muchos pastores han destruído mi viña, hollaron mi heredad, tornaron en
desierto y soledad mi heredad preciosa. 12.11 Fué
puesta en asolamiento, y lloró sobre mí, asolada: fué asolada toda la
tierra, porque no hubo hombre que mirase. 12.12
Sobre todos los lugares altos del desierto vinieron disipadores: porque
la espada de Jehová devorará desde el un extremo de la tierra hasta el
otro extremo: no habrá paz para ninguna carne. 12.13
Sembraron trigo, y segarán espinas; tuvieron la heredad, mas no
aprovecharon nada: se avergonzarán de vuestros frutos, á causa de la
ardiente ira de Jehová. 12.14
Así dijo Jehová contra todos mis malos vecinos, que tocan la heredad
que hice poseer á mi pueblo Israel: He aquí que yo los arrancaré de su
tierra, y arrancaré de en medio de ellos la casa de Judá. 12.15
Y será que, después que los hubiere arrancado, tornaré y tendré
misericordia de ellos, y harélos volver cada uno á su heredad, y cada
cual á su tierra. 12.16
Y será que, si cuidadosamente aprendieren los caminos de mi pueblo,
para jurar en mi nombre, diciendo, Vive Jehová, así como enseñaron á mi
pueblo á jurar por Baal; ellos serán prosperados en medio de mi pueblo. 12.17 Mas
si no oyeren, arrancaré á la tal gente, sacándola de raíz, y
destruyendo, dice Jehová. ▲13.1 ASI me dijo Jehová: Ve, y
cómprate un cinto de lino, y cíñelo sobre tus lomos, y no lo meterás en
agua. 13.2 Y
compré el cinto conforme á la palabra de Jehová, y púselo sobre mis
lomos. 13.3 Y fué
á mí segunda vez palabra de Jehová, diciendo: 13.4
Toma el cinto que compraste, que está sobre tus lomos, y levántate, y
ve al Eufrates, y escóndelo allá en la concavidad de una peña. 13.5 Fuí
pues, y escondílo junto al Eufrates, como Jehová me mandó. 13.6
Y sucedió que al cabo de muchos días me dijo Jehová: Levántate, y ve al
Eufrates, y toma de allí el cinto que te mandé escondieses allá. 13.7
Entonces fuí al Eufrates, y cavé, y tomé el cinto del lugar donde lo
había escondido; y he aquí que el cinto se había podrido; para ninguna
cosa era bueno. 13.8 Y fué
á mí palabra de Jehová, diciendo: 13.9 Así ha
dicho Jehová: Así haré podrir la soberbia de Judá, y la mucha soberbia
de Jerusalem, 13.10
A este pueblo malo, que no quieren oir mis palabras, que andan en las
imaginaciones de su corazón, y se fueron en pos de dioses ajenos para
servirles, y para encorvarse á ellos; y vendrá á ser como este cinto,
que para ninguna cosa es bueno. 13.11
Porque como el cinto se junta á los lomos del hombre, así hice juntar á
mí toda la casa de Israel y toda la casa de Judá, dice Jehová, para que
me fuesen por pueblo y por fama, y por alabanza y por honra: empero no
escucharon. 13.12 Les
dirás pues esta palabra: Así ha dicho Jehová, Dios de Israel:
Henchiráse de vino todo odre. Y ellos te dirán: ¿No sabemos que todo
odre se henchirá de vino? 13.13
Entonces les has de decir: Así ha dicho Jehová: He aquí que yo lleno de
embriaguez todos los moradores de esta tierra, y á los reyes de la
estirpe de David que se sientan sobre su trono, y á los sacerdotes y
profetas, y á todos los moradores de Jerusalem; 13.14
Y quebrantarélos el uno con el otro, los padres con los hijos
juntamente, dice Jehová: no perdonaré, ni tendré piedad ni
misericordia, para no destruirlos. 13.15
Escuchad y oid; no os elevéis: pues Jehová ha hablado. 13.16
Dad gloria á Jehová Dios vuestro, antes que haga venir tinieblas, y
antes que vuestros pies tropiecen en montes de oscuridad, y esperéis
luz, y os la torne sombra de muerte y tinieblas. 13.17
Mas si no oyereis esto, en secreto llorará mi alma á causa de vuestra
soberbia; y llorando amargamente, se desharán mis ojos en lágrimas,
porque el rebaño de Jehová fué cautivo. 13.18 Di al
rey y á la reina: Humillaos, sentaos en tierra; porque la corona de
vuestra gloria bajó de vuestras cabezas. 13.19 Las
ciudades del mediodía fueron cerradas, y no hubo quien las abriese:
toda Judá fué trasportada, trasportada fué toda ella. 13.20 Alzad
vuestros ojos, y ved los que vienen del aquilón: ¿dónde está el rebaño
que te fué dado, la grey de tu gloria? 13.21
¿Qué dirás cuando te visitará? porque tu los enseñaste á ser príncipes
y cabeza sobre ti. ¿No te tomarán dolores como á mujer que pare? 13.22
Cuando dijeres en tu corazón: ¿Por qué me ha sobrevenido esto? Por la
enormidad de tu maldad fueron descubiertas tus faldas, fueron desnudos
tus calcañares. 13.23
¿Mudará el negro su pellejo, y el leopardo sus manchas? Así también
podréis vosotros hacer bien, estando habituados á hacer mal. 13.24 Por
tanto yo los esparciré, como tamo que pasa, al viento del desierto. 13.25 Esta
es tu suerte, la porción de tus medidas de parte mía, dice Jehová;
porque te olvidaste de mí, y confiaste en la mentira. 13.26 Yo
pues descubriré también tus faldas delante de tu cara, y se manifestará
tu ignominia. 13.27
Tus adulterios, tus relinchos, la maldad de tu fornicación sobre los
collados: en el mismo campo vi tus abominaciones. ¡Ay de ti, Jerusalem!
¿No serás al cabo limpia? ¿hasta cuándo todavía? ▲14.1 PALABRA de Jehová que fué
dada á Jeremías, con motivo de la sequía. 14.2
Enlutóse Judá, y sus puertas se despoblaron: oscureciéronse en tierra,
y subió el clamor de Jerusalem. 14.3
Y los principales de ellos enviaron sus criados al agua: vinieron á las
lagunas, y no hallaron agua: volviéronse con sus vasos vacíos; se
avergonzaron, confundiéronse, y cubrieron sus cabezas. 14.4 Porque
se resquebrajó la tierra á causa de no llover en el país; confusos los
labradores, cubrieron sus cabezas. 14.5 Y aun
las ciervas en los campos parían, y dejaban la cría, porque no había
hierba. 14.6
Y los asnos monteses se ponían en los altos, aspiraban el viento como
los chacales; sus ojos se ofuscaron, porque no había hierba. 14.7
Si nuestras iniquidades testifican contra nosotros, oh Jehová, haz por
amor de tu nombre; porque nuestras rebeliones se han multiplicado,
contra ti pecamos. 14.8
Oh esperanza de Israel, Guardador suyo en el tiempo de la aflicción,
¿por qué has de ser como peregrino en la tierra, y como caminante que
se aparta para tener la noche? 14.9
¿Por qué has de ser como hombre atónito, y como valiente que no puede
librar? tú empero estás entre nosotros, oh Jehová, y sobre nosotros es
invocado tu nombre; no nos desampares. 14.10
Así ha dicho Jehová á este pueblo: Así amaron moverse, ni detuvieron
sus pies: por tanto, Jehová no los tiene en voluntad; acordaráse ahora
de la maldad de ellos, y visitará sus pecados. 14.11 Y
díjome Jehová: No ruegues por este pueblo para bien. 14.12
Cuando ayunaren, yo no oiré su clamor, y cuando ofrecieren holocausto y
ofrenda, no lo aceptaré; antes los consumiré con cuchillo, y con
hambre, y con pestilencia. 14.13
Y yo dije: ¡Ah! ah! Señor Jehová! he aquí que los profetas les dicen:
No veréis cuchillo, ni habrá hambre en vosotros, sino que en este lugar
os daré paz verdadera. 14.14
Díjome entonces Jehová: Falso profetizan los profetas en mi nombre: no
los envié, ni les mandé, ni les hablé: visión mentirosa, y adivinación,
y vanidad, y engaño de su corazón os profetizan. 14.15
Por tanto así ha dicho Jehová sobre los profetas que profetizan en mi
nombre, los cuales yo no envié, y que dicen, Cuchillo ni hambre no
habrá en esta tierra: Con cuchillo y con hambre serán consumidos esos
profetas. 14.16 Y el
pueblo á quien profetizan, echado será en las calles de Jerusalem por
hambre y por espada; y no habrá quien los entierre, ellos, y sus
mujeres, y sus hijos, y sus hijas; y sobre ellos derramaré su maldad. 14.17
Decirles has, pues, esta palabra: Córranse mis ojos en lágrimas noche y
día, y no cesen; porque de gran quebrantamiento es quebrantada la
virgen hija de mi pueblo, de plaga muy recia. 14.18
Si salgo al campo, he aquí muertos á cuchillo; y si me entro en la
ciudad, he aquí enfermos de hambre: porque también el profeta como el
sacerdote anduvieron rodeando en la tierra, y no conocieron. 14.19
¿Has desechado enteramente á Judá? ¿ha aborrecido tu alma á Sión? ¿Por
qué nos hiciste herir sin que nos quede cura? Esperamos paz, y no hubo
bien; tiempo de cura, y he aquí turbación. 14.20
Reconocemos, oh Jehová, nuestra impiedad, la iniquidad de nuestros
padres: porque contra ti hemos pecado. 14.21 Por
amor de tu nombre no nos deseches, ni trastornes el trono de tu gloria:
acuérdate, no invalides tu pacto con nosotros. 14.22
¿Hay entre las vanidades de las gentes quien haga llover? ¿y darán los
cielos lluvias? ¿No eres tú, Jehová, nuestro Dios? en ti pues
esperamos; pues tú hiciste todas estas cosas. ▲15.1
Y DIJOME Jehová: Si Moisés y Samuel se pusieran delante de mí, mi
voluntad no será con este pueblo: échalos de delante de mí, y salgan. 15.2
Y será que si te preguntaren: ¿A dónde saldremos? les dirás: Así ha
dicho Jehová: El que á muerte, á muerte; y el que á cuchillo, á
cuchillo; y el que á hambre, á hambre; y el que á cautividad, á
cautividad. 15.3 Y
enviaré sobre ellos cuatro géneros, dice Jehová: cuchillo para matar, y
perros para despedazar, y aves del cielo y bestias de la tierra, para
devorar y para disipar. 15.4
Y entregarélos á ser agitados por todos los reinos de la tierra, á
causa de Manasés hijo de Ezechîas rey de Judá, por lo que hizo en
Jerusalem. 15.5
Porque ¿quién tendrá compasión de ti, oh Jerusalem? ¿ó quién se
entristecerá por tu causa? ¿ó quién ha de venir á preguntar por tu paz? 15.6
Tú me dejaste, dice Jehová, atrás te volviste: por tanto yo extenderé
sobre ti mi mano, y te destruiré; estoy cansado de arrepentirme. 15.7 Y
aventélos con aventador hasta las puertas de la tierra; desahijé,
desbaraté mi pueblo; no se tornaron de sus caminos. 15.8
Sus viudas se multiplicaron más que la arena de la mar; traje contra
ellos destruidor á medio día sobre la madre y los hijos; sobre la
ciudad hice que de repente cayesen terrores. 15.9
Enflaquecióse la que parió siete; llenóse de dolor su alma; su sol se
le puso siendo aún de día; fué avergonzada y llena de confusión: y lo
que de ella quedare, entregarélo á cuchillo delante de sus enemigos,
dice Jehová. 15.10
¡Ay de mí, madre mía, que me has engendrado hombre de contienda y
hombre de discordia á toda la tierra! Nunca les dí á logro, ni lo tomé
de ellos; y todos me maldicen. 15.11
Dijo Jehová: De cierto tus reliquias serán en bien; de cierto haré que
el enemigo te salga á recibir en el tiempo trabajoso, y en el tiempo de
angustia. 15.12
¿Quebrará el hierro al hierro de la parte de aquilón, y al bronce? 15.13 Tus
riquezas y tus tesoros daré á saco sin ningún precio, por todos tus
pecados, y en todos tus términos; 15.14 Y te
haré pasar á tus enemigos en tierra que no conoces: porque fuego se ha
encendido en mi furor, y arderá sobre vosotros. 15.15
Tú lo sabes, oh Jehová; acuérdate de mí, y visítame, y véngame de mis
enemigos. No me tomes en la prolongación de tu enojo: sabes que por
amor de ti sufro afrenta. 15.16
Halláronse tus palabras, y yo las comí; y tu palabra me fué por gozo y
por alegría de mi corazón: porque tu nombre se invocó sobre mí, oh
Jehová Dios de los ejércitos. 15.17 No me
senté en compañia de burladores, ni me engreí á causa de tu profecía;
sentéme solo, porque me llenaste de desabrimiento. 15.18
¿Por qué fué perpetuo mi dolor, y mi herida desahuciada no admitió
cura? ¿Serás para mí como cosa ilusoria, como aguas que no son estables? 15.19
Por tanto así dijo Jehová: Si te convirtieres, yo te repondré, y
delante de mí estarás; y si sacares lo precioso de lo vil, serás como
mi boca. Conviértanse ellos á ti, y tú no te conviertas á ellos. 15.20
Y te daré para este pueblo por fuerte muro de bronce, y pelearán contra
ti, y no te vencerán: porque yo estoy contigo para guardarte y para
defenderte, dice Jehová. 15.21 Y
librarte he de la mano de los malos, y te redimiré de la mano de los
fuertes. ▲16.1 Y FUÉ á mí palabra de
Jehová, diciendo: 16.2 No
tomarás para ti mujer, ni tendrás hijos ni hijas en este lugar. 16.3
Porque así ha dicho Jehová acerca de los hijos y de las hijas que
nacieren en este lugar, y de sus madres que los parieren, y de los
padres que los engendraren en esta tierra. 16.4
De dolorosas enfermedades morirán; no serán plañidos ni enterrados:
serán por muladar sobre la haz de la tierra: y con cuchillo y con
hambre serán consumidos, y sus cuerpos serán para comida de las aves
del cielo y de las bestias de la tierra. 16.5
Porque así ha dicho Jehová: No entres en casa de luto, ni vayas á
lamentar, ni los consueles: porque yo he quitado mi paz de este pueblo,
dice Jehová, mi misericordia y piedades. 16.6 Y
morirán en esta tierra grandes y chicos: no se enterrarán, ni los
plañirán, ni se arañarán, ni se mesarán por ellos; 16.7
Ni por ellos partirán pan por luto, para consolarlos de sus muertos; ni
les darán á beber vaso de consolaciones por su padre ó por su madre. 16.8
Asimismo no entres en casa de convite, para sentarte con ellos á comer
ó á beber. 16.9
Porque así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: He aquí
que yo haré cesar en este lugar, delante de vuestros ojos y en vuestros
días, toda voz de gozo y toda voz de alegría, toda voz de esposo y toda
voz de esposa. 16.10
Y acontecerá que cuando anunciares á este pueblo todas estas cosas, te
dirán ellos: ¿Por qué habló Jehová sobre nosotros este mal tan grande?
¿y qué maldad es la nuestra, ó qué pecado es el nuestro, que
cometiéramos contra Jehová nuestro Dios? 16.11
Entonces les dirás: Porque vuestros padres me dejaron, dice Jehová, y
anduvieron en pos de dioses ajenos, y los sirvieron, y á ellos se
encorvaron, y me dejaron á mí, y no guardaron mi ley; 16.12
Y vosotros habéis hecho peor que vuestros padres; porque he aquí que
vosotros camináis cada uno tras la imaginación de su malvado corazón,
no oyéndome á mí. 16.13
Por tanto, yo os haré echar de esta tierra á tierra que ni vosotros ni
vuestros padres habéis conocido, y allá serviréis á dioses ajenos de
día y de noche; porque no os mostraré clemencia. 16.14
Empero he aquí, vienen días, dice Jehová, que no se dirá más: Vive
Jehová, que hizo subir á los hijos de Israel de tierra de Egipto; 16.15
Sino: Vive Jehová, que hizo subir á los hijos de Israel de la tierra
del aquilón, y de todas las tierras á donde los había arrojado: y
volverélos á su tierra, la cual dí á sus padres. 16.16
He aquí que yo envío muchos pescadores, dice Jehová, y los pescarán; y
después enviaré muchos cazadores, y los cazarán de todo monte, y de
todo collado, y de las cavernas de los peñascos. 16.17
Porque mis ojos están sobre todos sus caminos, los cuales no se me
ocultaron, ni su maldad se esconde de la presencia de mis ojos. 16.18
Mas primero pagaré al doble su iniquidad y su pecado; porque
contaminaron mi tierra con los cuerpos muertos de sus abominaciones, y
de sus abominaciones llenaron mi heredad. 16.19
Oh Jehová, fortaleza mía, y fuerza mía, y refugio mío en el tiempo de
la aflicción; á ti vendrán gentes desde los extremos de la tierra, y
dirán: Ciertamente mentira poseyeron nuestros padres, vanidad, y no hay
en ellos provecho. 16.20 ¿Ha
de hacer el hombre dioses para sí? mas ellos no son dioses. 16.21 Por
tanto, he aquí, les enseñaré de esta vez, enseñarles he mi mano y mi
fortaleza, y sabrán que mi nombre es Jehová. ▲17.1
EL pecado de Judá escrito está con cincel de hierro, y con punta de
diamante: esculpido está en la tabla de su corazón, y en los lados de
vuestros altares; 17.2 Cuando
sus hijos se acuerdan de sus altares y de sus bosques, junto á los
árboles verdes y en los collados altos. 17.3 ¡Oh mi
montaña! tu hacienda en el campo y todos tus tesoros daré á saco, por
el pecado de tus altos en todos tus términos. 17.4
Y habrá en ti cesación de tu heredad, la cual yo te dí, y te haré
servir á tus enemigos en tierra que no conociste; porque fuego habéis
encendido en mi furor, para siempre arderá. 17.5 Así ha
dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne
por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová. 17.6
Pues será como la retama en el desierto, y no verá cuando viniere el
bien; sino que morará en las securas en el desierto, en tierra
despoblada y deshabitada. 17.7
Bendito el varón que se fía en Jehová, y cuya confianza es Jehová. 17.8
Porque él será como el árbol plantado junto á las aguas, que junto á la
corriente echará sus raices, y no verá cuando viniere el calor, sino
que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni
dejará de hacer fruto. 17.9
Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo
conocerá? 17.10 Yo
Jehová, que escudriño el corazón, que pruebo los riñones, para dar á
cada uno según su camino, según el fruto de sus obras. 17.11
Como la perdiz que cubre lo que no puso, es el que allega riquezas, y
no con justicia; en medio de sus días las dejará, y en su postrimería
será insipiente. 17.12 Trono
de gloria, excelso desde el principio, es el lugar de nuestro santuario. 17.13
¡Oh Jehová, esperanza de Israel! todos los que te dejan, serán
avergonzados; y los que de mí se apartan, serán escritos en el polvo;
porque dejaron la vena de aguas vivas, á Jehová. 17.14
Sáname, oh Jehová, y seré sano; sálvame, y seré salvo: porque tú eres
mi alabanza. 17.15 He
aquí que ellos me dicen: ¿Dónde está la palabra de Jehová? venga ahora. 17.16
Mas yo no me entrometí á ser pastor en pos de ti, ni deseé día de
calamidad, tú lo sabes. Lo que de mi boca ha salido, fué en tu
presencia. 17.17 No me
seas tú por espanto: esperanza mía eres tú en el día malo. 17.18
Avergüéncense los que me persiguen, y no me avergüence yo; asómbrense
ellos, y yo no me asombre: trae sobre ellos día malo, y quebrántalos
con doble quebrantamiento. 17.19
Así me ha dicho Jehová: Ve, y ponte á la puerta de los hijos del
pueblo, por la cual entran y salen los reyes de Judá, y á todas las
puertas de Jerusalem, 17.20
Y diles: Oid la palabra de Jehová, reyes de Judá, y todo Judá, y todos
los moradores de Jerusalem que entráis por esta puertas. 17.21
Así ha dicho Jehová: Guardaos por vuestras vidas, y no traigáis carga
en el día del sábado, para meter por las puertas de Jerusalem; 17.22
Ni saquéis carga de vuestras casas en el día del sábado, ni hagáis obra
alguna: mas santificad el día del sábado, como mandé á vuestros padres; 17.23 Mas
ellos no oyeron, ni inclinaron su oído, antes endurecieron su cerviz,
por no oir, ni recibir corrección. 17.24
Será empero, si vosotros me obedeciereis, dice Jehová, no metiendo
carga por las puertas de esta ciudad en el día del sábado, sino que
santificaréis el día del sábado, no haciendo en él ninguna obra; 17.25
Que entrarán por las puertas de esta ciudad, en carros y en caballos,
los reyes y los príncipes que se sientan sobre el trono de David, ellos
y sus príncipes, los varones de Judá, y los moradores de Jerusalem: y
esta ciudad será habitada para siempre. 17.26
Y vendrán de las ciudades de Judá, y de los alrededores de Jerusalem, y
de tierra de Benjamín, y de los campos, y del monte, y del austro,
trayendo holocausto y sacrificio, y ofrenda é incienso, y trayendo
sacrificio de alabanza á la casa de Jehová. 17.27
Mas si no me oyereis para santificar el día del sábado, y para no traer
carga ni meterla por las puertas de Jerusalem en día de sábado, yo haré
encender fuego en sus puertas, y consumirá los palacios de Jerusalem, y
no se apagará. ▲18.1 LA palabra que fué á
Jeremías de Jehová, diciendo: 18.2
Levántate, y vete á casa del alfarero, y allí te haré oir mis palabras. 18.3 Y
descendí á casa del alfarero, y he aquí que él hacía obra sobre la
rueda. 18.4
Y el vaso que él hacía de barro se quebró en la mano del alfarero; y
tornó é hízolo otro vaso, según que al alfarero pareció mejor hacerlo. 18.5
Entonces fué á mí palabra de Jehová, diciendo: 18.6
¿No podré yo hacer de vosotros como este alfarero, oh casa de Israel,
dice Jehová? He aquí que como el barro en la mano del alfarero, así
sois vosotros en mi mano, oh casa de Israel. 18.7 En un
instante hablaré contra gentes y contra reinos, para arrancar, y
disipar, y destruir. 18.8
Empero si esas gentes se convirtieren de su maldad, de que habré
hablado, yo me arrepentiré del mal que había pensado hacerles. 18.9 Y en
un instante hablaré de la gente y del reino, para edificar y para
plantar; 18.10 Pero
si hiciere lo malo delante de mis ojos, no oyendo mi voz, arrepentiréme
del bien que había determinado hacerle. 18.11
Ahora pues habla luego á todo hombre de Judá, y á los moradores de
Jerusalem, diciendo: Así ha dicho Jehová: He aquí que yo dispongo mal
contra vosotros, y trazo contra vosotros designios: conviértase ahora
cada uno de su mal camino, y mejorad vuestros caminos y vuestras obras. 18.12
Y dijeron: Es por demás: porque en pos de nuestras imaginaciones hemos
de ir, y hemos de hacer cada uno el pensamiento de su malvado corazón. 18.13 Por
tanto, así dijo Jehová: Preguntad ahora á las gentes, quién tal haya
oído. Gran fealdad ha hecho la virgen de Israel. 18.14
¿Faltará la nieve del Líbano de la piedra del campo? ¿faltarán las
aguas frías que corren de lejanas tierras? 18.15
Porque mi pueblo me ha olvidado, incensando á la vanidad, y hácenles
tropezar en sus caminos, en las sendas antiguas, para que caminen por
sendas, por camino no hollado; 18.16 Para
poner su tierra en desolación, y en silbos perpetuos; todo aquel que
pasare por ella se maravillará, y meneará su cabeza. 18.17 Como
viento solano los esparciré delante del enemigo; mostraréles las
espaldas, y no el rostro, en el día de su perdición. 18.18
Y dijeron: Venid, y tracemos maquinaciones contra Jeremías; porque la
ley no faltará del sacerdote, ni consejo del sabio, ni palabra del
profeta. Venid é hirámoslo de lengua, y no miremos á todas sus palabras. 18.19 Oh
Jehová, mira por mí, y oye la voz de los que contienden conmigo. 18.20
¿Dase mal por bien para que hayan cavado hoyo á mi alma? Acuérdate que
me puse delante de ti para hablar bien por ellos, para apartar de ellos
tu ira. 18.21 Por
tanto, entrega sus hijos á hambre, y hazlos derramar por medio de la
espada; y queden sus mujeres sin hijos, y viudas; y sus maridos sean
puestos á muerte, y sus jóvenes heridos á cuchillo en la guerra. 18.22
Oigase clamor de sus casas, cuando trajeres sobre ellos ejército de
repente: porque cavaron hoyo para prenderme, y á mis pies han escondido
lazos. 18.23 Mas
tú,
oh Jehová, conoces todo su consejo contra mí para muerte; no perdones
su maldad, ni borres su pecado de delante de tu rostro: y tropiecen
delante de ti; haz así con ellos en el tiempo de tu furor. ▲19.1
ASI dijo Jehová: Ve, y compra una vasija de barro de alfarero, y lleva
contigo de los ancianos del pueblo, y de los ancianos de los sacerdotes; 19.2
Y saldrás al valle del hijo de Hinnom, que está á la entrada de la
puerta oriental, y publicarás allí las palabras que yo te hablaré. 19.3
Dirás pues: Oid palabra de Jehová, oh reyes de Judá, y moradores de
Jerusalem. Así dice Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: He aquí
que yo traigo mal sobre este lugar, tal que quien lo oyere, le retiñan
los oídos. 19.4
Porque me dejaron, y enajenaron este lugar, y ofrecieron en él perfumes
á dioses ajenos, los cuales no habían ellos conocido, ni sus padres, ni
los reyes de Judá; y llenaron este lugar de sangre de inocentes; 19.5
Y edificaron alto á Baal, para quemar con fuego sus hijos en
holocaustos al mismo Baal; cosa que no les mandé, ni hablé, ni me vino
al pensamiento. 19.6
Por tanto, he aquí vienen días, dice Jehová, que este lugar no se
llamará más Topheth, ni Valle del hijo de Hinnom, sino Valle de la
Matanza. 19.7 Y
desvaneceré el consejo de Judá y de Jerusalem en este lugar; y haréles
caer á cuchillo delante de sus enemigos, y en las manos de los que
buscan sus almas; y daré sus cuerpos para comida de las aves del cielo
y de las bestias de la tierra: 19.8 Y
pondré á esta ciudad por espanto y silbo: todo aquel que pasare por
ella se maravillará, y silbará sobre todas sus plagas. 19.9
Y haréles comer la carne de sus hijos y la carne de sus hijas; y cada
uno comerá la carne de su amigo, en el cerco y en el apuro con que los
estrecharán sus enemigos y los que buscan sus almas. 19.10 Y
quebrarás la vasija ante los ojos de los varones que van contigo, 19.11
Y les dirás: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Así quebrantaré á
este pueblo y á esta ciudad, como quien quiebra un vaso de barro, que
no puede más restaurarse; y en Topheth se enterrarán, porque no habrá
otro lugar para enterrar. 19.12 Así
haré á este lugar, dice Jehová, y á sus moradores, poniendo esta ciudad
como Topheth. 19.13
Y las casas de Jerusalem, y las casas de los reyes de Judá, serán como
el lugar de Topheth inmundas, por todas las casas sobre cuyos tejados
ofrecieron perfumes á todo el ejército del cielo, y vertieron
libaciones á dioses ajenos. 19.14
Y volvió Jeremías de Topheth, á donde le envió Jehová á profetizar, y
paróse en el atrio de la casa de Jehová, y dijo á todo el pueblo. 19.15
Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: He aquí yo traigo
sobre esta ciudad y sobre todas sus villas todo el mal que hablé contra
ella: porque han endurecido su cerviz, para no oir mis palabras. ▲20.1
Y PASHUR sacerdote, hijo de Immer, que presidía por príncipe en la casa
de Jehová, oyó á Jeremías que profetizaba estas palabras. 20.2
E hirió Pashur á Jeremías profeta, y púsole en el cepo que estaba á la
puerta de Benjamín en lo alto, la cual conducía á la casa de Jehová. 20.3
Y el día siguiente Pashur sacó á Jeremías del cepo. Díjole entonces
Jeremías: Jehová no ha llamado tu nombre Pashur, sino Magormissabib. 20.4
Porque así ha dicho Jehová: He aquí yo te pondré en espanto á ti, y á
todos los que bien te quieren, y caerán por el cuchillo de sus
enemigos, y tus ojos lo verán: y á todo Judá entregaré en mano del rey
de Babilonia, y los trasportará á Babilonia, y herirálos á cuchillo. 20.5
Entregaré asimismo toda la sustancia de esta ciudad, y todo su trabajo,
y todas sus cosas preciosas; y daré todos los tesoros de los reyes de
Judá en manos de sus enemigos, y los saquearán, y los tomarán, y
llevaránlos á Babilonia. 20.6
Y tú, Pashur, y todos los moradores de tu casa iréis cautivos, y
entrarás en Babilonia, y allí morirás, y serás allá enterrado, tu, y
todos los que bien te quieren, á los cuales has profetizado con mentira. 20.7
Alucinásteme, oh Jehová, y hállome frustrado: más fuerte fuiste que yo,
y vencísteme: cada día he sido escarnecido; cada cual se burla de mí. 20.8
Porque desde que hablo, doy voces, grito, Violencia y destrucción:
porque la palabra de Jehová me ha sido para afrenta y escarnio cada día. 20.9
Y dije: No me acordaré más de él, ni hablaré más en su nombre: empero
fué en mi corazón como un fuego ardiente metido en mis huesos, trabajé
por sufrirlo, y no pude. 20.10
Porque oí la murmuración de muchos, temor de todas partes: Denunciad, y
denunciaremos. Todos mis amigos miraban si claudicaría. Quizá se
engañará, decían, y prevaleceremos contra él, y tomaremos de él nuestra
venganza. 20.11 Mas
Jehová está conmigo como poderoso gigante; por tanto los que me
persiguen tropezarán, y no prevalecerán; serán avergonzados en gran
manera, porque no prosperarán; tendrán perpetua confusión que jamás
será olvidada. 20.12
Oh Jehová de los ejércitos, que sondas los justos, que ves los riñones
y el corazón, vea yo tu venganza de ellos; porque á ti he descubierto
mi causa. 20.13
Cantad á Jehová, load á Jehová: porque librado ha el alma del pobre de
mano de los malignos. 20.14
Maldito el día en que nací: el día en que mi madre me parió no sea
bendito. 20.15
Maldito el hombre que dió nuevas á mi padre, diciendo, Hijo varón te ha
nacido, haciéndole alegrarse así mucho. 20.16 Y sea
el tal hombre como las ciudades que asoló Jehová, y no se arrepintió: y
oiga gritos de mañana, y voces al medio día; 20.17
Porque no me mató en el vientre, y mi madre me hubiera sido mi
sepulcro, y su vientre concebimiento perpetuo. 20.18 ¿Para
qué salí del vientre? ¿para ver trabajo y dolor, y que mis días se
gastasen en afrenta? ▲21.1
PALABRA que fué á Jeremías de Jehová, cuando el rey Sedechîas envió á
él á Pashur hijo de Malchîas, y á Sephanías sacerdote, hijo de Maasías,
que le dijesen: 21.2
Pregunta ahora por nosotros á Jehová; porque Nabucodonosor rey de
Babilonia hace guerra contra nosotros: quizá Jehová hará con nosotros
según todas sus maravillas, y aquél se irá de sobre nosotros. 21.3 Y
Jeremías les dijo: Diréis así á Sedechîas: 21.4
Así ha dicho Jehová Dios de Israel: He aquí yo vuelvo las armas de
guerra que están en vuestras manos, y con que vosotros peleáis con el
rey de Babilonia; y los Caldeos que os tienen cercados fuera de la
muralla, yo los juntaré en medio de esta ciudad. 21.5 Y
pelearé contra vosotros con mano alzada y con brazo fuerte, y con
furor, y enojo, é ira grande: 21.6 Y
heriré los moradores de esta ciudad; y los hombres y las bestias
morirán de pestilencia grande. 21.7
Y después, así dice Jehová, entregaré á Sedechîas rey de Judá, y á sus
criados, y al pueblo, y á los que quedaren en la ciudad de la
pestilencia, y del cuchillo, y del hambre, en mano de Nabucodonosor rey
de Babilonia, y en mano de sus enemigos, y en mano de los que buscan
sus almas; y él los herirá á filo de espada; no los perdonará, ni los
recibirá á merced, ni tendrá de ellos misericordia. 21.8 Y á
este pueblo dirás: Así ha dicho Jehová: He aquí pongo delante de
vosotros camino de vida y camino de muerte. 21.9
El que se quedare en esta ciudad, morirá á cuchillo, ó de hambre, ó
pestilencia: mas el que saliere, y se pasare á los Caldeos que os
tienen cercados, vivirá, y su vida le será por despojo. 21.10
Porque mi rostro he puesto contra esta ciudad para mal, y no para bien,
dice Jehová: en mano del rey de Babilonia será entregada, y quemarála á
fuego. 21.11 Y á
la casa del rey de Judá dirás: Oid palabra de Jehová. 21.12
Casa de David, así dijo Jehová: Juzgad de mañana juicio, y librad al
oprimido de mano del opresor; porque mi ira no salga como fuego, y se
encienda, y no haya quien apague, por la maldad de vuestras obras. 21.13
He aquí yo contra ti, moradora del valle de la piedra de la llanura,
dice Jehová: los que decís: ¿Quién subirá contra nosotros? ¿y quién
entrará en nuestras moradas? 21.14
Yo os visitaré conforme al fruto de vuestras obras, dice Jehová, y haré
encender fuego en su breña, y consumirá todo lo que está alrededor de
ella. ▲22.1 ASI dijo Jehová: Desciende
á la casa del rey de Judá, y habla allí esta palabra, 22.2
Y di: Oye palabra de Jehová, oh rey de Judá que estás sentado sobre el
trono de David, tú, y tus criados, y tu pueblo que entran por estas
puertas. 22.3 Así ha
dicho Jehová: Haced juicio y justicia, y librad al oprimido de mano del
opresor, y no engañéis, ni robéis al extranjero, ni al huérfano, ni á
la viuda, ni derraméis sangre inocente en este lugar. 22.4
Porque si efectivamente hiciereis esta palabra, los reyes que en lugar
de David se sientan sobre su trono, entrarán montados en carros y en
caballos por las puertas de esta casa, ellos, y sus criados, y su
pueblo. 22.5 Mas si
no oyereis estas palabras, por mí he jurado, dice Jehová, que esta casa
será desierta. 22.6
Porque así ha dicho Jehová sobre la casa del rey de Judá: Galaad eres
tú para mí, y cabeza del Líbano: empero de cierto te pondré en soledad,
y ciudades deshabitadas. 22.7 Y
señalaré contra ti disipadores, cada uno con sus armas; y cortarán tus
cedros escogidos, y los echarán en el fuego. 22.8
Y muchas gentes pasarán junto á esta ciudad, y dirán cada uno á su
compañero: ¿Por qué lo hizo así Jehová con esta grande ciudad? 22.9 Y
dirán: Porque dejaron el pacto de Jehová su Dios, y adoraron dioses
ajenos, y les sirvieron. 22.10
No lloréis al muerto, ni de él os condolezcáis: llorad amargamente por
el que va; porque no volverá jamás, ni verá la tierra donde nació. 22.11
Porque así ha dicho Jehová, de Sallum hijo de Josías, rey de Judá, que
reina por Josías su padre, que salió de este lugar: No volverá acá más; 22.12 Antes
morirá en el lugar adonde lo trasportaren, y no verá más esta tierra. 22.13
¡Ay del que edifica su casa y no en justicia, y sus salas y no en
juicio, sirviéndose de su prójimo de balde, y no dándole el salario de
su trabajo! 22.14 Que
dice: Edificaré para mí casa espaciosa, y airosas salas; y le abre
ventanas, y la cubre de cedro, y la pinta de bermellón. 22.15
¿Reinarás porque te cercas de cedro? ¿no comió y bebío tu padre, é hizo
juicio y justicia, y entonces le fué bien? 22.16 El
juzgó la causa del afligido y del menesteroso, y entonces estuvo bien.
¿No es esto conocerme á mí? dice Jehová. 22.17 Mas
tus ojos y tu corazón no son sino á tu avaricia, y á derramar la sangre
inocente, y á opresión, y á hacer agravio. 22.18
Por tanto así ha dicho Jehová, de Joacim hijo de Josías, rey de Judá:
No lo llorarán, diciendo: ¡Ay hermano mío! y ¡ay hermana! ni lo
lamentarán, diciendo: ¡Ay señor! ¡ay su grandeza! 22.19 En
sepultura de asno será enterrado, arrastrándole y echándole fuera de
las puertas de Jerusalem. 22.20 Sube
al Líbano, y clama, y en Basán da tu voz, y grita hacia todas partes;
porque todos tus enamorados son quebrantados. 22.21 Hete
hablado en tus prosperidades; mas dijiste: No oiré. Este fué tu camino
desde tu juventud, que nunca oiste mi voz. 22.22
A todos tus pastores pacerá el viento, y tus enamorados irán en
cautiverio: entonces te avergonzarás y te confundirás á causa de toda
tu malicia. 22.23
Habitaste en el Líbano, hiciste tu nido en los cedros: ¡cómo gemirás
cuando te vinieren dolores, dolor como de mujer que está de parto! 22.24 Vivo
yo, dice Jehová, que si Conías hijo de Joacím rey de Judá fuese anillo
en mi mano diestra, aun de allí te arrancaré; 22.25
Y te entregaré en mano de los que buscan tu alma, y en mano de aquellos
cuya vista temes; sí, en mano de Nabucodonosor rey de Babilonia, y en
mano de los Caldeos. 22.26 Y
hacerte he trasportar, á ti, y á tu madre que te parió, á tierra ajena
en que no nacisteis; y allá moriréis. 22.27 Y á
la tierra á la cual levantan ellos su alma para tornar, allá no
volverán. 22.28
¿Es este hombre Conías un ídolo vil quebrado? ¿es vaso con quien nadie
se deleita? ¿Por qué fueron arrojados, él y su generación, y echados á
tierra que no habían conocido? 22.29
¡Tierra, tierra, tierra! oye palabra de Jehová. 22.30
Así ha dicho Jehová: Escribid que será este hombre privado de
generación, hombre á quien nada sucederá prósperamente en todos los
días de su vida: porque ningún hombre de su simiente que se sentare
sobre el trono de David, y que se enseñoreare sobre Judá, será jamás
dichoso. ▲23.1 ¡AY de los pastores que
desperdician y derraman las ovejas de mi majada! dice Jehová. 23.2
Por tanto, así ha dicho Jehová Dios de Israel á los pastores que
apacientan mi pueblo: Vosotros derramasteis mis ovejas, y las
espantasteis, y no las habéis visitado: he aquí yo visito sobre
vosotros la maldad de vuestras obras, dice Jehová. 23.3
Y yo recogeré el resto de mis ovejas de todas las tierras adonde las
eché, y harélas volver á sus moradas; y crecerán, y se multiplicarán. 23.4 Y
pondré sobre ellas pastores que las apacienten; y no temerán más, ni se
asombrarán, ni serán menoscabadas, dice Jehová. 23.5
He aquí que vienen los días, dice Jehová, y despertaré á David renuevo
justo, y reinará Rey, el cual será dichoso, y hará juicio y justicia en
la tierra. 23.6 En sus
días será salvo Judá, é Israel habitará confiado: y este será su nombre
que le llamarán: JEHOVA, JUSTICIA NUESTRA. 23.7
Por tanto, he aquí que vienen días, dice Jehová, y no dirán más: Vive
Jehová que hizo subir los hijos de Israel de la tierra de Egipto; 23.8
Sino: Vive Jehová que hizo subir y trajo la simiente de la casa de
Israel de tierra del aquilón, y de todas las tierras adonde los había
yo echado; y habitarán en su tierra. 23.9
A causa de los profetas mi corazón está quebrantado en medio de mí,
todos mis huesos tiemblan; estuve como hombre borracho, y como hombre á
quien dominó el vino, delante de Jehová y delante de las palabras de su
santidad. 23.10
Porque la tierra está llena de adúlteros: porque á causa del juramento
la tierra está desierta; las cabañas del desierto se secaron; la
carrera de ellos fué mala, y su fortaleza no derecha. 23.11
Porque así el profeta como el sacerdote son fingidos: aun en mi casa
hallé su maldad, dice Jehová. 23.12
Por tanto, como resbaladeros en oscuridad les será su camino: serán
empujados, y caerán en él: porque yo traeré mal sobre ellos, año de su
visitación, dice Jehová. 23.13 Y en
los profetas de Samaria he visto desatinos: profetizaban en Baal, é
hicieron errar á mi pueblo Israel. 23.14
Y en los profetas de Jerusalem he visto torpezas: cometían adulterios,
y andaban en mentiras, y esforzaban las manos de los malos, para que
ninguno se convirtiese de su malicia: fuéronme todos ellos como Sodoma,
y sus moradores como Gomorra. 23.15
Por tanto, así ha dicho Jehová de los ejércitos contra aquellos
profetas: He aquí que yo les hago comer ajenjos, y les haré beber aguas
de hiel; porque de los profetas de Jerusalem salió la hipocresía sobre
toda la tierra. 23.16
Así ha dicho Jehová de los ejércitos: No escuchéis las palabras de los
profetas que os profetizan: os hacen desvanecer; hablan visión de su
corazón, no de la boca de Jehová. 23.17
Dicen atrevidamente á los que me irritan: Jehová dijo: Paz tendréis; y
á cualquiera que anda tras la imaginación de su corazón, dijeron: No
vendrá mal sobre vosotros. 23.18
Porque ¿quién estuvo en el secreto de Jehová, y vió, y oyó su palabra?
¿quién estuvo atento á su palabra, y oyó? 23.19 He
aquí que la tempestad de Jehová saldrá con furor; y la tempestad que
está aparejada, caerá sobre la cabeza de los malos. 23.20
No se apartará el furor de Jehová, hasta tanto que haya hecho, y hasta
tanto que haya cumplido los pensamientos de su corazón: en lo postrero
de los días lo entenderéis cumplidamente. 23.21 No
envié yo aquellos profetas, y ellos corrían: yo no les hablé, y ellos
profetizaban. 23.22
Y si ellos hubieran estado en mi secreto, también hubieran hecho oir
mis palabras á mi pueblo; y les hubieran hecho volver de su mal camino,
y de la maldad de sus obras. 23.23 ¿Soy
yo Dios de poco acá, dice Jehová, y no Dios de mucho ha? 23.24
¿Ocultaráse alguno, dice Jehová, en escondrijos que yo no lo vea? ¿No
hincho yo, dice Jehová, el cielo y la tierra? 23.25 Yo he
oído lo que aquellos profetas dijeron, profetizando mentira en mi
nombre, diciendo: Soñé, soñé. 23.26
¿Hasta cuándo será esto en el corazón de los profetas que profetizan
mentira, y que profetizan el engaño de su corazón? 23.27
¿No piensan como hacen á mi pueblo olvidarse de mi nombre con sus
sueños que cada uno cuenta á su compañero, al modo que sus padres se
olvidaron de mi nombre por Baal? 23.28
El profeta con quien fuere sueño, cuente sueño; y el con quien fuere mi
palabra, cuente mi palabra verdadera. ¿Qué tiene que ver la paja con el
trigo? dice Jehová. 23.29 ¿No
es mi palabra como el fuego, dice Jehová, y como martillo que quebranta
la piedra? 23.30 Por
tanto, he aquí yo contra los profetas, dice Jehová, que hurtan mis
palabras cada uno de su más cercano. 23.31 He
aquí yo contra los profetas, dice Jehová, que endulzan sus lenguas, y
dicen: El ha dicho. 23.32
He aquí yo contra los que profetizan sueños mentirosos, dice Jehová y
contáronlos, é hicieron errar á mi pueblo con sus mentiras y con sus
lisonjas, y yo no los envié, ni les mandé; y ningún provecho hicieron á
este pueblo, dice Jehová. 23.33
Y cuando te preguntare este pueblo, ó el profeta, ó el sacerdote,
diciendo: ¿Qué es la carga de Jehová? les dirás: ¿Qué carga? Os dejaré,
ha dicho Jehová. 23.34 Y el
profeta, y el sacerdote, ó el pueblo, que dijere: Carga de Jehová; yo
enviaré castigo sobre tal hombre y sobre su casa. 23.35 Así
diréis cada cual á su compañero, y cada cual á su hermano: ¿Qué ha
respondido Jehová, y qué habló Jehová? 23.36
Y nunca más os vendrá á la memoria decir: Carga de Jehová: porque la
palabra de cada uno le será por carga; pues pervertisteis las palabras
del Dios viviente, de Jehová de los ejércitos, Dios nuestro. 23.37 Así
dirás al profeta: ¿Qué te respondió Jehová, y qué habló Jehová? 23.38
Mas si dijereis: Carga de Jehová: por eso Jehová dice así: Porque
dijisteis esta palabra, Carga de Jehová, habiendo enviado á deciros: No
digáis, Carga de Jehová: 23.39
Por tanto, he aquí que yo os echaré en olvido, y os arrancaré de mi
presencia, y á la ciudad que os dí á vosotros y á vuestros padres; 23.40 Y
pondré sobre vosotros afrenta perpetua, y eterna confusión que nunca
borrará el olvido. ▲24.1
MOSTROME Jehová, y he aquí dos cestas de higos puestas delante del
templo de Jehová, después de haber trasportado Nabucodonosor rey de
Babilonia á Jechônías hijo de Joacim, rey de Judá, y á los príncipes de
Judá, y á los oficiales y herreros de Jerusalem, y haberlos llevado á
Babilonia. 24.2 La una
cesta tenía higos muy buenos, como brevas; y la otra cesta tenía higos
muy malos, que no se podían comer de malos. 24.3
Y díjome Jehová: ¿Qué ves tú, Jeremías? Y dije: Higos, higos buenos,
muy buenos; y malos, muy malos, que de malos no se pueden comer. 24.4 Y fué
á mí palabra de Jehová, diciendo: 24.5
Así ha dicho Jehová Dios de Israel: Como á estos buenos higos, así
conoceré la trasportación de Judá al cual eché de este lugar á tierra
de Caldeos, para bien. 24.6
Porque pondré mis ojos sobre ellos para bien, y volverélos á esta
tierra; y los edificaré, y no los destruiré: plantarélos, y no los
arrancaré. 24.7 Y les
daré corazón para que me conozcan, que yo soy Jehová: y me serán por
pueblo, y yo les seré á ellos por Dios; porque se volverán á mí de todo
su corazón. 24.8 Y
como los malos higos, que de malos no se pueden comer, así, ha dicho
Jehová, daré á Sedechîas rey de Judá, y á sus príncipes, y al resto de
Jerusalem que quedaron en esta tierra, y que moran en la tierra de
Egipto. 24.9 Y
darélos por escarnio, por mal á todos los reinos de la tierra: por
infamia, y por ejemplo, y por refrán, y por maldición á todos los
lugares adonde yo los arrojaré. 24.10
Y enviaré sobre ellos espada, hambre, y pestilencia, hasta que sean
acabados de sobre la tierra que les dí á ellos y á sus padres. ▲25.1
PALABRA que fué á Jeremías acerca de todo el pueblo de Judá en el año
cuarto de Joacim hijo de Josías, rey de Judá, el cual es el año primero
de Nabucodonosor rey de Babilonia; 25.2 La
cual habló Jeremías profeta á todo el pueblo de Judá, y á todos los
moradores de Jerusalem, diciendo: 25.3
Desde el año trece de Josías hijo de Amón, rey de Judá, hasta este día,
que son veintitrés años, fué á mí palabra de Jehová, y os he hablado,
madrugando y dando aviso; mas no oisteis. 25.4
Y envió Jehová á vosotros todos sus siervos los profetas, madrugando y
enviándolos; mas no oisteis, ni inclinasteis vuestro oído para escuchar, 25.5
Cuando decían: Volveos ahora de vuestro mal camino y de la maldad de
vuestras obras, y morad en la tierra que os dió Jehová, á vosotros y á
vuestros padres para siempre; 25.6
Y no vayáis en pos de dioses ajenos, sirviéndoles y encorvándoos á
ellos, ni me provoquéis á ira con la obra de vuestras manos; y no os
haré mal. 25.7 Empero
no me habéis oído, dice Jehová, para provocarme á ira con la obra de
vuestras manos para mal vuestro. 25.8 Por
tanto, así ha dicho Jehová de los ejércitos: Por cuanto no habéis oído
mis palabras, 25.9
He aquí enviaré yo, y tomaré todos los linajes del aquilón, dice
Jehová, y á Nabucodonosor rey de Babilonia, mi siervo, y traerélos
contra esta tierra, y contra sus moradores, y contra todas estas
naciones en derredor; y los destruiré, y pondrélos por escarnio, y por
silbo, y en soledades perpetuas. 25.10
Y haré que perezca de entre ellos voz de gozo y voz de alegría, voz de
desposado y voz de desposada, ruido de muelas, y luz de lámpara. 25.11 Y
toda esta tierra será puesta en soledad, en espanto; y servirán estas
gentes al rey de Babilonia setenta años. 25.12
Y será que, cuando fueren cumplidos los setenta años, visitaré sobre el
rey de Babilonia y sobre aquella gente su maldad, ha dicho Jehová, y
sobre la tierra de los Caldeos; y pondréla en desiertos para siempre. 25.13
Y traeré sobre aquella tierra todas mis palabras que he hablado contra
ella, con todo lo que está escrito en este libro, profetizado por
Jeremías contra todas gentes. 25.14
Porque se servirán también de ellos muchas gentes, y reyes grandes; y
yo les pagaré conforme á sus hechos, y conforme á la obra de sus manos. 25.15
Porque así me dijo Jehová Dios de Israel: Toma de mi mano el vaso del
vino de este furor, y da á beber de él á todas las gentes á las cuales
yo te envío. 25.16 Y
beberán, y temblarán, y enloquecerán delante del cuchillo que yo envío
entre ellos. 25.17 Y
tomé el vaso de la mano de Jehová, y dí de beber á todas las gentes á
las cuales me envió Jehová: 25.18
A Jerusalem, á las ciudades de Judá, y á sus reyes, y á sus príncipes,
para ponerlos en soledad, en escarnio, y en silbo, y en maldición, como
este día; 25.19 A
Faraón rey de Egipto, y á sus siervos, á sus príncipes, y á todo su
pueblo; 25.20
Y á toda la mezcla de gente, y á todos los reyes de tierra de Hus, y á
todos los reyes de tierra de Palestina, y á Ascalón, y Gaza, y Ecrón, y
al residuo de Asdod; 25.21 A
Edom, y Moab, y á los hijos de Ammón; 25.22 Y á
todos los reyes de Tiro, y á todos los reyes de Sidón, y á los reyes de
las islas que están de ese lado de la mar; 25.23 Y á
Dedán, y Tema, y Buz, y á todos los que están al cabo del mundo; 25.24 Y á
todos los reyes de Arabia, y á todos los reyes de pueblos mezclados que
habitan en el desierto; 25.25 Y á
todos los reyes de Zimri, y á todos los reyes de Elam, y á todos los
reyes de Media; 25.26
Y á todos los reyes del aquilón, los de cerca y los de lejos, los unos
con los otros; y á todos los reinos de la tierra que están sobre la haz
de la tierra: y el rey de Sesach beberá después de ellos. 25.27
Les dirás, pues: Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel:
Bebed, y embriagaos, y vomitad, y caed, y no os levantéis delante del
cuchillo que yo envío entre vosotros. 25.28
Y será que, si no quieren tomar el vaso de tu mano para beber, les
dirás tú: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Habéis de beber. 25.29
Porque he aquí, que á la ciudad sobre la cual es invocado mi nombre yo
comienzo á hacer mal; ¿y vosotros seréis absueltos? No seréis
absueltos: porque espada traigo sobre todos los moradores de la tierra,
dice Jehová de los ejércitos. 25.30
Tú pues, profetizarás á ellos todas estas palabras, y les dirás: Jehová
bramará desde lo alto, y desde la morada de su santidad dará su voz:
enfurecido bramará sobre su morada; canción de lagareros cantará contra
todos los moradores de la tierra. 25.31
Llegó el estruendo hasta el cabo de la tierra; porque juicio de Jehová
con las gentes: él es el Juez de toda carne; entregará los impíos á
cuchillo, dice Jehová. 25.32
Así ha dicho Jehová de los ejércitos: He aquí que el mal sale de gente
en gente, y grande tempestad se levantará de los fines de la tierra. 25.33
Y serán muertos de Jehová en aquel día desde el un cabo de la tierra
hasta el otro cabo; no se endecharán, ni se recogerán, ni serán
enterrados; como estiércol serán sobre la haz de la tierra. 25.34
Aullad, pastores, y clamad; y revolcaos en el polvo, mayorales del
rebaño; porque cumplidos son vuestros días para ser vosotros degollados
y esparcidos, y caeréis como vaso de codicia. 25.35 Y
acabaráse la huída de los pastores, y el escape de los mayorales del
rebaño. 25.36 ¡Voz
de la grita de los pastores, y aullido de los mayorales del rebaño!
porque Jehová asoló sus majadas. 25.37 Y las
majadas quietas serán taladas por el furor de la ira de Jehová. 25.38 Dejó
cual leoncillo su guarida; pues asolada fué la tierra de ellos por la
ira del opresor, y por el furor de su saña. ▲26.1 EN el principio del reinado
de Joacim hijo de Josías, rey de Judá, fué esta palabra de Jehová,
diciendo: 26.2
Así ha dicho Jehová: Ponte en el atrio de la casa de Jehová, y habla á
todas las ciudades de Judá, que vienen para adorar en la casa de
Jehová, todas las palabras que yo te mandé les hablases; no retengas
palabra. 26.3 Quizá
oirán, y se tornarán cada uno de su mal camino; y arrepentiréme yo del
mal que pienso hacerles por la maldad de sus obras. 26.4 Les
dirás pues: Así ha dicho Jehová: Si no me oyereis para andar en mi ley,
la cual dí delante de vosotros, 26.5
Para atender á las palabras de mis siervos los profetas que yo os
envío, madrugando en enviarlos, á los cuales no habéis oído; 26.6 Yo
pondré esta casa como Silo, y daré esta ciudad en maldición á todas las
gentes de la tierra. 26.7 Y los
sacerdotes, los profetas, y todo el pueblo, oyeron á Jeremías hablar
estas palabras en la casa de Jehová. 26.8
Y fué que, acabando de hablar Jeremías todo lo que Jehová le había
mandado que hablase á todo el pueblo, los sacerdotes y los profetas y
todo el pueblo le echaron mano, diciendo: De cierto morirás. 26.9
¿Por qué has profetizado en nombre de Jehová, diciendo: Esta casa será
como Silo, y esta ciudad será asolada hasta no quedar morador? Y
juntóse todo el pueblo contra Jeremías en la casa de Jehová. 26.10
Y los príncipes de Judá oyeron estas cosas, y subieron de casa del rey
á la casa de Jehová; y sentáronse en la entrada de la puerta nueva de
Jehová. 26.11
Entonces hablaron los sacerdotes y los profetas á los príncipes y á
todo el pueblo, diciendo: En pena de muerte ha incurrido este hombre;
porque profetizó contra esta ciudad, como vosotros habéis oído con
vuestros oídos. 26.12
Y habló Jeremías á todos los príncipes y á todo el pueblo, diciendo:
Jehová me envió á que profetizase contra esta casa y contra esta
ciudad, todas las palabras que habéis oído. 26.13
Y ahora, mejorad vuestros caminos y vuestras obras, y oid la voz de
Jehová vuestro Dios, y arrepentiráse Jehová del mal que ha hablado
contra vosotros. 26.14 En lo
que á mí toca, he aquí estoy en vuestras manos: haced de mí como mejor
y más recto os pareciere. 26.15
Mas sabed de cierto que, si me matareis, sangre inocente echaréis sobre
vosotros, y sobre esta ciudad, y sobre sus moradores: porque en verdad
Jehová me envió á vosotros para que dijese todas estas palabras en
vuestros oídos. 26.16
Y dijeron los príncipes y todo el pueblo á los sacerdotes y profetas.
No ha incurrido este hombre en pena de muerte, porque en nombre de
Jehová nuestro Dios nos ha hablado. 26.17
Entonces se levantaron ciertos de los ancianos de la tierra, y hablaron
á toda la junta del pueblo, diciendo: 26.18
Miqueas de Morasti profetizó en tiempo de Ezechîas rey de Judá,
diciendo: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Sión será arada como
campo, y Jerusalem vendrá á ser montones, y el monte del templo en
cumbres de bosque. 26.19
¿Matáronlo luego Ezechîas rey de Judá y todo Judá? ¿no temió á Jehová,
y oró en presencia de Jehová, y Jehová se arrepintió del mal que había
hablado contra ellos? ¿Haremos pues nosotros tan grande mal contra
nuestras almas? 26.20
Hubo también un hombre que profetizaba en nombre de Jehová, Urías, hijo
de Semaías de Chîriath-jearim, el cual profetizó contra esta ciudad y
contra esta tierra, conforme á todas las palabras de Jeremías: 26.21
Y oyó sus palabras el rey Joacim, y todos sus grandes, y todos sus
príncipes, y el rey procuró de matarle; lo cual entendiendo Urías, tuvo
temor, y huyó, y metióse en Egipto: 26.22 Y el
rey Joacim envió hombres á Egipto, á Elnathán hijo de Acbor, y otros
hombres con él, á Egipto; 26.23
Los cuales sacaron á Urías de Egipto, y lo trajeron al rey Joacim, é
hiriólo á cuchillo, y echó su cuerpo en los sepulcros del vulgo. 26.24 La
mano empero de Ahicam hijo de Saphán era con Jeremías, porque no lo
entregasen en las manos del pueblo para matarlo. ▲27.1 EN el principio del reinado
de Joacim hijo de Josías, rey de Judá, fué de Jehová esta palabra á
Jeremías, diciendo: 27.2 Jehová
me ha dicho así: Hazte coyundas y yugos, y ponlos sobre tu cuello; 27.3
Y los enviarás al rey de Edom, y al rey de Moab, y al rey de los hijos
de Ammón, y al rey de Tiro, y al rey de Sidón, por mano de los
embajadores que vienen á Jerusalem á Sedechîas, rey de Judá. 27.4
Y les mandarás que digan á sus señores: Así ha dicho Jehová de los
ejércitos, Dios de Israel: Así habéis de decir á vuestros señores: 27.5
Yo hice la tierra, el hombre y las bestias que están sobre la haz de la
tierra, con mi grande potencia y con mi brazo extendido, y díla á quien
me plugo. 27.6 Y
ahora yo he dado todas estas tierras en mano de Nabucodonosor rey de
Babilonia, mi siervo, y aun las bestias del campo le he dado para que
le sirvan. 27.7 Y
todas las gentes le servirán á él, y á su hijo, y al hijo de su hijo,
hasta que venga también el tiempo de su misma tierra; y le servirán
muchas gentes y reyes grandes. 27.8
Y será, que la gente y el reino que no sirviere á Nabucodonosor rey de
Babilonia, y que no pusiere su cuello debajo del yugo del rey de
Babilonia, con espada y con hambre y con pestilencia visitaré á la tal
gente, dice Jehová, hasta que los acabe yo por su mano. 27.9
Y vosotros no prestéis oído á vuestros profetas, ni á vuestros
adivinos, ni á vuestros sueños, ni á vuestros agoreros, ni á vuestros
encantadores, que os hablan diciendo: No serviréis al rey de Babilonia. 27.10
Porque ellos os profetizan mentira, para haceros alejar de vuestra
tierra, y para que yo os arroje y perezcáis. 27.11
Mas la gente que sometiere su cuello al yugo del rey de Babilonia, y le
sirviere, haréla dejar en su tierra, dice Jehová, y labrarála, y morará
en ella. 27.12 Y
hablé también á Sedechîas rey de Judá conforme á todas estas palabras,
diciendo: Someted vuestros cuellos al yugo del rey de Babilonia, y
servid á él y á su pueblo, y vivid. 27.13
¿Por qué moriréis, tú y tu pueblo, á cuchillo, de hambre, y
pestilencia, según ha dicho Jehová á la gente que no sirviere al rey de
Babilonia? 27.14 No
oigáis las palabras de los profetas que os hablan, diciendo: No
serviréis al rey de Babilonia; porque os profetizan mentira. 27.15
Porque yo no los envié, dice Jehová, y ellos profetizan falsamente en
mi nombre, para que yo os arroje, y perezcáis, vosotros y los profetas
que os profetizan. 27.16
También á los sacerdotes y á todo este pueblo hablé, diciendo: Así ha
dicho Jehová: No oigáis las palabras de vuestros profetas que os
profetizan diciendo: He aquí que los vasos de la casa de Jehová
volverán de Babilonia ahora presto. Porque os profetizan mentira. 27.17 No
los oigáis; servid al rey de Babilonia, y vivid: ¿por qué ha de ser
desierta esta ciudad? 27.18
Y si ellos son profetas, y si es con ellos palabra de Jehová, oren
ahora á Jehová de los ejércitos, que los vasos que han quedado en la
casa de Jehová y en la casa del rey de Judá y en Jerusalem, no vayan á
Babilonia. 27.19
Porque así ha dicho Jehová de los ejércitos de aquellas columnas, y del
mar, y de las basas, y del resto de los vasos que quedan en esta ciudad, 27.20
Que no quitó Nabucodonosor rey de Babilonia, cuando trasportó de
Jerusalem á Babilonia á Jechônías hijo de Joacim, rey de Judá, y á
todos los nobles de Judá y de Jerusalem: 27.21
Así pues ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, acerca de
los vasos que quedaron en la casa de Jehová, y en la casa del rey de
Judá, y en Jerusalem; 27.22
A Babilonia serán trasportados, y allí estarán hasta el día en que yo
los visitaré, dice Jehová; y después los haré subir, y restituirélos á
este lugar. ▲28.1
Y ACONTECIO en el mismo año, en el principio del reinado de Sedechîas
rey de Judá, en el año cuarto, en el quinto mes, que Hananías, hijo de
Azur, profeta que era de Gabaón, me habló en la casa de Jehová delante
de los sacerdotes y de todo el pueblo, diciendo: 28.2 Así
habló Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, diciendo: Quebranté el
yugo del rey de Babilonia. 28.3
Dentro de dos años de días tornaré á este lugar todos los vasos de la
casa de Jehová, que Nabucodonosor, rey de Babilonia, llevó de este
lugar para meterlos en Babilonia; 28.4
Y yo tornaré á este lugar á Jechônías hijo de Joacim, rey de Judá, y á
todos los trasportados de Judá que entraron en Babilonia, dice Jehová;
porque yo quebrantaré el yugo del rey de Babilonia. 28.5
Entonces respondió Jeremías profeta á Hananías profeta, delante de los
sacerdotes y delante de todo el pueblo que estaba en la casa de Jehová. 28.6
Y dijo Jeremías profeta: Amén, así lo haga Jehová. Confirme Jehová tus
palabras, con las cuales profetizaste que los vasos de la casa de
Jehová, y todos los trasportados, han de ser tornados de Babilonia á
este lugar. 28.7 Con
todo eso, oye ahora esta palabra que yo hablo en tus oídos y en los
oídos de todo el pueblo: 28.8
Los profetas que fueron antes de mí y antes de ti en tiempos pasados,
profetizaron sobre muchas tierras y grandes reinos, de guerra, y de
aflicción, y de pestilencia. 28.9
El profeta que profetizó de paz, cuando sobreviniere la palabra del
profeta, será conocido el profeta que Jehová en verdad lo envió. 28.10
Entonces Hananías profeta quitó el yugo del cuello de Jeremías profeta,
y quebrólo, 28.11
Y habló Hananías en presencia de todo el pueblo, diciendo: Así ha dicho
Jehová: De esta manera quebraré el yugo de Nabucodonosor, rey de
Babilonia, del cuello de todas las gentes dentro de dos años de días. Y
fuése Jeremías su camino. 28.12 Y
después que Hananías profeta quebró el yugo del cuello de Jeremías
profeta, fué palabra de Jehová á Jeremías, diciendo: 28.13 Ve, y
habla á Hananías, diciendo: Así ha dicho Jehová: Yugos de madera
quebraste, mas en vez de ellos harás yugos de hierro. 28.14
Porque así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Yugo de
hierro puso sobre el cuello de todas estas gentes, para que sirvan á
Nabucodonosor rey de Babilonia, y han de servirle; y aun también le he
dado las bestias del campo. 28.15
Entonces dijo el profeta Jeremías á Hananías profeta: Ahora oye,
Hananías; Jehová no te envió, y tú has hecho confiar á este pueblo en
mentira. 28.16 Por
tanto, así ha dicho Jehová: He aquí que yo te envío de sobre la haz de
la tierra: morirás en este año, porque hablaste rebelión contra Jehová. 28.17 Y en
el mismo año murió Hananías en el mes séptimo. ▲29.1
Y ESTAS son las palabras de la carta que Jeremías profeta envió de
Jerusalem á los ancianos que habían quedado de los trasportados, y á
los sacerdotes y profetas, y á todo el pueblo que Nabucodonosor llevó
cautivo de Jerusalem á Babilonia: 29.2
(Después que salió el rey Jechônías y la reina, y los de palacio, y los
príncipes de Judá y de Jerusalem, y los artífices, y los ingenieros de
Jerusalem;) 29.3 Por
mano de Elasa hijo de Saphán, y de Jemarías hijo de Hilcías, (los
cuales envió Sedechîas rey de Judá á Babilonia, á Nabucodonosor rey de
Babilonia,) diciendo: 29.4
Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, á todos los de la
cautividad que hice trasportar de Jerusalem á Babilonia: 29.5
Edificad casas, y morad; y plantad huertos, y comed del fruto de ellos; 29.6
Casaos, y engendrad hijos é hijas; dad mujeres á vuestros hijos, y dad
maridos á vuestras hijas, para que paran hijos é hijas; y multiplicaos
ahí, y no os hagáis pocos. 29.7
Y procurad la paz de la ciudad á la cual os hice traspasar, y rogad por
ella á Jehová; porque en su paz tendréis vosotros paz. 29.8
Porque así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: No os
engañen vuestros profetas que están entre vosotros, ni vuestros
adivinos; ni miréis á vuestros sueños que soñáis. 29.9 Porque
falsamente os profetizan ellos en mi nombre: no los envié, ha dicho
Jehová. 29.10
Porque así dijo Jehová: Cuando en Babilonia se cumplieren los setenta
años, yo os visitaré, y despertaré sobre vosotros mi buena palabra,
para tornaros á este lugar. 29.11
Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice
Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que
esperáis. 29.12
Entonces me invocaréis, é iréis y oraréis á mí, y yo os oiré: 29.13 Y me
buscaréis y hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón. 29.14
Y seré hallado de vosotros, dice Jehová, y tornaré vuestra cautividad,
y os juntaré de todas las gentes, y de todos los lugares adonde os
arrojé, dice Jehová; y os haré volver al lugar de donde os hice ser
llevados. 29.15 Mas
habéis dicho: Jehová nos ha suscitado profetas en Babilonia. 29.16
Así empero ha dicho Jehová, del rey que está sentado sobre el trono de
David, y de todo el pueblo que mora en esta ciudad, de vuestros
hermanos que no salieron con vosotros en cautiverio; 29.17
Así ha dicho Jehová de los ejércitos: He aquí envío yo contra ellos
cuchillo, hambre, y pestilencia, y pondrélos como los malos higos, que
de malos no se pueden comer. 29.18
Y perseguirélos con espada, con hambre y con pestilencia; y darélos por
escarnio á todos los reinos de la tierra, por maldición y por espanto,
y por silbo y por afrenta á todas la gentes á las cuales los habré
arrojado; 29.19
Porque no oyeron mis palabras, dice Jehová, que les envié por mis
siervos los profetas, madrugando en enviarlos; y no habéis escuchado,
dice Jehová. 29.20 Oid
pues palabra de Jehová, vosotros todos los trasportados que eché de
Jerusalem á Babilonia. 29.21
Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, acerca de Achâb
hijo de Colías, y acerca de Sedechîas hijo de Maasías, quienes os
profetizan en mi nombre falsamente: He aquí los entrego yo en mano de
Nabucodonosor rey de Babilonia, y él los herirá delante de vuestro ojos; 29.22
Y todos los trasportados de Judá que están en Babilonia, tomarán de
ellos maldición, diciendo: Póngate Jehová como á Sedechîas y como á
Achâb, los cuales asó al fuego el rey de Babilonia. 29.23
Porque hicieron maldad en Israel, y cometieron adulterio con las
mujeres de sus prójimos, y falsamente hablaron en mi nombre palabra que
no les mandé; lo cual yo sé, y soy testigo, dice Jehová. 29.24 Y á
Semaías de Nehelam hablarás, diciendo: 29.25
Así habló Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, diciendo: Por cuanto
enviaste letras en tu nombre á todo el pueblo que está en Jerusalem, y
á Sophonías sacerdote hijo de Maasías, y á todos los sacerdotes,
diciendo: 29.26
Jehová te ha puesto por sacerdote en lugar de Joiada sacerdote, para
que presidáis en la casa de Jehová sobre todo hombre furioso y
profetizante, poniéndolo en el calabozo y en el cepo. 29.27 ¿Por
qué pues no has ahora reprendido á Jeremías de Anathoth, que os
profetiza falsamente? 29.28
Porque por eso nos envió á decir en Babilonia: Largo va el cautiverio:
edificad casas, y morad; plantad huertos, y comed el fruto de ellos. 29.29 Y
Sophonías sacerdote había leído esta carta á oídos de Jeremías profeta. 29.30 Y fué
palabra de Jehová á Jeremías, diciendo: 29.31
Envía á decir á toda la transmigración: Así ha dicho Jehová de Semaías
de Nehelam: Porque os profetizó Semaías, y yo no lo envié, y os hizo
confiar en mentira: 29.32
Por tanto, así ha dicho Jehová: He aquí que yo visito sobre Semaías de
Nehelam, y sobre su generación: no tendrá varón que more entre este
pueblo, ni verá aquel bien que haré yo á mi pueblo, dice Jehová: porque
contra Jehová ha hablado rebelión. ▲30.1 PALABRA que fué á Jeremías
de Jehová, diciendo: 30.2 Así
habló Jehová Dios de Israel, diciendo: Escríbete en un libro todas las
palabras que te he hablado. 30.3
Porque he aquí que vienen días, dice Jehová, en que tornaré la
cautividad de mi pueblo Israel y Judá, ha dicho Jehová, y harélos
volver á la tierra que dí á sus padres, y la poseerán. 30.4 Estas
pues son las palabras que habló Jehová acerca de Israel y de Judá. 30.5 Porque
así ha dicho Jehová: Hemos oído voz de temblor: espanto, y no paz. 30.6
Preguntad ahora, y mirad si pare el varón: porque he visto que todo
hombre tenía las manos sobre sus lomos, como mujer de parto, y hanse
tornado pálidos todos los rostros. 30.7
¡Ah, cuán grande es aquel día! tanto, que no hay otro semejante á él:
tiempo de angustia para Jacob; mas de ella será librado. 30.8
Y será en aquel día, dice Jehová de los ejércitos, que yo quebraré su
yugo de tu cuello, y romperé tus coyundas, y extraños no lo volverán
más á poner en servidumbre, 30.9 Sino
que servirán á Jehová su Dios, y á David su rey, el cual les levantaré. 30.10
Tú pues, siervo mío Jacob, no temas, dice Jehová, ni te atemorices,
Israel: porque he aquí que yo soy el que te salvo de lejos, y á tu
simiente de la tierra de su cautividad; y Jacob tornará, y descansará y
sosegará, y no habrá quien le espante. 30.11
Porque yo soy contigo, dice Jehová, para salvarte: y haré consumación
en todas las gentes entre la cuales te esparcí; en ti empero no haré
consumación, sino que te castigaré con juicio, y no te talaré del todo. 30.12
Porque así ha dicho Jehová: Desahuciado es tu quebrantamiento, y
dificultosa tu llaga. 30.13 No
hay quien juzgue tu causa para salud: no hay para ti eficaces
medicamentos. 30.14
Todos tus enamorados te olvidaron; no te buscan; porque de herida de
enemigo te herí, con azote de cruel, á causa de la muchedumbre de tu
maldad, y de la multitud de tus pecados. 30.15
¿Por qué gritas á causa de tu quebrantamiento? Desahuciado es tu dolor:
porque por la grandeza de tu iniquidad, y por tus muchos pecados te he
hecho esto. 30.16
Empero serán consumidos todos los que te consumen; y todos tus
afligidores, todos irán en cautiverio; y hollados serán los que te
hollaron, y á todos los que hicieron presa de ti daré en presa. 30.17
Mas yo haré venir sanidad para ti, y te sanaré de tus heridas, dice
Jehová; porque Arrojada te llamaron, diciendo: Esta es Sión, á la que
nadie busca. 30.18
Así ha dicho Jehová: He aquí yo hago tornar la cautividad de las
tiendas de Jacob, y de sus tiendas tendré misericordia; y la ciudad
será edificada sobre su collado, y el templo será asentado según su
forma. 30.19 Y
saldrá
de ellos alabanza, y voz de gente que está en regocijo: y los
multiplicaré, y no serán disminuídos; multiplicarélos, y no serán
menoscabados. 30.20 Y
serán sus hijos como de primero y su congregación delante de mí será
confirmada; y visitaré á todos sus opresores. 30.21
Y de él será su fuerte, y de en medio de él saldrá su enseñoreador; y
haréle llegar cerca, y acercaráse á mí: porque ¿quién es aquel que
ablandó su corazón para llegarse á mí? dice Jehová. 30.22 Y me
seréis por pueblo, y yo seré vuestro Dios. 30.23 He
aquí, la tempestad de Jehová sale con furor, la tempestad que se
apareja; sobre la cabeza de los impíos reposará. 30.24
No se volverá la ira del enojo de Jehová, hasta que haya hecho y
cumplido los pensamientos de su corazón: en el fin de los días
entenderéis esto. ▲31.1 EN aquel tiempo, dice
Jehová, yo seré por Dios á todos los linajes de Israel, y ellos me
serán á mí por pueblo. 31.2
Así ha dicho Jehová: Halló gracia en el desierto el pueblo, los que
escaparon del cuchillo, yendo yo para hacer hallar reposo á Israel. 31.3 Jehová
se manifestó á mí ya mucho tiempo há, diciendo: Con amor eterno te he
amado; por tanto te soporté con misericordia. 31.4
Aun te edificaré, y serás edificada, oh virgen de Israel: todavía serás
adornada con tus panderos, y saldrás en corro de danzantes. 31.5 Aun
plantarás viñas en los montes de Samaria: plantarán los plantadores, y
harán común uso de ellas. 31.6 Porque
habrá día en que clamarán los guardas en el monte de Ephraim:
Levantaos, y subamos á Sión, á Jehová nuestro Dios. 31.7
Porque así ha dicho Jehová: Regocijaos en Jacob con alegría, y dad
voces de júbilo á la cabeza de gentes; haced oir, alabad, y decid: Oh
Jehová, salva tu pueblo, el resto de Israel. 31.8
He aquí yo los vuelvo de tierra del aquilón, y los juntaré de los fines
de la tierra, y entre ellos ciegos y cojos, la mujer preñada y la
parida juntamente; en grande compañía tornarán acá. 31.9
Irán con lloro, mas con misericordias los haré volver, y harélos andar
junto á arroyos de aguas, por camino derecho en el cual no tropezarán:
porque soy á Israel por padre, y Ephraim es mi primogénito. 31.10
Oid palabra de Jehová, oh gentes, y hacedlo saber en las islas que
están lejos, y decid: El que esparció á Israel lo juntará y guardará,
como pastor á su ganado. 31.11
Porque Jehová redimió á Jacob, redimiólo de mano del más fuerte que él. 31.12
Y vendrán, y harán alabanzas en lo alto de Sión, y correrán al bien de
Jehová, al pan, y al vino, y al aceite, y al ganado de las ovejas y de
las vacas; y su alma será como huerto de riego, ni nunca más tendrán
dolor. 31.13
Entonces
la virgen se holgará en la danza, los mozos y los viejos juntamente; y
su lloro tornaré en gozo, y los consolaré, y los alegraré de su dolor. 31.14 Y el
alma del sacerdote embriagaré de grosura, y será mi pueblo saciado de
mi bien, dice Jehová. 31.15
Así ha dicho Jehová: Voz fué oída en Ramá, llanto y lloro amargo:
Rachêl que lamenta por sus hijos, no quiso ser consolada acerca de sus
hijos, porque perecieron. 31.16
Así ha dicho Jehová: Reprime tu voz del llanto, y tus ojos de las
lágrimas; porque salario hay para tu obra, dice Jehová, y volverán de
la tierra del enemigo. 31.17
Esperanza también hay para tu fin, dice Jehová, y los hijos volverán á
su término. 31.18
Escuchando, he oído á Ephraim que se lamentaba: Azotásteme, y fuí
castigado como novillo indómito: conviérteme y seré convertido; porque
tú eres Jehová mi Dios. 31.19
Porque después que me convertí, tuve arrepentimiento, y después que me
conocí, herí el muslo: avergoncéme, y confundíme, porque llevé la
afrenta de mis mocedades. 31.20
¿No es Ephraim hijo precioso para mí? ¿no es niño delicioso? pues desde
que hablé de él, heme acordado de él constantemente. Por eso mis
entrañas se conmovieron por él: apiadado, tendré de él misericordia,
dice Jehová. 31.21
Establécete señales, ponte majanos altos; nota atentamente la calzada,
el camino por donde viniste: vuélvete, virgen de Israel, vuélvete á
estas tus ciudades. 31.22
¿Hasta cuándo andarás errante, oh hija contumaz? porque Jehová criará
una cosa nueva sobre la tierra: una hembra rodeará al varón. 31.23
Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Aun dirán esta
palabra en la tierra de Judá y en sus ciudades, cuando yo convertiré su
cautiverio: Jehová te bendiga, oh morada de justicia, oh monte santo. 31.24 Y
morarán allí Judá, y también en todas sus ciudades labradores, y los
que van con rebaño. 31.25
Porque habré embriagado el alma cansada, y henchido toda alma
entristecida. 31.26 En
esto me desperté, y vi, y mi sueño me fué sabroso. 31.27
He aquí vienen días, dice Jehová, en que sembraré la casa de Israel y
la casa de Judá de simiente de hombre y de simiente de animal. 31.28
Y será que, como tuve ciudado de ellos para arrancar y derribar, y
trastornar y perder, y afligir, así tendré cuidado de ellos para
edificar y plantar, dice Jehová. 31.29 En
aquellos días no dirán más: Los padres comieron las uvas agraces, y los
dientes de los hijos tienen la dentera. 31.30 Sino
que cada cual morirá por su maldad; los dientes de todo hombre que
comiere las uvas agraces, tendrán la dentera. 31.31 He
aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con
la casa de Jacob y la casa de Judá: 31.32
No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para
sacarlos de tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, bien
que fuí yo un marido para ellos, dice Jehová: 31.33
Mas éste es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos
días, dice Jehová: Daré mi ley en sus entrañas, y escribiréla en sus
corazones; y seré yo á ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. 31.34
Y no enseñará más ninguno á su prójimo, ni ninguno á su hermano,
diciendo: Conoce á Jehová: porque todos me conocerán, desde el más
pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová: porque perdonaré la
maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado. 31.35
Así ha dicho Jehová, que da el sol para luz del día, las leyes de la
luna y de las estrellas para luz de la noche; que parte la mar y braman
sus ondas; Jehová de los ejércitos es su nombre: 31.36
Si estas leyes faltaren delante de mí, dice Jehová, también la simiente
de Israel faltará para no ser nación delante de mí todos los días. 31.37
Así ha dicho Jehová: Si los cielos arriba se pueden medir, y buscarse
abajo los fundamentos de la tierra, también yo desecharé toda la
simiente de Israel por todo lo que hicieron, dice Jehová. 31.38
He aquí que vienen días, dice Jehová, y la ciudad será edificada á
Jehová, desde la torre de Hananeel hasta la puerta del rincón. 31.39 Y
saldrá más adelante el cordel de la medida delante de él sobre el
collado de Hareb, y rodeará á Goa. 31.40
Y todo el valle de los cuerpos muertos y de la ceniza, y todas las
llanuras hasta el arroyo de Cedrón, hasta la esquina de la puerta de
los caballos al oriente, será santo á Jehová: no será arrancada, ni
destruída más para siempre. ▲32.1 PALABRA que fué á Jeremías,
de Jehová el año décimo de Sedechîas rey de Judá, que fué el año décimo
octavo de Nabucodonosor. 32.2
Y entonces el ejército del rey de Babilonia tenía cercada á Jerusalem;
y el profeta Jeremías estaba preso en el patio de la cárcel que estaba
en la casa del rey de Judá. 32.3
Pues Sedechîas rey de Judá lo había preso, diciendo: ¿Por qué
profetizas tú diciendo: Así ha dicho Jehová: He aquí yo entrego esta
ciudad en mano del rey de Babilonia, y tomarála, 32.4
Y Sedechîas rey de Judá no escapará de la mano de los Caldeos, sino que
de cierto será entregado en mano del rey de Babilonia, y hablará con él
boca á boca, y sus ojos verán sus ojos, 32.5
Y hará llevar á Sedechîas á Babilonia, y allá estará hasta que yo le
visite, dice Jehová: si peleareis con los Caldeos, no os sucederá bien? 32.6 Y dijo
Jeremías: Palabra de Jehová fué á mí, diciendo: 32.7
He aquí que Hanameel, hijo de Sallum tu tío, viene á ti, diciendo:
Cómprame mi heredad que está en Anathoth; porque tú tienes derecho á
ella para comprarla. 32.8
Y vino á mí Hanameel, hijo de mi tío, conforme á la palabra de Jehová,
al patio de la cárcel, y díjome: Compra ahora mi heredad que está en
Anathoth, en tierra de Benjamín, porque tuyo es el derecho de la
herencia, y á ti compete la redención: cómprala para ti. Entonces
conocí que era palabra de Jehová. 32.9 Y
compré la heredad de Hanameel, hijo de mi tío, la cual estaba en
Anathoth, y peséle el dinero: diecisiete siclos de plata. 32.10 Y
escribí la carta, y selléla, é hice atestiguar á testigos, y pesé el
dinero con balanza. 32.11 Tomé
luego la carta de venta, sellada según el derecho y costumbre, y el
traslado abierto. 32.12
Y dí la carta de venta á Baruch hijo de Nerías, hijo de Maasías,
delante de Hanameel el hijo de mi tío, y delante de los testigos que
habían suscrito en la carta de venta, delante de todos los Judíos que
estaban en el patio de la cárcel. 32.13 Y dí
orden á Baruch delante de ellos, diciendo: 32.14
Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Toma estas
cartas, esta carta de venta, la sellada, y ésta la carta abierta, y
ponlas en un vaso de barro, para que se guarden muchos días. 32.15
Porque así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Aun se
comprarán casas, y heredades, y viñas en esta tierra. 32.16 Y
después que dí la carta de venta á Baruch hijo de Nerías, oré á Jehová,
diciendo: 32.17
¡Oh Señor Jehová! he aquí que tú hiciste el cielo y la tierra con tu
gran poder, y con tu brazo extendido, ni hay nada que sea difícil para
ti: 32.18 Que
haces
misericordia en millares, y vuelves la maldad de los padres en el seno
de sus hijos después de ellos: Dios grande, poderoso, Jehová de los
ejércitos es su nombre: 32.19
Grande en consejo, y magnífico en hechos: porque tus ojos están
abiertos sobre todos los caminos de los hijos de los hombres, para dar
á cada uno según sus caminos, y según el fruto de sus obras: 32.20
Que pusiste señales y portentos en tierra de Egipto hasta este día, y
en Israel, y entre los hombres; y te has hecho nombre cual es este día; 32.21
Y sacaste tu pueblo Israel de tierra de Egipto con señales y portentos,
y con mano fuerte y brazo extendido, con terror grande; 32.22 Y
dísteles esta tierra, de la cual juraste á sus padres que se la darías,
tierra que mana leche y miel: 32.23
Y entraron, y poseyéronla: mas no oyeron tu voz, ni anduvieron en tu
ley; nada hicieron de lo que les mandaste hacer; por tanto has hecho
venir sobre ellos todo este mal. 32.24
He aquí que con arietes han acometido la ciudad para tomarla; y la
ciudad va á ser entregada en mano de los Caldeos que pelean contra
ella, á causa de la espada, y del hambre y de la pestilencia: ha pues
venido á ser lo que tú dijiste, y he aquí tú lo estás viendo. 32.25
¡Oh Señor Jehová! ¿y me has tú dicho: Cómprate la heredad por dinero, y
pon testigos; bien que la ciudad sea entregada en manos de los Caldeos? 32.26 Y fué
palabra de Jehová á Jeremías, diciendo: 32.27 He
aquí que yo soy Jehová, Dios de toda carne; ¿encubriráseme á mí alguna
cosa? 32.28
Por tanto así ha dicho Jehová: He aquí voy á entregar esta ciudad en
mano de los Caldeos, y en mano de Nabucodonosor rey de Babilonia, y la
tomará: 32.29 Y
vendrán los Caldeos que combaten esta ciudad, y la pondrán á fuego, y
la abrasarán, asimismo las casas sobre cuyas azoteas ofrecieron
perfumes á Baal y derramaron libaciones á dioses ajenos, para
provocarme á ira. 32.30
Porque los hijos de Israel y los hijos de Judá no han hecho sino lo
malo delante de mis ojos desde su juventud: porque los hijos de Israel
no han hecho más que provocarme á ira con la obra de sus manos, dice
Jehová. 32.31 Por
manera que para enojo mío y para ira mía me ha sido esta ciudad, desde
el día que la edificaron hasta hoy, para que la haga quitar de mi
presencia; 32.32 Por
toda la maldad de los hijos de Israel y de los hijos de Judá, que han
hecho para enojarme, ellos, sus reyes, sus príncipes, sus sacerdotes, y
sus profetas, y los varones de Judá, y los moradores de Jerusalem. 32.33
Y volviéronme la cerviz, y no el rostro: y cuando los enseñaba,
enseñaba, fbamadrugando y enseñando, no escucharon para recibir
corrección: 32.34 Antes
asentaron sus abominaciones en la casa sobre la cual es invocado mi
nombre, contaminándola. 32.35
Y edificaron altares á Baal, los cuales están en el valle del hijo de
Hinnom, para hacer pasar por el fuego sus hijos y sus hijas á Moloch,
lo cual no les mandé, ni me vino al pensamiento que hiciesen esta
abominación, para hacer pecar á Judá. 32.36
Y con todo, ahora así dice Jehová Dios de Israel, á esta ciudad, de la
cual decís vosotros, Entregada será en mano del rey de Babilonia á
cuchillo, á hambre, y á pestilencia: 32.37
He aquí que yo los juntaré de todas las tierras á las cuales los eché
con mi furor, y con mi enojo y saña grande; y los haré tornar á este
lugar, y harélos habitar seguramente, 32.38 Y me
serán por pueblo, y yo seré á ellos por Dios. 32.39 Y
daréles un corazón, y un camino, para que me teman perpetuamente, para
que hayan bien ellos, y sus hijos después de ellos. 32.40
Y haré con ellos pacto eterno, que no tornaré atrás de hacerles bien, y
pondré mi temor en el corazón de ellos, para que no se aparten de mí. 32.41 Y
alegraréme con ellos haciéndoles bien, y los plantaré en esta tierra en
verdad, de todo mi corazón y de toda mi alma. 32.42
Porque así ha dicho Jehová: Como traje sobre este pueblo todo este
grande mal, así traeré sobre ellos todo el bien que acerca de ellos
hablo. 32.43 Y
poseerán heredad en esta tierra de la cual vosotros decís: Está
desierta, sin hombres y sin animales; es entregada en manos de los
Caldeos. 32.44
Heredades comprarán por dinero, y harán carta, y la sellarán, y pondrán
testigos, en tierra de Benjamín y en los contornos de Jerusalem, y en
las ciudades de Judá: y en las ciudades de las montañas, y en las
ciudades de las campiñas, y en las ciudades del mediodía: porque yo
haré tornar su cautividad, dice Jehová. ▲33.1 Y FUÉ palabra de Jehová á
Jeremías la segunda vez, estando él aún preso en el patio de la cárcel,
diciendo: 33.2 Así ha
dicho Jehová que la hizo, Jehová que la formó para afirmarla; Jehová es
su nombre: 33.3 Clama
á mí, y te responderé, y te enseñaré cosas grandes y dificultosas que
tú no sabes. 33.4
Porque así ha dicho Jehová, Dios de Israel, acerca de las casas de esta
ciudad, y de las casas de los reyes de Judá, derribadas con arietes y
con hachas: 33.5
(Porque vinieron para pelear con los Caldeos, para henchirlas de
cuerpos de hombres muertos, á los cuales herí yo con mi furor y con mi
ira, pues que escondí mi rostro de esta ciudad, a causa de toda su
malicia:) 33.6 He
aquí que yo le hago subir sanidad y medicina; y los curaré, y les
revelaré abundancia de paz y de verdad. 33.7 Y haré
volver la cautividad de Judá, y la cautividad de Israel, y edificarélos
como al principio. 33.8
Y los limpiaré de toda su maldad con que pecaron contra mí; y perdonaré
todos sus pecados con que contra mí pecaron, y con que contra mí se
rebelaron. 33.9 Y
seráme á mí por nombre de gozo, de alabanza y de gloria, entre todas
las gentes de la tierra, que habrán oído todo el bien que yo les hago;
y temerán y temblarán de todo el bien y de toda la paz que yo les haré. 33.10
Así ha dicho Jehová: En este lugar, del cual decís que está desierto
sin hombres y sin animales, en las ciudades de Judá y en las calles de
Jerusalem, que están asoladas sin hombre y sin morador y sin animal,
tiene de oirse aún, 33.11
Voz de gozo y voz de alegría, voz de desposado y voz de desposada, voz
de los que digan: Alabad á Jehová de los ejércitos, porque Jehová es
bueno, porque para siempre es su misericordia; voz de los que traigan
alabanza á la casa de Jehová. Porque tornaré á traer la cautividad de
la tierra como al principio, ha dicho Jehová. 33.12
Así dice Jehová de los ejércitos: En este lugar desierto, sin hombre y
sin animal, y en todas sus ciudades, aun habrá cabañas de pastores que
hagan tener majada á ganados. 33.13
En las ciudades de las montañas, en las ciudades de los campos, y en
las ciudades del mediodía, y en tierra de Benjamín, y alrededor de
Jerusalem y en las ciudades de Judá, aun pasarán ganados por las manos
de los contadores, ha dicho Jehová. 33.14
He aquí vienen días, dice Jehová, en que yo confirmaré la palabra buena
que he hablado á la casa de Israel y á la casa de Judá. 33.15 En
aquellos días y en aquel tiempo haré producir á David Pimpollo de
justicia, y hará juicio y justicia en la tierra. 33.16 En
aquellos días Judá será salvo, y Jerusalem habitará seguramente, y esto
es lo que la llamarán: Jehová, justicia nuestra. 33.17
Porque así ha dicho Jehová: No faltará á David varón que se siente
sobre el trono de la casa de Israel; 33.18
Y de los sacerdotes y Levitas no faltará varón de mi presencia que
ofrezca holocausto, y encienda presente, y que haga sacrificio todos
los días. 33.19 Y fué
palabra de Jehová á Jeremías, diciendo: 33.20
Así ha dicho Jehová: Si pudieres invalidar mi concierto con el día y mi
concierto con la noche, por manera que no haya día ni noche á su tiempo, 33.21
Podráse también invalidar mi pacto con mi siervo David, para que deje
de tener hijo que reine sobre su trono, y con los Levitas y sacerdotes,
mis ministros. 33.22
Como no puede ser contado el ejército del cielo, ni la arena de la mar
se puede medir, así multiplicaré la simiente de David mi siervo, y los
Levitas que á mí ministran. 33.23 Y fué
palabra de Jehová á Jeremías, diciendo: 33.24
¿No has echado de ver lo que habla este pueblo diciendo: Dos familias
que Jehová escogiera ha desechado? y han tenido en poco mi pueblo,
hasta no tenerlos más por nación. 33.25
Así ha dicho Jehová: Si no permaneciere mi concierto con el día y la
noche, si yo no he puesto las leyes del cielo y la tierra, 33.26
También desecharé la simiente de Jacob, y de David mi siervo, para no
tomar de su simiente quien sea señor sobre la simiente de Abraham, de
Isaac, y de Jacob. Porque haré volver su cautividad, y tendré de ellos
misericordia. ▲34.1
PALABRA que fué á Jeremías de Jehová, (cuando Nabucodonosor rey de
Babilonia, y todo su ejército, y todos los reinos de la tierra del
señorío de su mano, y todos los pueblos, peleaban contra Jerusalem, y
contra todas sus ciudades,) diciendo: 34.2
Así ha dicho Jehová Dios de Israel: Ve, y habla á Sedechîas rey de
Judá, y dile: Así ha dicho Jehová: He aquí entregaré yo esta ciudad en
mano del rey de Babilonia, y la abrasaré con fuego: 34.3
Y no escaparás tú de su mano, sino que de cierto serás preso, y en su
mano serás entregado; y tus ojos verán los ojos del rey de Babilonia, y
te hablará boca á boca, y en Babilonia entrarás. 34.4 Con
todo eso, oye palabra de Jehová, Sedechîas rey de Judá: Así ha dicho
Jehová de ti: No morirás á cuchillo; 34.5
En paz morirás, y conforme á las quemas de tus padres, los reyes
primeros que fueron antes de ti, así quemarán por ti, y te endecharán
diciendo, ¡Ay, señor!; porque yo he hablado la palabra, dice Jehová. 34.6 Y
habló Jeremías profeta á Sedechîas rey de Judá todas estas palabras en
Jerusalem. 34.7
Y el ejército del rey de Babilonia peleaba contra Jerusalem, y contra
todas las ciudades de Judá que habían quedado, contra Lachîs, y contra
Azeca; porque de las ciudades fuertes de Judá éstas habían quedado. 34.8
Palabra que fué á Jeremías de Jehová, después que Sedechîas hizo
concierto con todo el pueblo en Jerusalem, para promulgarles libertad: 34.9
Que cada uno dejase su siervo, y cada uno su sierva, hebreo y hebrea,
libres; que ninguno usase de los Judíos su hermanos como de siervos. 34.10
Y como oyeron todos los príncipes, y todo el pueblo que habían venido
en el concierto de dejar cada uno su siervo y cada uno su sierva
libres, que ninguno usase más de ellos como de siervos, obedecieron, y
dejáronlos. 34.11 Mas
después se arrepintieron, é hicieron tornar los siervos y las siervas
que habían dejado libres, y sujetáronlos por siervos y por siervas. 34.12 Y fué
palabra de Jehová á Jeremías, de parte de Jehová, diciendo: 34.13
Así dice Jehová Dios de Israel: Yo hice pacto con vuestros padres el
día que los saqué de tierra de Egipto, de casa de siervos, diciendo: 34.14
Al cabo de siete años dejaréis cada uno á su hermano hebreo que te
fuere vendido; te servirá pues seis años, y lo enviarás libre de ti:
mas vuestros padres no me oyeron, ni inclinaron su oído. 34.15
Y vosotros os habíais hoy convertido, y hecho lo recto delante de mis
ojos, anunciando cada uno libertad á su prójimo; y habíais hecho
concierto en mi presencia, en la casa sobre la cual es invocado mi
nombre: 34.16 Pero
os
habéis vuelto y profanado mi nombre, y habéis tornado á tomar cada uno
su siervo y cada uno su sierva, que habíais dejado libres á su
voluntad; y los habéis sujetado á seros siervos y siervas. 34.17
Por tanto, así ha dicho Jehová: Vosotros no me habéis oído en promulgar
cada uno libertad á su hermano, y cada uno á su compañero: he aquí que
yo os promulgo libertad, dice Jehová, á cuchillo y á pestilencia, y á
hambre; y os pondré en remoción á todos los reinos de la tierra. 34.18
Y entregaré á los hombres que traspasaron mi pacto, que no han llevado
á efecto las palabras del pacto que celebraron en mi presencia
dividiendo en dos partes el becerro y pasando por medio de ellas: 34.19
A los príncipes de Judá y á los príncipes de Jerusalem, á los eunucos y
á los sacerdotes, y á todo el pueblo de la tierra, que pasaron entre
las partes del becerro, 34.20
Entregarélos en mano de sus enemigos y en mano de los que buscan su
alma; y sus cuerpos muertos serán para comida de las aves del cielo, y
de las bestias de la tierra. 34.21
Y á Sedechîas rey de Judá, y á sus príncipes, entregaré en mano de sus
enemigos, y en mano de los que buscan su alma, y en mano del ejército
del rey de Babilonia, que se fueron de vosotros. 34.22
He aquí, mandaré yo, dice Jehová, y harélos volver á esta ciudad, y
pelearán contra ella, y la tomarán, y la abrasarán á fuego; y reduciré
á soledad las ciudades de Judá, hasta no quedar morador. ▲35.1 PALABRA que fué á Jeremías
de Jehová en días de Joacim hijo de Josías, rey de Judá, diciendo: 35.2
Ve á casa de los Rechâbitas, y habla con ellos, é introdúcelos en la
casa de Jehová, en una de las cámaras, y dales á beber vino. 35.3
Tomé entonces á Jaazanías hijo de Jeremías, hijo de Habassinías, y á
sus hermanos, y á todos sus hijos, y á toda la familia de los
Rechâbitas; 35.4 Y
metílos en la casa de Jehová, en la cámara de los hijos de Hanán, hijo
de Igdalías, varón de Dios, la cual estaba junto á la cámara de los
príncipes, que estaba sobre la cámara de Maasías hijo de Sallum, guarda
de los vasos. 35.5 Y puse
delante de los hijos de la familia de los Rechâbitas tazas y copas
llenas de vino, y díjeles: Bebed vino. 35.6
Mas ellos dijeron: No beberemos vino; porque Jonadab hijo de Rechâb
nuestro padre nos mandó, diciendo: No beberéis jamás vino vosotros ni
vuestros hijos: 35.7
Ni edificaréis casa, ni sembraréis sementera, ni plantaréis viña, ni la
tendréis: mas moraréis en tiendas todos vuestros días, para que viváis
muchos días sobre la haz de la tierra donde vosotros peregrináis. 35.8
Y nosotros hemos obedecido á la voz de Jonadab nuestro padre, hijo de
Rechâb, en todas las cosas que nos mandó, de no beber vino en todos
nuestros días, nosotros, ni nuestras mujeres, ni nuestros hijos, ni
nuestras hijas; 35.9 Y de
no edificar casas para nuestra morada, y de no tener viña, ni heredad,
ni sementera. 35.10
Moramos pues en tiendas, y hemos obedecido y hecho conforme á todas las
cosas que nos mandó Jonadab nuestro padre. 35.11
Sucedió, empero, que cuando Nabucodonosor rey de Babilonia subió á la
tierra, dijimos: Venid, y entrémonos en Jerusalem, de delante del
ejército de los Caldeos y de delante del ejército de los de Siria: y en
Jerusalem nos quedamos. 35.12 Y fué
palabra de Jehová á Jeremías, diciendo: 35.13
Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Ve, y di á los
varones de Judá, y á los moradores de Jerusalem: ¿No recibiréis
instrucción para obedecer á mis palabras? dice Jehová. 35.14
Fué firme la palabra de Jonadab hijo de Rechâb, el cual mandó á sus
hijos que no bebiesen vino, y no lo han bebido hasta hoy, por obedecer
al mandamiento de su padre; y yo os he hablado á vosotros, madrugando,
y hablando, y no me habéis oído. 35.15
Y envié á vosotros á todos mis siervos los profetas, madrugando y
enviándolos á decir: Tornaos ahora cada uno de su mal camino, y
enmendad vuestras obras, y no vayáis tras dioses ajenos para servirles,
y viviréis en la tierra que dí á vosotros y á vuestros padres: mas no
inclinasteis vuestro oído, ni me oísteis. 35.16
Ciertamente los hijos de Jonadab, hijo de Rechâb, tuvieron por firme el
mandamiento que les dió su padre; mas este pueblo no me ha obedecido. 35.17
Por tanto, así ha dicho Jehová Dios de los ejércitos, Dios de Israel:
He aquí traeré yo sobre Judá y sobre todos los moradores de Jerusalem
todo el mal que contra ellos he hablado: porque les hablé, y no oyeron;
llamélos, y no han respondido. 35.18
Y dijo Jeremías á la familia de los Rechâbitas: Así ha dicho Jehová de
los ejércitos, Dios de Israel: Porque obedecisteis al mandamiento de
Jonadab vuestro padre, y guardasteis todos sus mandamientos, é
hicisteis conforme á todas las cosas que os mandó; 35.19
Por tanto, así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: No
faltará varón de Jonadab, hijo de Rechâb, que esté en mi presencia
todos los días. ▲36.1 Y ACONTECIO en el cuarto
año de Joacim hijo de Josías, rey de Judá, que fué esta palabra á
Jeremías, de Jehová, diciendo: 36.2
Tómate un rollo de libro, y escribe en él todas las palabras que te he
hablado contra Israel y contra Judá, y contra todas las gentes, desde
el día que comencé á hablarte, desde los días de Josías hasta hoy. 36.3
Quizá oirá la casa de Judá todo el mal que yo pienso hacerles, para
avolverse cada uno de su mal camino, y yo perdonaré su maldad y su
pecado. 36.4 Y
llamó
Jeremías á Baruch hijo de Nerías, y escribió Baruch de boca de
Jeremías, en un rollo de libro, todas las palabras que Jehová le había
hablado. 36.5
Después mandó Jeremías á Baruch, diciendo: Yo estoy preso, no puedo
entrar en la casa de Jehova: 36.6
Entra tú pues, y lee de este rollo que escribiste de mi boca, las
palabras de Jehová en oídos del pueblo, en la casa de Jehová, el día
del ayuno; y las leerás también en oídos de todo Judá que vienen de sus
ciudades. 36.7 Quizá
caerá oración de ellos en la presencia de Jehová, y tornaráse cada uno
de su mal camino; porque grande es el furor y la ira que ha expresado
Jehová contra este pueblo. 36.8
Y Baruch hijo de Nerías hizo conforme á todas las cosas que le mandó
Jeremías profeta, leyendo en el libro las palabras de Jehová en la casa
de Jehová. 36.9 Y
aconteció en el año quinto de Joacim hijo de Josías, rey de Judá, en el
mes noveno, que promulgaron ayuno en la presencia de Jehová, á todo el
pueblo de Jerusalem, y á todo el pueblo que venía de las ciudades de
Judá á Jerusalem. 36.10
Y Baruch leyó en el libro las palabras de Jeremías en la casa de
Jehová, en la cámara de Gemarías hijo de Saphán escriba, en el atrio de
arriba, á la entrada de la puerta nueva de la casa de Jehová, en oídos
del pueblo. 36.11 Y
Michêas hijo de Gemarías, hijo de Saphán, habiendo oído del libro todas
las palabras de Jehová, 36.12
Descendió á la casa del rey, á la cámara del secretario, y he aquí que
todos los príncipes estaban allí sentados, á saber: Elisama secretario,
y Delaías hijo de Semeías, y Elnathán hijo de Achbor, y Gemarías hijo
de Saphán, y Sedechîas hijo de Ananías, y todos los príncipes. 36.13 Y
contóles Michêas todas las palabras que había oído leyendo Baruch en el
libro en oídos del pueblo. 36.14
Entonces enviaron todos los príncipes á Jehudí hijo de Nethanías, hijo
de Selemías, hijo de Chusi, para que dijese á Baruch: Toma el rollo en
que leíste á oídos del pueblo, y ven. Y Baruch, hijo de Nerías, tomó el
rollo en su mano, y vino á ellos. 36.15 Y
dijéronle: Siéntate ahora, y léelo en nuestros oídos. Y leyó Baruch en
sus oídos. 36.16
Y fué que, como oyeron todas aquellas palabras, cada uno se volvió
espantado á su compañero, y dijeron á Baruch: Sin duda contaremos al
rey todas estas palabras. 36.17
Preguntaron luego á Baruch, diciendo: Cuéntanos ahora cómo escribiste
de boca de Jeremías todas estas palabras. 36.18 Y
Baruch les dijo: El me dictaba de su boca todas estas palabras, y yo
escribía con tinta en el libro. 36.19
Entonces dijeron los príncipes á Baruch: Ve, y escóndete tú y Jeremías,
y nadie sepa dónde estáis. 36.20
Y entraron al rey al atrio, habiendo depositado el rollo en la cámara
de Elisama secretario; y contaron en los oídos del rey todas estas
palabras. 36.21 Y
envió el rey á Jehudí á que tomase el rollo, el cual lo tomó de la
cámara de Elisama secretario, y leyó en él Jehudí en oídos del rey, y
en oídos de todos los príncipes que junto al rey estaban. 36.22 Y el
rey estaba en la casa de invierno en el mes noveno, y había un brasero
ardiendo delante de él; 36.23
Y fué que, como Jehudí hubo leído tres ó cuatro planas, rasgólo con un
cuchillo de escribanía, y echólo en el fuego que había en el brasero,
hasta que todo el rollo se consumió sobre el fuego que en el brasero
había. 36.24 Y no
tuvieron temor, ni rasgaron sus vestidos, el rey y todos sus siervos
que oyeron todas estas palabras. 36.25 Y
aunque Elnathán y Delaías y Gemarías rogaron al rey que no quemase
aquel rollo, no los quiso oir: 36.26
Antes mandó el rey á Jerameel hijo de Amelech, y á Seraías hijo de
Azriel, y á Selemías hijo de Abdeel, que prendiesen á Baruch el
escribiente y á Jeremías profeta; mas Jehová los escondió. 36.27
Y fué palabra de Jehová á Jeremías, después que el rey quemó el rollo,
las palabras que Baruch había escrito de boca de Jeremías, diciendo: 36.28
Vuelve á tomar otro rollo, y escribe en él todas las palabras primeras,
que estaban en el primer rollo que quemó Joacim, el rey de Judá. 36.29
Y dirás á Joacim rey de Judá: Así ha dicho Jehová: Tú quemaste este
rollo, diciendo: ¿Por qué escribiste en él, diciendo: De cierto, vendrá
el rey de Babilonia, y destruirá esta tierra, y hará que no queden en
ella hombres ni animales? 36.30
Por tanto, así ha dicho Jehová, en orden á Joacim rey de Judá: No
tendrá quien se siente sobre el trono de David; y su cuerpo será echado
al calor del día y al hielo de la noche. 36.31
Y visitaré sobre él, y sobre su simiente, y sobre sus siervos, su
maldad; y traeré sobre ellos, y sobre los moradores de Jerusalem, y
sobre los varones de Judá, todo el mal que les he dicho y no escucharon. 36.32
Y tomó Jeremías otro rollo, y diólo á Baruch hijo de Nerías escriba; y
escribió en él de boca de Jeremías todas las palabras del libro que
quemó en el fuego Joacim rey de Judá; y aun fueron añadidas sobre ellas
muchas otras palabras semejantes. ▲37.1
Y REINO el rey Sedechîas hijo de Josías, en lugar de Conías hijo de
Joacim, al cual Nabucodonosor rey de Babilonia había constituído por
rey en la tierra de Judá. 37.2 Mas no
obedeció él, ni sus siervos, ni el pueblo de la tierra á las palabras
de Jehová, que dijo por el profeta Jeremías. 37.3
Y envió el rey Sedechîas á Jucal hijo de Selemías, y á Sephanías hijo
de Maasías sacerdote, para que dijesen al profeta Jeremías: Ruega ahora
por nosotros á Jehová nuestro Dios. 37.4 Y
Jeremías entraba y salía en medio del pueblo; porque no lo habían
puesto en la casa de la cárcel. 37.5
Y como el ejército de Faraón hubo salido de Egipto, y vino la fama de
ellos á oídos de los Caldeos que tenían cercada á Jerusalem,
partiéronse de Jerusalem. 37.6
Entonces fué palabra de Jehová á Jeremías profeta, diciendo: 37.7
Así ha dicho Jehová Dios de Israel: Diréis así al rey de Judá, que os
envió á mí para que me preguntaseis: He aquí que el ejército de Faraón
que había salido en vuestro socorro, se volvió á su tierra en Egipto. 37.8 Y
tornarán los Caldeos, y combatirán esta ciudad, y la tomarán, y la
pondrán á fuego. 37.9 Así ha
dicho Jehová: No engañéis vuestras almas, diciendo: Sin duda los
Caldeos se han ido de nosotros: porque no se irán. 37.10
Porque aun cuando hirieseis todo el ejército de los Caldeos que pelean
con vosotros, y quedasen de ellos hombres alanceados, cada uno se
levantará de su tienda, y pondrán esta ciudad á fuego. 37.11 Y
aconteció que, como el ejército de los Caldeos se fué de Jerusalem á
causa del ejército de Faraón, 37.12
Salíase de Jerusalem Jeremías para irse á tierra de Benjamín, para
apartarse de allí en medio del pueblo. 37.13
Y cuando fué á la puerta de Benjamín, estaba allí un prepósito que se
llamaba Irías, hijo de Selemías hijo de Hananías, el cual prendió á
Jeremías profeta, diciendo: Fnatú te retiras á los Caldeos. 37.14
Y Jeremías dijo: Falso: no me retiro á los Caldeos. Mas él no lo
escuchó, antes prendió Irías á Jeremías, y llevólo delante de los
príncipes. 37.15 Y
los príncipes se airaron contra Jeremías, y azotáronle, y pusiéronle en
prisión en la casa de Jonathán escriba, porque aquélla habían hecho
casa de cárcel. 37.16 Entró
pues Jeremías en la casa de la mazmorra, y en las camarillas. Y
habiendo estado allá Jeremías por muchos días, 37.17
El rey Sedechîas envió, y sacóle; y preguntóle el rey escondidamente en
su casa, y dijo: ¿Hay palabra de Jehová? Y Jeremías dijo: Hay. Y dijo
más: En mano del rey de Babilonia serás entregado. 37.18
Dijo también Jeremías al rey Sedechîas: ¿En qué pequé contra ti, y
contra tus siervos, y contra este pueblo, para que me pusieseis en la
casa de la cárcel? 37.19
¿Y dónde están vuestros profetas que os profetizaban, diciendo: No
vendrá el rey de Babilonia contra vosotros, ni contra esta tierra? 37.20
Ahora pues, oye, te ruego, oh rey mi señor: caiga ahora mi súplica
delante de ti, y no me hagas volver á casa de Jonathán escriba, porque
no me muera allí. 37.21
Entonces dió orden el rey Sedechîas, y depositaron á Jeremías en el
patio de la cárcel, haciéndole dar una torta de pan al día, de la plaza
de los Panaderos, hasta que todo el pan de la ciudad se gastase. Y
quedó Jeremías en el patio de la cárcel. ▲38.1
Y OYO Sephatías hijo de Mathán, y Gedalías hijo de Pashur, y Jucal hijo
de Selemías, y Pashur hijo de Melchías, las palabras que Jeremías
hablaba á todo el pueblo, diciendo: 38.2
Así ha dicho Jehová: El que se quedare en esta ciudad morirá á
cuchillo, ó de hambre, ó de pestilencia; mas el que saliere á los
Caldeos vivirá, pues su vida le será por despojo, y vivirá. 38.3 Así ha
dicho Jehová: De cierto será entregada esta ciudad en mano del ejército
del rey de Babilonia, y tomarála. 38.4
Y dijeron los príncipes al rey: Muera ahora este hombre; porque de esta
manera hace desmayar las manos de los hombres de guerra que han quedado
en esta ciudad, y las manos de todo el pueblo, hablándoles tales
palabras; porque este hombre no busca la paz de este pueblo, sino el
mal. 38.5 Y dijo
el rey Sedechîas: Helo ahí, en vuestras manos está; que el rey no podrá
contra vosotros nada. 38.6
Entonces tomaron ellos á Jeremías, é hiciéronlo echar en la mazmorra de
Malchîas hijo de Amelech, que estaba en el patio de la cárcel; y
metieron á Jeremías con sogas. Y en la mazmorra no había agua, sino
cieno; y hundióse Jeremías en el cieno. 38.7
Y oyendo Ebed-melec, hombre etiope, eunuco que estaba en casa del rey,
que habían puesto á Jeremías en la mazmorra, y estando sentado el rey á
la puerta de Benjamín, 38.8
Ebed-melec salió de la casa del rey, y habló al rey, diciendo: 38.9
Mi señor el rey, mal hicieron estos varones en todo lo que han hecho
con Jeremías profeta, al cual hicieron echar en la mazmorra; porque
allí se morirá de hambre, pues no hay más pan en la ciudad. 38.10
Entonces mandó el rey al mismo Ebed-melec Etiope, diciendo: Toma en tu
poder treinta hombres de aquí, y haz sacar á Jeremías profeta de la
mazmorra, antes que muera. 38.11
Y tomó Ebed-melec en su poder hombres, y entró á la casa del rey al
lugar debajo de la tesorería, y tomó de allí trapos viejos, traídos,
viejos, y andrajosos, y echólos á Jeremías con sogas en la mazmorra. 38.12
Y dijo Ebed-melec Etiope á Jeremías: Pon ahora esos trapos viejos,
traídos, y rotos, bajo los sobacos de tus brazos, debajo de las sogas.
Y lo hizo así Jeremías. 38.13 De
este modo sacaron á Jeremías con sogas, y subiéronlo de la mazmorra; y
quedó Jeremías en el patio de la cárcel. 38.14
Después envió el rey Sedechîas, é hizo traer á sí á Jeremías profeta á
la tercera entrada que estaba en la casa de Jehová. Y dijo el rey á
Jeremías: Pregúntote una palabra, no me encubras ninguna cosa. 38.15 Y
Jeremías dijo á Sedechîas: Si te lo denunciare, ¿no es verdad que me
matarás? y si te diere consejo, no has de escucharme. 38.16
Y juró el rey Sedechîas en secreto á Jeremías, diciendo: Vive Jehová
que nos hizo esta alma, que no te mataré, ni te entregaré en mano de
estos varones que buscan tu alma. 38.17
Entonces dijo Jeremías á Sedechîas: Así ha dicho Jehová Dios de los
ejércitos, Dios de Israel: Si salieres luego á los príncipes del rey de
Babilonia, tu alma vivirá, y esta ciudad no será puesta á fuego; y
vivirás tú y tu casa: 38.18
Mas si no salieres á los príncipes del rey de Babilonia, esta ciudad
será entregada en mano de los Caldeos, y la pondrán á fuego, y tú no
escaparás de sus manos. 38.19
Y dijo el rey Sedechîas á Jeremías: Témome á causa de los Judíos que se
han adherido á los Caldeos, que no me entreguen en sus manos y me
escarnezcan. 38.20 Y
dijo Jeremías: No te entregarán. Oye ahora la voz de Jehová que yo te
hablo, y tendrás bien, y vivirá tu alma. 38.21 Mas
si no quisieres salir, esta es la palabra que me ha mostrado Jehová: 38.22
Y he aquí que todas las mujeres que han quedado en casa del rey de
Judá, serán sacadas á los príncipes del rey de Babilonia; y ellas
mismas dirán: Te han engañado, y prevalecido contra ti tus amigos;
atollaron en el cieno tus pies, se volvieron atrás. 38.23
Sacarán pues, todas tus mujeres y tus hijos á los Caldeos, y tú no
escaparás de sus manos, sino que por mano del rey de Babilonia serás
preso, y á esta ciudad quemará á fuego. 38.24 Y
dijo Sedechîas á Jeremías: Nadie sepa estas palabras, y no morirás. 38.25
Y si los príncipes oyeren que yo he hablado contigo, y vinieren á ti y
te dijeren: Decláranos ahora qué hablaste con el rey, no nos lo
encubras, y no te mataremos; asimismo qué te dijo el rey; 38.26 Les
dirás: Supliqué al rey que no me hiciese tornar á casa de Jonathán
porque no me muriese allí. 38.27
Y vinieron luego todos los príncipes á Jeremías, y preguntáronle: y él
les respondió conforme á todo lo que el rey le había mandado. Con esto
se dejaron de él, porque el negocio no se había oído. 38.28 Y
quedó Jeremías en el patio de la cárcel hasta el día que fué tomada
Jerusalem; y allí estaba cuando Jerusalem fué tomada. ▲39.1
EN el noveno año de Sedechîas rey de Judá, en el mes décimo, vino
Nabucodonosor rey de Babilonia con todo su ejército contra Jerusalem, y
cercáronla. 39.2 Y en
el undécimo año de Sedechîas, en el mes cuarto, á los nueve del mes,
fué rota la ciudad; 39.3
Y entraron todos los príncipes del rey de Babilonia, y asentaron á la
puerta del medio: Nergal-sarezer, Samgar-nebo, Sarsechim, y Rabsaris,
Nergal-sarezer, Rabmag, y todos los demás príncipes del rey de
Babilonia. 39.4 Y fué
que viéndolos Sedechîas, rey de Judá, y todos los hombres de guerra,
huyeron, y saliéronse de noche de la ciudad por el camino de la huerta
del rey, por la puerta entre los dos muros: y salió el rey por el
camino del desierto. 39.5
Mas el ejército de los Caldeos los siguió, y alcanzaron á Sedechîas en
los llanos de Jericó; y tomáronle, é hiciéronle subir á Nabucodonosor
rey de Babilonia, á Ribla, en tierra de Hamath, y sentencióle. 39.6
Y degolló el rey de Babilonia los hijos de Sedechîas á su presencia en
Ribla, haciendo asimismo degollar el rey de Babilonia á todos los
nobles de Judá. 39.7 Y sacó
los ojos al rey Sedechîas, y aprisionóle con grillos para llevarle á
Babilonia. 39.8 Y los
Caldeos pusieron á fuego la casa del rey y las casas del pueblo, y
derribaron los muros de Jerusalem. 39.9
Y el resto del pueblo que había quedado en la ciudad, y los que se
habían á él adherido, con todo el resto del pueblo que había quedado,
trasportólos á Babilonia Nabuzaradán, capitán de la guardia. 39.10
Empero Nabuzaradán, capitán de la guardia, hizo quedar en tierra de
Judá del vulgo de los pobres que no tenían nada, y dióles entonces
viñas y heredades. 39.11 Y
Nabucodonosor había ordenado á Nabuzaradán capitán de la guardia,
acerca de Jeremías, diciendo: 39.12
Tómale, y mira por él, y no le hagas mal ninguno; antes harás con él
como él te dijere. 39.13
Envió por tanto Nabuzaradán capitán de la guardia, y Nabusazbán,
Rabsaris, y Nergal-sarezer, y Rabmag, y todos los príncipes del rey de
Babilonia; 39.14
Enviaron entonces, y tomaron á Jeremías del patio de la cárcel, y
entregáronlo á Gedalías hijo de Ahicam, hijo de Saphán, para que lo
sacase á casa: y vivió entre el pueblo. 39.15 Y
había sido palabra de Jehová á Jeremías, estando preso en el patio de
la cárcel, diciendo: 39.16
Ve, y habla á Ebed-melec Etiope, diciendo: Así ha dicho Jehová de los
ejércitos, Dios de Israel: He aquí traigo yo mis palabras sobre esta
ciudad para mal, y no para bien; y vendrán á ser en aquel día á
presencia tuya. 39.17 Mas
en aquel día yo te libraré, dice Jehová, y no serás entregado en mano
de aquellos de quienes tú temes. 39.18
Porque ciertamente te libraré, y no caerás á cuchillo, sino que tu vida
te será por despojo, porque tuviste confianza en mí, dice Jehová. ▲40.1
PALABRA que fué á Jeremías de Jehová, después que Nabuzaradán capitán
de la guardia le envió desde Ramá, cuando le tomó estando atado con
esposas entre toda la transmigración de Jerusalem y de Judá que iban
cautivos á Babilonia. 40.2 Tomó
pues el capitán de la guardia á Jeremías, y díjole: Jehová tu Dios
habló este mal contra este lugar; 40.3
Y halo traído y hecho Jehová según que había dicho: porque pecasteis
contra Jehová, y no oísteis su voz, por eso os ha venido esto. 40.4
Y ahora yo te he soltado hoy de las esposas que tenías en tus manos. Si
te está bien venir conmigo á Babilonia, ven, y yo miraré por ti; mas si
no te está bien venir conmigo á Babilonia, déjalo: mira, toda la tierra
está delante de ti; ve á donde mejor y más cómodo te pareciere ir. 40.5
Y aun no se había él vuelto, cuando le dijo: Vuélvete á Gedalías hijo
de Ahicam, hijo de Saphán, al cual el rey de Babilonia ha puesto sobre
todas las ciudades de Judá, y vive con él en medio del pueblo: ó ve á
donde te pareciere más cómodo de ir. Y dióle el capitán de la guardia
presentes y dones, y despidióle. 40.6 Fuése
entonces Jeremías á Gedalías hijo de Ahicam, á Mizpa, y moró con él en
medio del pueblo que había quedado en la tierra. 40.7
Y como oyeron todos los príncipes del ejército que estaba por el campo,
ellos y sus hombres, que el rey de Babilonia había puesto á Gedalías
hijo de Ahicam sobre la tierra, y que le había encomendado los hombres,
y las mujeres, y los niños, y los pobres de la tierra, que no fueron
trasportados á Babilonia; 40.8
Vinieron luego á Gedalías en Mizpa, es á saber, Ismael hijo de
Nethanías, y Johanán y Jonathán hijos de Carea, y Seraías hijo de
Tanhumeth, y los hijos de Ephi Netophatita, y Jezanías hijo de
Maachâti, ellos y su hombres. 40.9
Y juróles Gedalías hijo de Ahicam, hijo de Saphán, á ellos y á sus
hombres, diciendo: No tengáis temor de servir á los Caldeos: habitad en
la tierra, y servid al rey de Babilonia, y tendréis bien. 40.10
Y he aquí que yo habito en Mizpa, para estar delante de los Caldeos que
vendrán á nosotros; mas vosotros, coged el vino, y el pan, y el aceite,
y ponedlo en vuestros almacenes, y quedaos en vuestras ciudades que
habéis tomado. 40.11
Asimismo todos los Judíos que estaban en Moab, y entre los hijos de
Ammón, y en Edom, y los que estaban en todas las tierras, cuando oyeron
decir como el rey de Babilonia había dejado algunos en la Judea, y que
había puesto sobre ellos á Gedalías hijo de Ahicam, hijo de Saphán, 40.12
Todos estos Judíos tornaron entonces de todas las partes adonde habían
sido echados, y vinieron á tierra de Judá, á Gedalías en Mizpa; y
cogieron vino y muy muchos frutos. 40.13 Y
Johanán, hijo de Carea, y todos los príncipes de la gente de guerra que
estaban en el campo, vinieron á Gedalías en Mizpa, 40.14
Y dijéronle: ¿No sabes de cierto como Baalis, rey de los hijos de
Ammón, ha enviado á Ismael hijo de Nethanías, para matarte? Mas
Gedalías hijo de Ahicam no los creyó. 40.15
Entonces Johanán hijo de Carea habló á Gedalías en secreto, en Mizpa,
diciendo: Yo iré ahora, y heriré á Ismael hijo de Nethanías, y hombre
no lo sabrá: ¿por qué te ha de matar, y todos los Judíos que se han
recogido á ti se derramarán, y perecerá el resto de Judá? 40.16 Pero
Gedalías hijo de Ahicam dijo á Johanán hijo de Carea: No hagas esto,
porque falso es lo que tú dices de Ismael. ▲41.1
Y ACONTECIO en el mes séptimo, que vino Ismael hijo de Nethanías, hijo
de Elisama, de la simiente real, y algunos príncipes del rey, y diez
hombres con él, á Gedalías hijo de Ahicam en Mizpa; y comieron pan
juntos allí en Mizpa. 41.2
Y levantóse Ismael hijo de Nethanías, y los diez hombres que con él
estaban, é hirieron á cuchillo á Gedalías hijo de Ahicam, hijo de
Saphán, matando así á aquel á quien el rey de Babilonia había puesto
sobre la tierra. 41.3
Asimismo hirió Ismael á todos los Judíos que estaban con él, con
Gedalías en Mizpa, y á los soldados Caldeos que allí se hallaron. 41.4
Sucedió además, un día después que mató á Gedalías, cuando nadie lo
sabía aún, 41.5
Que venían unos hombres de Sichêm y de Silo y de Samaria, ochenta
hombres, raída la barba, y rotas las ropas, y arañados y traían en sus
manos ofrenda y perfume para llevar á la casa de Jehová. 41.6
Y de Mizpa salióles al encuentro, llorando, Ismael hijo de Nethanías: y
aconteció que como los encontró, díjoles: Venid á Gedalías, hijo de
Ahicam. 41.7 Y fue
que cuando llegaron al medio de la ciudad, Ismael hijo de Nethanías los
degolló, y echólos en medio de un aljibe, él y los hombres que con él
estaban. 41.8 Mas
entre aquellos fueron hallados diez hombres que dijeron á Ismael: No
nos mates; porque tenemos en el campo tesoros de trigos, y cebadas, y
aceite, y miel. Y dejólos, y no los mató entre sus hermanos. 41.9
Y el aljibe en que echó Ismael todos los cuerpos de los hombres que
hirió por causa de Gedalías, era el mismo que había hecho el rey Asa
por causa de Baasa, rey de Israel: llenólo de muertos Ismael, hijo de
Nethanías. 41.10
Después llevó Ismael cautivo á todo el resto del pueblo que estaba en
Mizpa; á las hijas del rey, y á todo el pueblo que en Mizpa había
quedado, el cual había Nabuzaradán capitán de la guardia encargado á
Gedalías hijo de Ahicam. Llevólos pues cautivos Ismael hijo de
Nethanías, y se fué para pasarse á los hijos de Ammón. 41.11
Y oyó Johanán hijo de Carea, y todos los príncipes de la gente de
guerra que estaban con él, todo el mal que había hecho Ismael, hijo de
Nethanías. 41.12
Entonces tomaron todos los hombres, y fueron á pelear con Ismael hijo
de Nethanías, y halláronlo junto á Aguas-muchas, que es en Gabaón. 41.13
Y aconteció que como todo el pueblo que estaba con Ismael vió á Johanán
hijo de Carea, y á todos los príncipes de la gente de guerra que
estaban con él, se alegraron. 41.14 Y
todo el pueblo que Ismael había traído cautivo de Mizpa, tornáronse, y
volvieron, y fuéronse á Johanán hijo de Carea. 41.15 Mas
Ismael hijo de Nethanías se escapó delante de Johanán con ocho hombres,
y se fué á los hijos de Ammón. 41.16
Y Johanán hijo de Carea, y todos los príncipes de la gente de guerra
que con él estaban, tomaron todo el resto del pueblo que habían
recobrado de Ismael hijo de Nethanías, de Mizpa, después que hirió á
Gedalías hijo de Ahicam: hombres de guerra, y mujeres, y niños, y los
eunucos que Johanán había hecho tornar de Gabaón; 41.17 Y
fueron y habitaron en Geruth-chimham, que es cerca de Bethlehem, á fin
de partir y meterse en Egipto, 41.18
Por causa de los Caldeos: porque temían de ellos, por haber herido
Ismael hijo de Nethanías á Gedalías hijo de Ahicam, al cual el rey de
Babilonia había puesto sobre la tierra. ▲42.1
Y LLEGARONSE todos los oficiales de la gente de guerra, y Johanán hijo
de Carea, y Jezanías hijo de Osaía, y todo el pueblo desde el menor
hasta el mayor, 42.2
Y dijeron á Jeremías profeta: Caiga ahora nuestro ruego delante de ti,
y ruega por nosotros á Jehová tu Dios, por todo este resto, (pues hemos
quedado unos pocos de muchos, como nos ven tus ojos,) 42.3 Para
que Jehová tu Dios nos enseñe camino por donde vayamos, y lo que hemos
de hacer. 42.4
Y Jeremías profeta les dijo: Ya he oído. He aquí que voy á orar á
Jehová vuestro Dios, como habéis dicho; y será que todo lo que Jehová
os respondiere, os enseñaré: no os reservaré palabra. 42.5
Y ellos dijeron á Jeremías: Jehová sea entre nosotros testigo de la
verdad y de la lealtad, si no hiciéremos conforme á todo aquello para
lo cual Jehová tu Dios te enviare á nosotros. 42.6
Ora sea bueno, ora malo, á la voz de Jehová nuestro Dios, al cual te
enviamos, obedeceremos; para que, obedeciendo á la voz de Jehová
nuestro Dios, tengamos bien. 42.7 Y
aconteció que al cabo de diez días fué palabra de Jehová á Jeremías. 42.8
Y llamó á Johanán hijo de Carea, y á todos los oficiales de la gente de
guerra que con él estaban, y á todo el pueblo desde el menor hasta el
mayor; 42.9 Y
díjoles: Así ha dicho Jehová Dios de Israel, al cual me enviasteis para
que hiciese caer vuestros ruegos en su presencia: 42.10
Si os quedareis quietos en esta tierra, os edificaré, y no os
destruiré; os plantaré, y no os arrancaré: porque arrepentido estoy del
mal que os he hecho. 42.11
No temáis de la presencia del rey de Babilonia, del cual tenéis temor;
no temáis de su presencia, ha dicho Jehová, porque con vosotros estoy
yo para salvaros y libraros de su mano: 42.12 Y os
daré misericordias, y tendrá misericordia de vosotros, y os hará tornar
á vuestra tierra. 42.13 Mas
si dijereis: No moraremos en esta tierra, no obedeciendo así á la voz
de Jehová vuestro Dios, 42.14
Y diciendo: No, antes nos entraremos en tierra de Egipto, en la cual no
veremos guerra, ni oiremos sonido de trompeta, ni tendremos hambre de
pan, y allá moraremos: 42.15
Ahora por eso, oid la palabra de Jehová, reliquias de Judá: Así ha
dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Si vosotros volviereis
vuestros rostros para entrar en Egipto, y entrareis para peregrinar
allá, 42.16 Será
que
el cuchillo que teméis, os alcanzará allí en tierra de Egipto, y el
hambre de que tenéis temor, allá en Egipto se os pegará; y allí
moriréis. 42.17 Será
pues, que todos los hombres que tornaren sus rostros para entrarse en
Egipto, para peregrinar allí, morirán á cuchillo, de hambre, y de
pestilencia: no habrá de ellos quien quede vivo, ni quien escape
delante del mal que traeré yo sobre ellos. 42.18
Porque así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Como se
derramó mi enojo y mi ira sobre los moradores de Jerusalem, así se
derramará mi ira sobre vosotros, cuando entrareis en Egipto; y seréis
por juramento y por espanto, y por maldición y por afrenta; y no veréis
más este lugar. 42.19
Jehová habló sobre vosotros, oh reliquias de Judá: No entréis en
Egipto: sabed por cierto que os aviso hoy. 42.20
¿Por qué hicisteis errar vuestras almas? porque vosotros me enviasteis
á Jehová vuestro Dios, diciendo: Ora por nosotros á Jehová nuestro
Dios; y conforme á todas las cosas que Jehová nuestro Dios dijere,
háznoslo saber así, y lo pondremos por obra. 42.21
Y os lo he denunciado hoy, y no habéis obedecido á la voz de Jehová
vuestro Dios, ni á todas las cosas por las cuales me envió á vosotros. 42.22
Ahora pues sabed de cierto que á cuchillo, y de hambre y pestilencia,
moriréis en el lugar donde deseasteis entrar para peregrinar allí. ▲43.1
Y ACONTECIO que como Jeremías acabó de hablar á todo el pueblo todas
las palabras de Jehová Dios de ellos, todas estas palabras por las
cuales Jehová Dios de ellos le había enviado á ellos mismos, 43.2
Dijo Azarías hijo de Osaías, y Johanán hijo de Carea, y todos los
varones soberbios dijeron á Jeremías: Mentira dices; no te ha enviado
Jehová nuestro Dios para decir: No entréis en Egipto á peregrinar allí. 43.3
Sino que Baruch hijo de Nerías te incita contra nosotros, para
entregarnos en mano de los Caldeos, para matarnos y para hacernos
trasportar á Babilonia. 43.4
No obedeció pues Johanán hijo de Carea, y todos los oficiales de la
gente de guerra, y todo el pueblo, á la voz de Jehová para quedarse en
tierra de Judá; 43.5
Antes tomó Johanán hijo de Carea, y todos los oficiales de la gente de
guerra, á todo el resto de Judá, que de todas las gentes adonde habían
sido echados habían vuelto para morar en tierra de Judá: 43.6
A hombres, y mujeres, y niños, y á las hijas del rey, y á toda alma que
había dejado Nabuzaradán capitán de la guardia con Gedalías hijo de
Ahicam hijo de Saphán, y á Jeremías profeta, y á Baruch hijo de Nerías; 43.7 Y
entraron en tierra de Egipto; porque no obedecieron á la voz de Jehová:
y llegaron hasta Taphnes. 43.8 Y fué
palabra de Jehová á Jeremías en Taphnes, diciendo: 43.9
Toma con tu mano piedras grandes, y cúbrelas de barro en un horno de
ladrillos que está á la puerta de la casa de Faraón en Taphnes, á vista
de hombres Judíos; 43.10
Y diles: Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: He aquí
que yo envío, y tomaré á Nabucodonosor rey de Babilonia, mi siervo, y
pondré su trono sobre estas piedras que he escondido, y tenderá su
dosel sobre ellas. 43.11
Y vendrá, y herirá la tierra de Egipto: los que á muerte, á muerte, y
los que á cautiverio, á cautiverio, y los que á cuchillo, á cuchillo. 43.12
Y pondré fuego á las casas de los dioses de Egipto; y las quemará, y á
ellos llevará cautivos; y él se vestirá la tierra de Egipto, como el
pastor se viste su capa, y saldrá de allá en paz. 43.13
Además, quebrará las estatuas de Beth-semes, que es en tierra de
Egipto, y las casas de los dioses de Egipto quemará á fuego. ▲44.1
PALABRA que fué á Jeremías acerca de todos los Judíos que moraban en la
tierra de Egipto, que moraban en Migdol, y en Taphnes, y en Noph, y en
tierra de Pathros, diciendo: 44.2
Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Vosotros habéis
visto todo el mal que traje sobre Jerusalem y sobre todas las ciudades
de Judá: y he aquí que ellas están el día de hoy asoladas, y ni hay en
ellas morador; 44.3 A
causa de la maldad de ellos que cometieron para hacerme enojar, yendo á
ofrecer sahumerios, honrando dioses ajenos que ellos no habían
conocido, vosotros, ni vuestros padres. 44.4
Y envié á vosotros á todos mis siervos los profetas, madrugando y
enviándolos, diciendo: No hagáis ahora esta cosa abominable que yo
aborrezco. 44.5 Mas no
oyeron ni inclinaron su oído para convertirse de su maldad, para no
ofrecer sahumerios á dioses ajenos. 44.6
Derramóse por tanto mi saña y mi furor, y encendióse en las ciudades de
Judá y en las calles de Jerusalem, y tornáronse en soledad y en
destrucción, como hoy. 44.7
Ahora pues, así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: ¿Por
qué hacéis tan grande mal contra vuestras almas, para ser talados varón
y mujer, niño y mamante, de en medio de Judá, sin que os quede residuo
alguno; 44.8
Haciéndome enojar con las obras de vuestras manos, ofreciendo
sahumerios á dioses ajenos en la tierra de Egipto, adonde habéis
entrado para morar, de suerte que os acabéis, y seáis por maldición y
por oprobio á todas las gentes de la tierra? 44.9
¿Os habéis olvidado de las maldades de vuestros padres, y de las
maldades de los reyes de Judá, y de las maldades de sus mujeres, y de
vuestras maldades, y de las maldades de vuestras mujeres, que hicieron
en tierra de Judá y en las calles de Jerusalem? 44.10
No se han morigerado hasta el día de hoy, ni han tenido temor, ni han
caminado en mi ley, ni en mis estatutos que puse delante de vosotros y
delante de vuestros padres. 44.11
Por tanto, así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: He
aquí que yo pongo mi rostro en vosotros para mal, y para destruir á
todo Judá. 44.12 Y
tomaré el resto de Judá que pusieron sus rostros para entrar en tierra
de Egipto para morar allí, y en tierra de Egipto serán todos
consumidos, caerán á cuchillo, serán consumidos de hambre, á cuchillo y
hambre morirán desde el más pequeño hasta el mayor; y serán por
juramento, y por espanto, y por maldición, y por oprobio. 44.13 Pues
visitaré á los que moran en tierra de Egipto, como visité á Jerusalem,
con cuchillo, y con hambre, y con pestilencia. 44.14
Y del resto de Judá que entraron en tierra de Egipto para morar allí,
no habrá quien escape, ni quien quede vivo, para volver á la tierra de
Judá, por la cual suspiran ellos por volver para habitar allí: porque
no volverán sino los que escaparen. 44.15
Entonces todos los que sabían que sus mujeres habían ofrecido
sahumerios á dioses ajenos, y todas las mujeres que estaban presentes,
una gran concurrencia, y todo el pueblo que habitaba en tierra de
Egipto, en Pathros, respondieron á Jeremías, diciendo: 44.16 La
palabra que nos has hablado en nombre de Jehová, no oímos de ti: 44.17
Antes pondremos ciertamente por obra toda palabra que ha salido de
nuestra boca, para ofrecer sahumerios á la reina del cielo, y
derramándole libaciones, como hemos hecho nosotros y nuestros padres,
nuestros reyes y nuestros príncipes, en las ciudades de Judá y en las
plazas de Jerusalem, y fuimos hartos de pan, y estuvimos alegres, y no
vimos mal alguno. 44.18
Mas desde que cesamos de ofrecer sahumerios á la reina del cielo, y de
derramarle libaciones, nos falta todo, y á cuchillo y á hambre somos
consumidos. 44.19 Y
cuando ofrecimos sahumerios á la reina del cielo, y le derramamos
libaciones, ¿hicímosle nosotras tortas para tributarle culto, y le
derramamos libaciones, sin nuestros maridos? 44.20 Y
habló Jeremías á todo el pueblo, á los hombres y á las mujeres, y á
todo el vulgo que le había respondido esto, diciendo: 44.21
¿No se ha acordado Jehová, y no ha venido á su memoria el sahumerio que
ofrecisteis en las ciudades de Judá, y en las plazas de Jerusalem,
vosotros y vuestros padres, vuestros reyes y vuestros príncipes, y el
pueblo de la tierra? 44.22
Y no pudo sufrir más Jehová á causa de la maldad de vuestras obras, á
causa de las abominaciones que habíais hecho: por tanto vuestra tierra
fué en asolamiento, y en espanto, y en maldición, hasta no quedar
morador, como hoy. 44.23
Porque ofrecisteis sahumerios, y pecasteis contra Jehová, y no
obedecisteis á la voz de Jehová, ni anduvisteis en su ley, ni en sus
estatutos, ni en sus testimonios: por tanto ha venido sobre vosotros
este mal, como hoy. 44.24
Y dijo Jeremías á todo el pueblo, y á todas las mujeres: Oid palabra de
Jehová, todos los de Judá que estáis en tierra de Egipto: 44.25
Así ha hablado Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, diciendo:
Vosotros y vuestras mujeres proferisteis con vuestras bocas, y con
vuestras manos lo ejecutasteis, diciendo: Cumpliremos efectivamente
nuestros votos que hicimos, de ofrecer sahumerios á la reina del cielo
y de derramarle libaciones: confirmáis á la verdad vuestros votos, y
ponéis vuestros votos por obra. 44.26
Por tanto, oid palabra de Jehová, todo Judá que habitáis en tierra de
Egipto: He aquí he jurado por mi grande nombre, dice Jehová, que mi
nombre no será más invocado en toda la tierra de Egipto por boca de
ningún hombre Judío, diciendo: Vive el Señor Jehová. 44.27
He aquí que yo velo sobre ellos para mal, y no para bien; y todos los
hombres de Judá que están en tierra de Egipto, serán consumidos á
cuchillo y de hambre, hasta que perezcan del todo. 44.28
Y los que escaparen del cuchillo, volverán de tierra de Egipto á tierra
de Judá, pocos hombres; sabrán pues todas las reliquias de Judá, que
han entrado en Egipto á morar allí la palabra de quién ha de
permanecer, si la mía, ó la suya. 44.29
Y esto tendréis por señal, dice Jehová, de que en este lugar os visito,
para que sepáis que de cierto permanecerán mis palabras para mal sobre
vosotros. 44.30 Así
ha dicho Jehová: He aquí que yo entrego á Farón Hophra rey de Egipto en
mano de sus enemigos, y en mano de los que buscan su alma, como
entregué á Sedechîas rey de Judá en mano de Nabucodonosor rey de
Babilonia, su enemigo, y que buscaba su alma. ▲45.1
PALABRA que habló Jeremías profeta á Baruch hijo de Nerías, cuando
escribía en el libro estas palabras de boca de Jeremías, el año cuarto
de Joacim hijo de Josías, rey de Judá, diciendo: 45.2 Así ha
dicho Jehová Dios de Israel, á ti, oh Baruch: 45.3
Tú dijiste: ¡Ay de mí ahora! porque me ha añadido Jehová tristeza sobre
mi dolor; trabajé en mi gemido, y no he hallado descanso. 45.4
Así le has de decir: Así ha dicho Jehová: He aquí que yo destruyo los
que edifiqué, y arranco los que planté, y toda esta tierra. 45.5
¿Y tú buscas para ti grandezas? No busques; porque he aquí que yo
traigo mal sobre toda carne, ha dicho Jehová, y á ti te daré tu vida
por despojo en todos los lugares adonde fueres. ▲46.1 PALABRA de Jehová que fué á
Jeremías profeta, contra las gentes. 46.2
En orden á Egipto: contra el ejército de Faraón Nechâo rey de Egipto,
que estaba cerca del río Eufrates en Carchêmis, al cual hirió
Nabucodonosor rey de Babilonia el año cuarto de Joacim hijo de Josías,
rey de Judá. 46.3
Aparejad escudo y pavés, y venid á la guerra. 46.4 Uncid
caballos, y subid, vosotros los caballeros, y poneos con capacetes;
limpiad las lanzas, vestíos de lorigas. 46.5
¿Por qué los vi medrosos, tornando atrás? y sus valientes fueron
deshechos, y huyeron á más huir sin volver á mirar atrás: miedo de
todas partes, dice Jehová. 46.6 No
huya el ligero, ni el valiente escape; al aquilón junto á la ribera del
Eufrates tropezaron y cayeron. 46.7 ¿Quién
es éste que como río sube, y cuyas aguas se mueven como ríos? 46.8
Egipto como río se hincha, y las aguas se mueven como ríos, y dijo:
Subiré, cubriré la tierra, destruiré la ciudad y los que en ella moran. 46.9
Subid, caballos, y alborotaos, carros; y salgan los valientes: los de
Cus y los de Phut que toman escudo, y los de Lut que toman y entesan
arco. 46.10 Mas
ese
día será á Jehová Dios de los ejércitos día de venganza, para vengarse
de sus enemigos: y la espada devorará y se hartará, y se embriagará de
la sangre de ellos: porque matanza será á Jehová, Dios de los
ejércitos, en tierra del aquilón junto al río Eufrates. 46.11 Sube
á Galaad, y toma bálsamo, virgen hija de Egipto: por demás
multiplicarás medicinas; no hay cura para ti. 46.12 Las
gentes oyeron tu afrenta, y tu clamor hinchió la tierra: porque fuerte
se encontró con fuerte, y cayeron ambos juntos. 46.13
Palabra que habló Jehová á Jeremías profeta acerca de la venida de
Nabucodonosor, rey de Babilonia, para herir la tierra de Egipto: 46.14
Denunciad en Egipto, y haced saber en Migdol: haced saber también en
Noph y en Taphnes; decid: Para, y apercíbete; porque espada ha de
devorar tu comarca. 46.15 ¿Por
qué ha sido derribado tu fuerte? no se pudo tener, porque Jehová lo
rempujó. 46.16
Multiplicó los caídos, y cada uno cayó sobre su compañero, y dijeron:
Levántate y volvámonos á nuestro pueblo, y á la tierra de nuestro
nacimiento, de delante de la espada vencedora. 46.17 Allí
gritaron: Faraón rey de Egipto, rey de revuelta: dejó pasar el tiempo
señalado. 46.18
Vivo yo, dice el Rey, cuyo nombre es Jehová de los ejércitos, que como
Tabor entre los montes, y como Carmelo en la mar, así vendrá. 46.19 Hazte
vasos de transmigración, moradora hija de Egipto; porque Noph será por
yermo, y será asolada hasta no quedar morador. 46.20
Becerra hermosa Egipto; mas viene destrucción, del aquilón viene. 46.21
Sus soldados también en medio de ella como engordados becerros: que
también ellos se volvieron huyeron todos sin pararse: porque vino sobre
ellos el día de su quebrantamiento, el tiempo de su visitación. 46.22 Su
voz saldrá como de serpiente; porque con ejército vendrán, y con hachas
vienen á ella como cortadores de leña. 46.23
Cortaron su bosque, dice Jehová, porque no podrán ser contados; porque
serán más que langostas, ni tendrán número. 46.24
Avergonzóse la hija de Egipto; entregada será en mano del pueblo del
aquilón. 46.25
Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, ha dicho: He aquí que yo
visito el pueblo de Amón de No, y á Faraón y á Egipto, y á sus dioses y
á sus reyes; así á Faraón como á los que en él confían. 46.26
Y entregarélos en mano de los que buscan su alma, y en mano de
Nabucodonosor rey de Babilonia, y en mano de sus siervos: mas después
será habitada como en los días pasados, dice Jehová. 46.27
Y tú no temas, siervo mío Jacob, y no desmayes, Israel; porque he aquí
que yo te salvo de lejos, y á tu simiente de la tierra de su
cautividad. Y volverá Jacob, y descansará y será prosperado, y no habrá
quien lo espante. 46.28
Tú, siervo mío Jacob, no temas, dice Jehová; porque yo soy contigo:
porque haré consumación en todas las gentes á las cuales te habré
echado; mas en ti no haré consumación, sino que te castigaré con
juicio, y no te talaré del todo. ▲47.1 PALABRA de Jehová que fué á
Jeremías profeta acerca de los Palestinos, antes que Faraón hiriese á
Gaza. 47.2
Así ha dicho Jehová: He aquí que suben aguas del aquilón, y tornaranse
en torrente, é inundarán la tierra y su plenitud, ciudades y moradores
de ellas; y los hombres clamarán, y aullará todo morador de la tierra. 47.3
Por el sonido de las uñas de sus fuertes, por el alboroto de sus
carros, por el estruendo de sus ruedas, los padres no miraron á los
hijos por la flaqueza de las manos; 47.4
A causa del día que viene para destrucción de todos los Palestinos,
para talar á Tiro, y á Sidón, á todo ayudador que quedó vivo: porque
Jehová destruirá á los Palestinos, al resto de la isla de Caphtor. 47.5 Sobre
Gaza vino mesadura, Ascalón fué cortada, y el resto de su valle: ¿hasta
cuándo te arañarás? 47.6 Oh
espada de Jehová, ¿hasta cuándo no reposarás? Métete en tu vaina,
reposa y sosiega. 47.7 ¿Cómo
reposarás? pues que Jehová lo ha enviado contra Ascalón, y á la ribera
de la mar, allí lo puso. ▲48.1
ACERCA de Moab. Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel:
¡Ay de Nebo! que fué destruída, fué avergonzada; Chîriathaim fué
tomada; fué confusa Misgab, y desmayó. 48.2
No se alabará ya más Moab; contra Hesbón maquinaron mal, diciendo:
Venid, y quitémosla de entre las gentes. También tú, Madmén, serás
cortada, espada irá tras ti. 48.3 ¡Voz
de clamor de Horonaim, destrucción y gran quebrantamiento! 48.4 Moab
fué quebrantada; hicieron que se oyese el clamor de sus pequeños. 48.5
Porque á la subida de Luhith con lloro subirá el que llora; porque á la
bajada de Horonaim los enemigos oyeron clamor de quebranto. 48.6 Huid,
salvad vuestra vida, y sed como retama en el desierto. 48.7
Pues por cuanto confiaste en tus haciendas, en tus tesoros, tú también
serás tomada: y Chêmos saldrá en cautiverio, los sacerdotes y sus
príncipes juntamente. 48.8
Y vendrá destruidor á cada una de las ciudades, y ninguna ciudad
escapará: arruinaráse también el valle, y será destruída la campiña,
como ha dicho Jehová. 48.9 Dad
alas á Moab, para que volando se vaya; pues serán desiertas sus
ciudades hasta no quedar en ellas morador. 48.10
Maldito el que hiciere engañosamente la obra de Jehová, y maldito el
que detuviere su cuchillo de la sangre. 48.11
Quieto estuvo Moab desde su mocedad, y sobre sus heces ha estado él
reposado, y no fué trasegado de vaso en vaso, ni nunca fué en
cautiverio: por tanto quedó su sabor en él, y su olor no se ha trocado. 48.12
Por eso, he aquí que vienen días, ha dicho Jehová, en que yo le enviaré
trasportadores que lo harán trasportar; y vaciarán sus vasos, y
romperán sus odres. 48.13 Y
avergonzaráse Moab de Chêmos, á la manera que la casa de Israel se
avergonzó de Beth-el, su confianza. 48.14 ¿Cómo
diréis: Somos valientes, y robustos hombres para la guerra? 48.15
Destruído fué Moab, y sus ciudades asoló, y sus escogidos mancebos
descendieron al degolladero, ha dicho el Rey, cuyo nombre es Jehová de
los ejércitos. 48.16
Cercano está el quebrantamiento de Moab para venir, y su mal se
apresura mucho. 48.17
Compadeceos de él todos los que estáis alrededor suyo; y todos los que
sabéis su nombre, decid: ¿Cómo se quebró la vara de fortaleza, el
báculo de hermosura? 48.18
Desciende de la gloria, siéntate en seco, moradora hija de Dibón;
porque el destruidor de Moab subió contra ti, disipó tus fortalezas. 48.19
Párate en el camino, y mira, oh moradora de Aroer: pregunta á la que va
huyendo, y á la que escapó; dile: ¿Qué ha acontecido? 48.20
Avergonzóse Moab, porque fué quebrantado: aullad y clamad: denunciad en
Arnón que Moab es destruído. 48.21 Y que
vino juicio sobre la tierra de la campiña; sobre Holón, y sobre Jahzah,
y sobre Mephaath, 48.22 Y
sobre Dibón, y sobre Nebo, y sobre Beth-diblathaim, 48.23 Y
sobre Chîriathaim, y sobre Beth-gamul, y sobre Beth-meon, 48.24 Y
sobre Chêrioth, y sobre Bosra, y sobre todas las ciudades de tierra de
Moab, las de lejos y las de cerca. 48.25
Cortado es el cuerno de Moab, y su brazo quebrantado, dice Jehová. 48.26
Embriagadlo, porque contra Jehová se engrandeció; y revuélquese Moab
sobre su vómito, y sea también él por escarnio. 48.27 ¿Y no
te fué á ti Israel por escarnio, como si lo tomaran entre ladrones?
porque desde que de él hablaste, tú te has movido. 48.28
Desamparad las ciudades, y habitad en peñascos, oh moradores de Moab; y
sed como la paloma que hace nido detrás de la boca de la caverna. 48.29 Oído
hemos la soberbia de Moab, que es muy soberbio: su hinchazón y su
orgullo, y su altivez y la altanería de su corazón. 48.30 Yo
conozco, dice Jehová, su cólera; mas no tendrá efecto: sus mentiras no
han de aprovechar le. 48.31 Por
tanto yo aullaré sobre Moab, y sobre todo Moab haré clamor, y sobre los
hombres de Kir-heres gemiré. 48.32
Con lloro de Jazer lloraré por ti, oh vid de Sibma: tus sarmientos
pasaron la mar, llegaron hasta la mar de Jazer: sobre tu agosto y sobre
tu vendimia vino destruidor. 48.33
Y será cortada la alegría y el regocijo de los campos labrados, y de la
tierra de Moab: y haré cesar el vino de los lagares: no pisarán con
canción; la canción no será canción. 48.34
El clamor, desde Hesbón hasta Eleale; hasta Jaaz dieron su voz: desde
Zoar hasta Horonaim, becerra de tres años: porque también las aguas de
Nimrin serán destruídas. 48.35 Y
haré cesar de Moab, dice Jehová, quien sacrifique en altar, y quien
ofrezca sahumerio á sus dioses. 48.36
Por tanto, mi corazón resonará como flautas por causa de Moab, asimismo
resonará mi corazón á modo de flautas por los hombres de Kir-heres:
porque perecieron las riquezas que había hecho. 48.37
Porque en toda cabeza habrá calva, y toda barba será raída; sobre todas
manos rasguños, y sacos sobre todos los lomos. 48.38
Sobre todas las techumbres de Moab y en sus calles, todo él será
llanto; porque yo quebranté á Moab como á vaso que no agrada, dice
Jehová. 48.39
Aullad:
¡Cómo ha sido quebrantado! ¡cómo volvió la cerviz Moab, y fué
avergonzado! Y fué Moab en escarnio y en espanto á todos los que están
en sus alrededores. 48.40
Porque así ha dicho Jehová: He aquí que como águila volará, y extenderá
sus alas á Moab. 48.41
Tomadas son las ciudades, y tomadas son las fortalezas; y será aquel
día el corazón de los valientes de Moab como el corazón de mujer en
angustias. 48.42 Y
Moab será destruído para dejar de ser pueblo: porque se engrandeció
contra Jehová. 48.43 Miedo
y hoyo y lazo sobre ti, oh morador de Moab, dice Jehová. 48.44
El que huyere del miedo, caerá en el hoyo; y el que saliere del hoyo,
será preso del lazo: porque yo traeré sobre él, sobre Moab, año de su
visitación, dice Jehová. 48.45
A la sombra de Hesbón se pararon los que huían de la fuerza; mas salió
fuego de Hesbón, y llama de en medio de Sihón, y quemó el rincón de
Moab, y la mollera de los hijos revoltosos. 48.46 ¡Ay
de ti, Moab! pereció el pueblo de Chêmos: porque tus hijos fueron
presos para cautividad, y tus hijas para cautiverio. 48.47
Empero haré tornar el cautiverio de Moab en lo postrero de los tiempos,
dice Jehová. Hasta aquí es el juicio de Moab. ▲49.1
DE los hijos de Ammón. Así ha dicho Jehová: ¿No tiene hijos Israel? ¿No
tiene heredero? ¿Por qué tomó como por heredad el rey de ellos á Gad, y
su pueblo habitó en sus ciudades? 49.2
Por tanto, he aquí vienen días, ha dicho Jehová, en que haré oir en
Rabba de los hijos de Ammón clamor de guerra; y será puesta en montón
de asolamiento, y sus ciudades serán puestas á fuego, é Israel tomará
por heredad á los que los tomaron á ellos, ha dicho Jehová. 49.3
Aulla, oh Hesbón, porque destruída es Hai; clamad, hijas de Rabba,
vestíos de sacos, endechad, y rodead por los vallados, porque el rey de
ellos fué en cautiverio, sus sacerdotes y sus príncipes juntamente. 49.4
¿Por qué te glorías de los valles? Tu valle se deshizo, oh hija
contumaz, la que confía en sus tesoros, la que dice: ¿Quién vendrá
contra mí? 49.5 He
aquí yo traigo sobre ti espanto, dice el Señor Jehová de los ejércitos,
de todos tus alrededores; y seréis lanzados cada uno en derechura de su
rostro, y no habrá quien recoja al errante. 49.6 Y
después de esto haré tornar la cautividad de los hijos de Ammón, dice
Jehová. 49.7
De Edom. Así ha dicho Jehová de los ejércitos: ¿No hay más sabiduría en
Temán? ¿ha perecido el consejo en los sabios? ¿corrompióse su sabiduría? 49.8
Huid, volveos, escondeos en simas para estar, oh moradores de Dedán;
porque el quebrantamiento de Esaú traeré sobre él, al tiempo que lo
tengo de visitar. 49.9 Si
vendimiadores vinieran contra ti, ¿no dejarán rebuscos? Si ladrones de
noche, tomarán lo que hubieren menester. 49.10
Mas yo desnudaré á Esaú, descubriré sus escondrijos, y no podrá
esconderse: será destruída su simiente, y sus hermanos, y sus vecinos;
y no será. 49.11 Deja
tus huérfanos, yo los criaré; y en mí se confiarán tus viudas. 49.12
Porque así ha dicho Jehová: He aquí que los que no estaban condenados á
beber del cáliz, beberán ciertamente; ¿y serás tú absuelto del todo? No
serás absuelto, sino que de cierto beberás. 49.13
Porque por mí he jurado, dice Jehová, que en asolamiento, en oprobio,
en soledad, y en maldición, será Bosra; y todas su ciudades serán en
asolamientos perpetuos. 49.14
La fama oí, que de Jehová había sido enviado mensajero á las gentes,
diciendo: Juntaos, y venid contra ella, y levantaos á la batalla. 49.15
Porque he aquí que pequeño te he puesto entre las gentes, menospreciado
entre los hombres. 49.16
Tu arrogancia te engañó, y la soberbia de tu corazón, tú que habitas en
cavernas de peñas, que tienes la altura del monte: aunque alces como
águila tu nido, de allí te haré descender, dice Jehová. 49.17 Y
será Edom en asolamiento: todo aquel que pasare por ella se espantará,
y silbará sobre todas sus plagas. 49.18
Como el trastornamiento de Sodoma y de Gomorra, y de sus ciudades
vecinas, dice Jehová, no morará allí nadie, ni la habitará hijo de
hombre. 49.19 He
aquí
que como león subirá de la hinchazón del Jordán contra la bella y
robusta; porque muy pronto harélo correr de sobre ella, y al que fuere
escogido la encargaré; porque ¿quién es semejante á mí? ¿y quién me
emplazará? ¿y quién será aquel pastor que me podrá resistir? 49.20
Por tanto, oíd el consejo de Jehová, que ha acordado sobre Edom; y sus
pensamientos, que ha resuelto sobre los moradores de Temán. Ciertamente
los más pequeños del hato los arrastrarán, y destruirán sus moradas con
ellos. 49.21 Del
estruendo de la caída de ellos la tierra tembló, y el grito de su voz
se oyó en el mar Bermejo. 49.22
He aquí que como águila subirá y volará, y extenderá sus alas sobre
Bosra: y el corazón de los valientes de Edom será en aquel día como el
corazón de mujer en angustias. 49.23
Acerca de Damasco. Confundióse Hamath, y Arphad, porque oyeron malas
nuevas: derritiéronse en aguas de desmayo, no pueden sosegarse. 49.24
Desmayóse Damasco, volvióse para huir, y tomóle temblor: angustia y
dolores le tomaron, como de mujer que está de parto. 49.25 ¡Cómo
dejaron á la ciudad de alabanza, ciudad de mi gozo! 49.26
Por tanto, sus mancebos caerán en sus plazas, y todos los hombres de
guerra morirán en aquel día, ha dicho Jehová de los ejércitos. 49.27 Y
haré encender fuego en el muro de Damasco, y consumirá las casas de
Ben-hadad. 49.28
De Cedar y de los reinos de Hasor, los cuales hirió Nabucodonosor rey
de Babilonia. Así ha dicho Jehová: Levantaos, subid contra Cedar, y
destruid los hijos de oriente. 49.29
Sus tiendas y su ganados tomarán: sus cortinas, y todos sus vasos, y
sus camellos, tomarán para sí; y llamarán contra ellos miedo alrededor. 49.30
Huid, trasponeos muy lejos, meteos en simas para estar, oh moradores de
Hasor, dice Jehová; porque tomó consejo contra vosotros Nabucodonosor
rey de Babilonia, y contra vosotros ha formado designio. 49.31
Levantaos, subid á gente pacífica, que vive confiadamente, dice Jehová,
que ni tienen puertas ni cerrojos, que viven solitarios. 49.32
Y serán sus camellos por presa, y la multitud de sus ganados por
despojo; y esparcirélos por todos vientos, echados hasta el postrer
rincón; y de todos sus lados les traeré su ruina, dice Jehová. 49.33 Y
Hasor será morada de chacales, soledad para siempre: ninguno morará
allí, ni la habitará hijo de hombre. 49.34
Palabra de Jehová que fué á Jeremías profeta acerca de Elam, en el
principio del reinado de Sedechîas rey de Judá, diciendo: 49.35 Así
ha dicho Jehová de los ejércitos: He aquí que yo quiebro el arco de
Elam, principio de su fortaleza. 49.36
Y traeré sobre Elam los cuatro vientos de los cuatro puntos del cielo,
y aventarélos á todos estos vientos; ni habrá gente adonde no vengan
extranjeros de Elam. 49.37
Y haré que Elam se intimide delante de sus enemigos, y delante de los
que buscan su alma; y traeré sobre ellos mal, y el furor de mi enojo,
dice Jehová; y enviaré en pos de ellos espada hasta que los acabe. 49.38 Y
pondré mi silla en Elam, y destruiré de allí rey y príncipe, dice
Jehová. 49.39 Mas
acontecerá en lo postrero de los días, que haré tornar la cautividad de
Elam, dice Jehová. ▲50.1 PALABRA que habló Jehová
contra Babilonia, contra la tierra de los Caldeos, por mano de Jeremías
profeta. 50.2
Denunciad en las gentes, y haced saber; levantad también bandera:
publicad, y no encubráis: decid: Tomada es Babilonia, Bel es
confundido, deshecho es Merodach; confundidas son sus esculturas,
quebrados son sus ídolos. 50.3
Porque subió contra ella gente del aquilón, la cual pondrá su tierra en
asolamiento, y no habrá ni hombre ni animal que en ella more:
moviéronse, se fueron. 50.4
En aquellos días y en aquel tiempo, dice Jehová, vendrán los hijos de
Israel, ellos y los hijos de Judá juntamente; é irán andando y
llorando, y buscarán á Jehová su Dios. 50.5
Preguntarán por el camino de Sión, hacia donde volverán sus rostros,
diciendo: Venid, y juntaos á Jehová con pacto eterno, que jamás se
ponga en olvido. 50.6
Ovejas perdidas fueron mi pueblo: sus pastores las hicieron errar, por
los montes las descarriaron: anduvieron de monte en collado,
olvidáronse de sus majadas. 50.7
Todos los que los hallaban, los comían; y decían sus enemigos: No
pecaremos, porque ellos pecaron á Jehová morada de justicia, á Jehová,
esperanza de sus padres. 50.8 Huid
de en medio de Babilonia, y salid de la tierra de los Caldeos, y sed
como los mansos delante del ganado. 50.9
Porque he aquí que yo suscito y hago subir contra Babilonia reunión de
grandes pueblos de la tierra del aquilón; y desde allí se aparejarán
contra ella, y será tomada: sus flechas como de valiente diestro, que
no se tornará en vano. 50.10 Y la
Caldea será para presa: todos los que la saquearen, saldrán hartos,
dice Jehová. 50.11
Porque os alegrasteis, porque os gozasteis destruyendo mi heredad,
porque os henchisteis como becerra de renuevos, y relinchasteis como
caballos; 50.12
Vuestra madre se avergonzó mucho, afrentóse la que os engendró; he aquí
será la postrera de las gentes: desierto, sequedad, y páramo. 50.13
Por la ira de Jehová no será habitada, sino que asolada será toda ella;
todo hombre que pasare por Babilonia se asombrará, y silbará sobre
todas sus plagas. 50.14
Apercibíos contra Babilonia alrededor, todos los que entesáis arco;
tirad contra ella, no escatiméis las saetas: porque pecó contra Jehová. 50.15
Gritad contra ella en derredor; dió su mano; caído han sus fundamentos,
derribados son sus muros; porque venganza es de Jehová. Tomad venganza
de ella; haced con ella como ella hizo. 50.16
Talad de Babilonia sembrador, y el que tiene hoz en tiempo de la siega:
delante de la espada opresora cada uno volverá el rostro hacia su
pueblo, cada uno huirá hacia su tierra. 50.17
Ganado descarriado es Israel; leones lo amontonaron: el rey de Asiria
lo devoró el primero; este Nabucodonosor rey de Babilonia lo deshuesó
el postrero. 50.18
Por tanto, así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: He
aquí que yo visito al rey de Babilonia y á su tierra como visité al rey
de Asiria. 50.19 Y
volveré á traer á Israel á su morada, y pacerá en el Carmelo y en
Basán; y en el monte de Ephraim y de Galaad se hartará su alma. 50.20
En aquellos días y en aquel tiempo, dice Jehová, la maldad de Israel
será buscada, y no parecerá; y los pecados de Judá, y no se hallarán:
porque perdonaré á los que yo hubiere dejado. 50.21
Sube contra la tierra de Merathaim, contra ella, y contra los moradores
de Pekod: destruye y mata en pos de ellos, dice Jehová, y haz conforme
á todo lo que yo te he mandado. 50.22
Estruendo de guerra en la tierra, y quebrantamiento grande. 50.23 ¡Cómo
fué cortado y quebrado el martillo de toda la tierra! ¡cómo se tornó
Babilonia en desierto entre las gentes! 50.24
Púsete lazos, y aun fuiste tomada, oh Babilonia, y tú no lo supiste:
fuiste hallada, y aun presa, porque provocaste á Jehová. 50.25
Abrió Jehová tu tesoro, y sacó los vasos de su furor: porque esta es
obra de Jehová, Dios de los ejércitos, en la tierra de los Caldeos. 50.26 Venid
contra ella desde el cabo de la tierra: abrid sus almacenes: hacedla
montones, y destruidla: no le queden reliquias. 50.27 Matad
todos sus novillos; vayan al matadero: ¡ay de ellos! que venido es su
día, el tiempo de su visitación. 50.28
Voz de los que huyen y escapan de la tierra de Babilonia, para dar las
nuevas en Sión de la venganza de Jehová nuestro Dios, de la venganza de
su templo. 50.29
Haced juntar sobre Babilonia flecheros, á todos los que entesan arco;
asentad campo sobre ella alrededor; no escape de ella ninguno: pagadle
según su obra; conforme á todo lo que ella hizo, haced con ella: porque
contra Jehová se ensoberbeció, contra el Santo de Israel. 50.30 Por
tanto sus mancebos caerán es sus plazas, y todos su hombres de guerra
serán talados en aquel día, dice Jehová. 50.31
He aquí yo contra ti, oh soberbio, dice el Señor Jehová de los
ejércitos: porque tu día es venido, el tiempo en que te visitaré. 50.32
Y el soberbio tropezará y caerá, y no tendrá quien lo levante: y
encenderé fuego en sus ciudades, y quemaré todos sus alrededores. 50.33
Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Oprimidos fueron los hijos de
Israel y los hijos de Judá juntamente: y todos los que los tomaron
cautivos, se los retuvieron; no los quisieron soltar. 50.34
El redentor de ellos es el Fuerte; Jehová de los ejércitos es su
nombre: de cierto abogará la causa de ellos, para hacer quietar la
tierra, y turbar los moradores de Babilonia. 50.35
Cuchillo sobre los Caldeos, dice Jehová, y sobre los moradores de
Babilonia, y sobre sus príncipes, y sobre sus sabios. 50.36
Cuchillo sobre los adivinos, y se atontarán; cuchillo sobre sus
valientes, y serán quebrantados. 50.37
Cuchillo sobre sus caballos, y sobre sus carros, y sobre todo el vulgo
que está en medio de ella, y serán como mujeres: cuchillo sobre sus
tesoros, y serán saqueados. 50.38
Sequedad sobre sus aguas, y secaránse: porque tierra es de esculturas,
y en ídolos enloquecen. 50.39
Por tanto, allí morarán bestias monteses con lobos, morarán también en
ella pollos de avestruz: y no más será poblada para siempre, ni se
habitará de generación en generación. 50.40
Como en el trastornamiento de Dios á Sodoma y á Gomorra y á sus
ciudades vecinas, dice Jehová, no morará allí hombre, ni hijo de hombre
la habitará. 50.41 He
aquí viene un pueblo del aquilón; y una nación grande, y muchos reyes
se levantarán de los lados de la tierra. 50.42
Arco y lanza manejarán; serán crueles, y no tendrán compasión; su voz
sonará como la mar, y montarán sobre caballos: apercibirse han como
hombre á la pelea, contra ti, oh hija de Babilonia. 50.43 Oyó
su fama el rey de Babilonia, y sus manos se descoyuntaron: angustia le
tomó, dolor como de mujer de parto. 50.44
He aquí que como león subirá de la hinchazón del Jordán á la morada
fuerte: porque muy pronto le haré correr de sobre ella, y al que fuere
escogido la encargaré: porque ¿quién es semejante á mí? ¿y quién me
emplazará? ¿ó quién será aquel pastor que me podrá resistir? 50.45
Por tanto, oid el consejo de Jehová, que ha acordado sobre Babilonia, y
sus pensamientos que ha formado sobre la tierra de los Caldeos:
Ciertamente los más pequeños del hato los arrastrarán, y destruirán sus
moradas con ellos. 50.46 Del
grito de la toma de Babilonia la tierra tembló, y el clamor se oyó
entre las gentes. ▲51.1
ASI ha dicho Jehová: He aquí que yo levanto sobre Babilonia, y sobre
sus moradores que se levantan contra mí, un viento destruidor. 51.2
Y enviaré á Babilonia aventadores que la avienten, y vaciarán su
tierra; porque serán contra ella de todas partes en el día del mal. 51.3
Diré al flechero que entesa su arco, y al que se pone orgulloso con su
loriga: No perdonéis á sus mancebos, destruid todo su ejército. 51.4 Y
caerán muertos en la tierra de los Caldeos, y alanceados en sus calles. 51.5
Porque Israel y Judá no han enviudado de su Dios, Jehová de los
ejércitos, aunque su tierra fué llena de pecado contra el Santo de
Israel. 51.6 Huid
de
en medio de Babilonia, y librad cada uno su alma, porque no perezcáis á
causa de su maldad: porque el tiempo es de venganza de Jehová; darále
su pago. 51.7 Vaso
de
oro fué Babilonia en la mano de Jehová, que embriaga toda la tierra: de
su vino bebieron las gentes; aturdiéronse por tanto las naciones. 51.8 En un
momento cayó Babilonia, y despedazóse: aullad sobre ella; tomad bálsamo
para su dolor, quizá sanará. 51.9
Curamos á Babilonia, y no ha sanado: dejadla, y vámonos cada uno á su
tierra; porque llegado ha hasta el cielo su juicio, y alzádose hasta
las nubes. 51.10
Jehová sacó á luz nuestras justicias: venid, y contemos en Sión la obra
de Jehová nuestro Dios. 51.11
Limpiad las saetas, embrazad los escudos: despertado ha Jehová el
espíritu de los reyes de Media; porque contra Babilonia es su
pensamiento para destruirla; porque venganza es de Jehová, venganza de
su templo. 51.12
Levantad bandera sobre los muros de Babilonia, reforzad la guardia,
poned centinelas, disponed celadas; porque deliberó Jehová, y aun
pondrá en efecto lo que ha dicho sobre los moradores de Babilonia. 51.13 La
que moras entre muchas aguas, rica en tesoros, venido ha tu fin, la
medida de tu codicia. 51.14
Jehová de los ejércitos juró por su vida, diciendo: Yo te llenaré de
hombres como de langostas, y levantarán contra ti gritería. 51.15 El es
el que hizo la tierra con su fortaleza, el que afirmó el mundo con su
sabiduría, y extendió los cielos con inteligencia; 51.16
El que da con su voz muchedumbre de aguas del cielo, y hace subir las
nubes de lo postrero de la tierra; él hace relámpagos con la lluvia, y
saca el viento de sus tesoros. 51.17
Todo hombre se ha infatuado y es sin ciencia: avergüénzase todo
artífice de la escultura, porque mentira es su vaciadizo, que no tiene
espíritu. 51.18
Vanidad son, obra de irrisiones; en el tiempo de su visitación
perecerán. 51.19
No es como ellos la parte de Jacob: porque él es el Formador de todo; é
Israel es la vara de su heredad: Jehová de los ejércitos es su nombre. 51.20
Martillo me sois, y armas de guerra; y por medio de ti quebrantaré
gentes, y por medio de ti desharé reinos; 51.21 Y por
tu medio quebrantaré caballos y sus cabalgadores, y por medio de ti
quebrantaré carros y los que en ellos suben; 51.22
Asimismo por tu medio quebrantaré hombres y mujeres, y por medio de ti
quebrantaré viejos y mozos, y por tu medio quebrantaré mancebos y
vírgenes: 51.23
También quebrantaré por medio de ti al pastor y á su manada:
quebrantaré por tu medio á labradores y sus yuntas; y duques y
príncipes quebrantaré por medio de ti. 51.24
Y pagaré á Babilonia y á todos los moradores de Caldea, todo el mal de
ellos que hicieron en Sión delante de vuestros ojos, dice Jehová. 51.25
He aquí yo contra ti, oh monte destruidor, dice Jehová, que destruiste
toda la tierra; y extenderé mi mano sobre ti, y te haré rodar de las
peñas, y te tornaré monte quemado. 51.26 Y
nadie tomará de ti piedra para esquina, ni piedra para cimiento; porque
perpetuos asolamientos serás, ha dicho Jehová. 51.27
Alzad bandera en la tierra, tocad trompeta en las naciones, apercibid
gentes contra ella; juntad contra ella los reinos de Ararat, de Minni,
y de Aschênaz; señalad contra ella capitán, haced subir caballos como
langostas erizadas. 51.28
Apercibid contra ella gentes; á reyes de Media, á sus capitanes, y á
todos sus príncipes, y á toda la tierra de su señorío. 51.29
Y temblará la tierra, y afligiráse; porque confirmado es contra
Babilonia todo el pensamiento de Jehová, para poner la tierra de
Babilonia en soledad, y que no haya morador. 51.30
Los valientes de Babilonia dejaron de pelear, estuviéronse en sus
fuertes: faltóles su fortaleza, tornáronse como mujeres: encendiéronse
sus casas, quebráronse sus cerrojos. 51.31
Correo se encontrará con correo, mensajero se encontrará con mensajero,
para noticiar al rey de Babilonia que su ciudad es tomada por todas
partes: 51.32 Y los
vados fueron tomados, y los carrizos fueron quemados á fuego, y
consternáronse los hombres de guerra. 51.33
Porque así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: La hija de
Babilonia es como parva; tiempo es ya de trillarla: de aquí á poco le
vendrá el tiempo de la siega. 51.34
Comióme, desmenuzóme Nabucodonosor rey de Babilonia; paróme como vaso
vacío, tragóme como dragón, hinchió su vientre de mis delicadezas, y
echóme. 51.35 Sobre
Babilonia la violencia contra mí y mi carne, dirá la moradora de Sión;
y mi sangre sobre los moradores de Caldea, dirá Jerusalem. 51.36
Por tanto, así ha dicho Jehová: He aquí que yo juzgo tu causa y haré tu
venganza; y secaré su mar, y haré que quede seca su corriente. 51.37 Y
será Babilonia para montones, morada de chacales, espanto y silbo, sin
morador. 51.38 A una
rugirán como leones; como cachorros de leones bramarán. 51.39
En su calor les pondré sus banquetes; y haréles que se embriaguen, para
que se alegren, y duerman eterno sueño, y no despierten, dice Jehová. 51.40
Hacerlos he traer como corderos al matadero, como carneros con cabritos. 51.41 ¡Cómo
fué presa Sesach, y fué tomada la que era alabada por toda la tierra!
¡Cómo fué Babilonia por espanto entre las gentes! 51.42 Subió
la mar sobre Babilonia; de la multitud de sus ondas fué cubierta. 51.43
Sus ciudades fueron asoladas, la tierra seca y desierta, tierra que no
morará en ella nadie, ni pasará por ella hijo de hombre. 51.44
Y visitaré á Bel en Babilonia, y sacaré de su boca lo que ha tragado: y
no vendrán más á él gentes; y el muro de Babilonia caerá. 51.45 Salid
de en medio de ella, pueblo mío, y salvad cada uno su vida de la ira
del furor de Jehová. 51.46
Y porque no desmaye vuestro corazón, y temáis á causa de la fama que se
oirá por la tierra, en un año vendrá la fama, y después en otro año el
rumor, y la violencia en la tierra, y el enseñoreador sobre el que
enseñorea. 51.47 Por
tanto, he aquí vienen días que yo visitaré las esculturas de Babilonia,
y toda su tierra será avergonzada, y todos sus muertos caerán en medio
de ella. 51.48 Y los
cielos y la tierra, y todo lo que está en ellos, darán alabanzas sobre
Babilonia: porque del aquilón vendrán sobre ella destruidores, dice
Jehová. 51.49 Pues
que Babilonia fué causa que cayesen muertos de Israel, también de
Babilonia caerán muertos de toda la tierra. 51.50 Los
que escapasteis del cuchillo, andad, no os detengais; acordaos por
muchos días de Jehová, y acordaos de Jerusalem. 51.51
Estamos avergonzados, porque oímos la afrenta: confusión cubrió
nuestros rostros, porque vinieron extranjeros contra los santuarios de
la casa de Jehová. 51.52 Por
tanto, he aquí vienen días, dice Jehová, que yo visitaré sus
esculturas, y en toda su tierra gemirán los heridos. 51.53 Si
subiese Babilonia al cielo, y si fortaleciere en lo alto su fuerza, de
mí vendrán á ella destruidores, dice Jehová. 51.54
¡Sonido de grito de Babilonia, y quebrantamiento grande de la tierra de
los Caldeos! 51.55
Porque Jehová destruye á Babilonia, y quitará de ella el mucho
estruendo; y bramarán sus ondas, como muchas aguas será el sonido de la
voz de ellos: 51.56
Porque vino destruidor contra ella, contra Babilonia, y sus valientes
fueron presos, el arco de ellos fué quebrado: porque Jehová, Dios de
retribuciones, dará la paga. 51.57
Y embriagaré sus príncipes y sus sabios, sus capitanes y sus nobles y
sus fuertes; y dormirán sueño eterno y no despertarán, dice el Rey,
cuyo nombre es Jehová de los ejércitos. 51.58
Así ha dicho Jehová de los ejércitos: El muro ancho de Babilonia será
derribado enteramente, y sus altas puertas serán quemadas á fuego; y en
vano trabajarán pueblos y gentes en el fuego, y se cansarán. 51.59
Palabra que envió Jeremías profeta á Seraías hijo de Nerías, hijo de
Maasías, cuando iba con Sedechîas rey de Judá á Babilonia, el cuarto
año de su reinado. Y era Seraías el principal camarero. 51.60
Escribió pues Jeremías en un libro todo el mal que había de venir sobre
Babilonia, todas las palabras que están escritas contra Babilonia. 51.61 Y
dijo Jeremías á Seraías: Cuando llegares á Babilonia, y vieres y
leyeres todas estas cosas, 51.62
Dirás: Oh Jehová, tú has dicho contra este lugar que lo habías de
talar, hasta no quedar en él morador, ni hombre ni animal, sino que
para siempre ha de ser asolado. 51.63 Y
será que cuando acabares de leer este libro, le atarás una piedra, y lo
echarás en medio del Eufrates: 51.64
Y dirás: Así será anegada Babilonia, y no se levantará del mal que yo
traigo sobre ella; y serán rendidos. Hasta aquí son las palabras de
Jeremías. ▲52.1
ERA Sedechîas de edad de veintiún años cuando comenzó á reinar, y reinó
once años en Jerusalem. Su madre se llamaba Hamutal, hija de Jeremías,
de Libna. 52.2 E hizo
lo malo en los ojos de Jehová, conforme á todo lo que hizo Joacim. 52.3
Y á causa de la ira de Jehová contra Jerusalem y Judá, fué el llegar á
echarlos de su presencia: y rebelóse Sedechîas contra el rey de
Babilonia. 52.4
Aconteció por tanto á los nueve años de su reinado, en el mes décimo, á
los diez días del mes, que vino Nabucodonosor rey de Babilonia, él y
todo su ejército, contra Jerusalem, y contra ella asentaron campo, y de
todas partes edificaron contra ella baluartes. 52.5 Y
estuvo cercada la ciudad hasta el undécimo año del rey Sedechîas. 52.6 En el
mes cuarto, á los nueve del mes, prevaleció el hambre en la ciudad,
hasta no haber pan para el pueblo de la tierra. 52.7
Y fué entrada la ciudad, y todos los hombres de guerra huyeron, y
saliéronse de la ciudad de noche por el camino de postigo de entre los
dos muros, que había cerca del jardín del rey, y fuéronse por el camino
del desierto, estando aún los Caldeos junto á la ciudad alrededor. 52.8
Y el ejército de los Caldeos siguió al rey, y alcanzaron á Sedechîas en
los llanos de Jericó; y esparcióse de él todo su ejército. 52.9
Entonces prendieron al rey, e hiciéronle venir al rey de Babilonia, á
Ribla en tierra de Hamath, donde pronunció contra él sentencia. 52.10
Y degolló el rey de Babilonia á los hijos de Sedechîas delante de sus
ojos, y también degolló á todos los príncipes de Judá en Ribla. 52.11
A Sedechîas empero sacó los ojos, y le aprisionó con grillos, é hízolo
el rey de Babilonia llevar á Babilonia; y púsolo en la casa de la
cárcel hasta el día en que murió. 52.12
Y en el mes quinto, á los diez del mes, que era el año diecinueve del
reinado de Nabucodonosor, rey de Babilonia, vino á Jerusalem
Nabuzaradán, capitán de la guardia, que solía estar delante del rey de
Babilonia. 52.13 Y
quemó la casa de Jehová, y la casa del rey, y todas las casas de
Jerusalem; y abrasó con fuego todo grande edificio. 52.14 Y
todo el ejército de los Caldeos, que venía con el capitán de la
guardia, destruyó todos los muros de Jerusalem en derredor. 52.15
E hizo trasportar Nabuzaradán, capitán de la guardia, los pobres del
pueblo, y toda la otra gente vulgar que en la ciudad habían quedado, y
los fugitivos que se habían huído al rey de Babilonia, y todo el resto
de la multitud vulgar. 52.16 Mas
de los pobres del país dejó Nabuzaradán, capitán de la guardia, para
viñadores y labradores. 52.17
Y los Caldeos quebraron las columnas de bronce que estaban en la casa
de Jehová, y las basas, y el mar de bronce que estaba en la casa de
Jehová, y llevaron todo el metal á Babilonia. 52.18
Lleváronse también los calderos, y los badiles, y los salterios, y las
bacías, y los cazos, y todos los vasos de metal con que se servían. 52.19
Y las copas, é incensarios, y tazones, y ollas, y candeleros, y
escudillas, y tazas: lo que de oro de oro, y lo que de plata de plata,
se llevó el capitán de la guardia. 52.20
Las dos columnas, un mar, y doce bueyes de bronce que estaban debajo de
las basas, que había hecho el rey Salomón en la casa de Jehová: no se
podía pesar el metal de todos estos vasos. 52.21
Cuanto á las columnas, la altura de la columna era de dieciocho codos,
y un hilo de doce codos la rodeaba: y su grueso era de cuatro dedos, y
hueca. 52.22 Y el
capitel de bronce que había sobre ella, era de altura de cinco codos,
con una red y granadas en el capitel alrededor, todo de bronce; y lo
mismo era lo de la segunda columna con sus granadas. 52.23 Había
noventa y seis granadas en cada orden: todas ellas eran ciento sobre la
red alrededor. 52.24
Tomó también el capitán de la guardia á Seraías principal sacerdote, y
á Sophonías segundo sacerdote, y tres guardas del atrio. 52.25
Y de la ciudad tomó un eunuco que era capitán sobre los hombres de
guerra, y siete hombres de los continuos del rey, que se hallaron en al
ciudad; y al principal secretario de la milicia, que revistaba el
pueblo de la tierra para la guerra; y sesenta hombres del vulgo del
país, que se hallaron dentro de la ciudad. 52.26
Tomólos pues Nabuzaradán, capitán de la guardia, y llevólos al rey de
Babilonia á Ribla. 52.27 Y el
rey de Babilonia los hirió, y los mató en Ribla en tierra de Hamath.
Así fué Judá trasportado de su tierra. 52.28 Este
es el pueblo que Nabucodonosor hizo trasportar: En el año séptimo, tres
mil veintitrés Judíos: 52.29 En el
año dieciocho hizo Nabudonosor, trasportar de Jerusalem ochocientas
treinta y dos personas: 52.30
El año veintitrés de Nabucodonosor, trasportó Nabuzaradán capitán de la
guardia, setecientas cuarenta y cinco personas de los Judíos: todas las
personas fueron cuatro mil seiscientas. 52.31
Y acaeció que en el año treinta y siete de la cautividad de Joachîn rey
de Judá, en el mes duodécimo, á los veinticinco del mes, Evil-merodach,
rey de Babilonia, en el año primero de su reinado, alzó la cabeza de
Joachîn rey de Judá y sacólo de la casa de la cárcel; 52.32 Y
habló con él amigablemente, é hizo poner su silla sobre las sillas de
los reyes que estaban con él en Babilonia. 52.33
Hízole mudar también los vestidos de su prisión, y comía pan delante de
él siempre todos los días de su vida. 52.34
Y continuamente se le daba ración por el rey de Babilonia, cada cosa en
su día por todos los de su vida, hasta el día de su muerte.